
Estos escribidores se plantean una pregunta no solo capciosa, sino también casposa. Capciosa ya que en sí misma es interesada pues lo que pretenden es no cuestionar el todo sino solo la parte, y es casposa por manida y casi putrefacta.
Los males presentes y futuros de la izquierda en España no se resuelven, ni tan siquiera se iniciaría su solución, con la desaparición de Zp. La escueta relación de supuestos pretendientes al trono de Ferraz, demuestra que la genética política e ideológica de los aspirantes es la misma que la que aun hoy permite respirar al sátrapa leones. Ni Rubalcaba, sector Botin, ni la Chacón, sector Fainé-Bufrau, ni Bono, sector Rouco, poseen por si mismos acentos ideológicos diferenciados de los que su actual amo nos aplica, acentos a los que todos ellos han venido apoyando y defendiendo aun en las más disparatadas de sus ocurrencias.
No hay en el Gotha del Psoe nadie de entre los que supuestamente pudieran aspirar a la herencia, que presente el más mínimo rasgo de legitimidad obtenido en la discrepancia con las políticas zapateriles. Muy al contrario, todos aquellos que durante estos años han vivido y comido de la política saben a ciencia cierta que su alimentación y su permanencia en sus respectivos cargos se ha debido única y exclusivamente a la fidelidad acrítica hacia las políticas injustas y antisociales que desde Moncloa y Ferraz se han impuesto manu militari.
Todos esos supuestos y posibles candidatos son los usufructuarios de la suprema máxima que en el Psoe se enseñorea desde el año 2000, “si callas y apoyas, pillas”. Nadie en estos años se ha molestado en distanciarse de una práctica que es la antítesis de la más elemental filosofía política de aquellos que nos sentimos de izquierda, y de izquierda democrática, la política y el dinero han de ser aceite y agua, elementos inmiscibles. Muy al contrario, desde el poder zapateril se ha favorecido, se ha impulsado el casamiento de la acción política con la defensa y el impulso de los intereses de los poderosos del dinero como método infalible para, en la inmediatez temporal, lograr engrosar los patrimonios colectivos y personales de quienes se saben interinos del poder político.
Y si sus actuaciones quedasen en los manifiestos y arrinconados delitos de prevaricación y cohecho podríamos darnos por satisfechos todos los asombrados ciudadanos españoles, pero no terminan ahí sus fechorías ya que nada les importa que las exigencias de los plutócratas, nacionales y extranjeros, les impongan, sin contrariedad alguna por su parte, el esquilmar a los que menos tienen trasvasando recursos publicos, antes destinados a gasto social, al bolsillo de los que han provocado la crisis y a los de los que están sacando provecho de ella, que son los mismos.
Y como la gente cada día tiene más claro de que van estos, cual es su proceder, cuales sus mentiras, cuales sus interesadas determinaciones, cuales los derechos que nos están pisoteando y cuales los espacios de libertad que nos están anulando, es del genero imbécil el pretender por enésima vez que aceptemos que quitando a Zp y poniendo a un clon suyo la izquierda recuperaría su identidad y su fortaleza.
El problema de la izquierda española no es Zp, el problema de la izquierda española se llama degeneración del sistema democrático, se llama monarquía inoperante, se llama sistema judicial politizado, se llama medios de comunicación prostituidos con el poder del dinero y se llama corrupción política, económica y de pensamiento de todos los partidos políticos que se han convertido, en mayor o menor grado, en los auténticos enemigos de la ciudadanía española y especialmente de los trabajadores; y así las cosas, esto no lo arregla ni Rubalcaba, ni Rajoy, ni la Chacón, ni Bono, ni el Sunsuncorda, por la sencilla razón de que los intereses de todos ellos son coincidentes y lo más importante de todo, que no quieren.