domingo, 1 de febrero de 2009

CORRUPCION = CRISIS

En otro magnífico artículo, el agudo análisis de José Vidal-Beneyto profundizaba ayer en los orígenes, en los mecanismos y en los resultados finales de las grandes estafas económicas que estamos conociendo, y que arraigadas en la codicia del capital y en la dejación de responsabilidades de estados y políticos, han traído como resultado la actual crisis financiera mundial.
Centra el autor su disparo en los paraísos fiscales que todos los “timadores” económicos junto a los criminales del contrabando de armas, de drogas y falsificadores de moneda han necesitado y necesitan para lograr sus fines. Así desde Bin Laden a Madoff pasando por los Saud, los Bush y hasta Saddam Hussein, usaron las facilidades que la Unión Europea les presta mediante su oficial “paraíso” luxemburgués, en “leal” competencia con las islas Caimán y tantos otros reductos piratas del dinero estafado, sucio y manchado de sangre.
Pero Vidal-Beneyto, en el frontispicio de su artículo, sienta los fundamentos éticos desde donde visualiza el conjunto, en una clara denuncia de la corrupción de todo tipo que, en todo lugar, hoy impera. Es por esto, que lo más sustancial del artículo es ese cimiento ético sobre el que construye todo su ataque a los procedimientos de la banca y las connivencias, ayudas y favores que han recibido desde los estados y desde la política con cargo al bolsillo del contibuyente, ayudas absolutamente imprescindibles para qué la gran estafa mundial que banca, banqueros y financieros más o menos particulares han perpetrado, fuese posible. Por ello reproduzco a continuación dos de esos párrafos que son el limpio cristal con el que mirar lo que está pasando.

“La corrupción se ha convertido en una pandemia que todo lo infecta, a la que nadie y nada escapa. La corrupción entendida, no sólo ni principalmente, como la utilización abusiva e inicua de las posiciones de poder en provecho de quien las detenta, sino como la falsificación de todos los valores, la perversión sistemática, la impostura permanente en el planteamiento de medios y objetivos. Personas, organizaciones, la economía, los lenguajes, el deporte, la política, las empresas, la justicia, las ideologías, el Estado, la comunicación; todo estragado, pervertido. Es decir, la adulteración de las conciencias, la corrupción del espíritu, que transforman cualquier propósito en barbarie. Por eso, hoy, la generalización y persistencia de las prácticas corruptas no sólo han trivializado su uso, sino que lo han connaturalizado, inscribiéndolo, con todos los honores, en el patrimonio de los comportamientos legítimos y necesarios de nuestra contemporaneidad”.
“Lo más lamentable, lo más repugnante de esta situación, es la tolerancia, cuando no la complicidad, del sistema democrático en su conjunto, es decir, de sus actores políticos, de sus Estados y de sus Gobiernos, en una acumulación de falsedades y engaños que sin ellos no podría existir. Porque más allá de la general codicia humana y de las fechorías de las que es habitualmente causa, la criminalidad económica de guante blanco no hubiera podido alcanzar estas elevadísimas cotas de eficacia y de éxito sin la contribución determinante de una arquitectura financiera que ha elaborado unos dispositivos técnicos, tan sólidos como sutiles, y cuya legalidad, es decir, cuya protección jurídica, procede de quien puede otorgarla, es decir, de los Estados. Lo que los hace muy difícilmente impugnables”.

Ni que decir tiene que lo anterior nos es de absoluta y total aplicación ya que aquí tenemos multitud de Madoffs con sucursales en casi todas las esquinas y los corruptos desde la política y desde el Estado les siguen regalando nuestro dinero.

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