
Recuerdo con total claridad las idas y venidas, debates y controversias, que, en mi antigua Agrupación Socialista de Chamberi, en la calle Sagasta nº 24, los Rubalcaba, Roberto Dorado, los hermanos Tezanos, Miguel Ángel Martínez, Teofilo Serrano, Pedro Sancho, Paco Solo, Piluca Fernández, Jorge Tinas, este que aquí junta letras, y algunos otros más, confrontábamos con Paco Bustelo y su esposa Maria Gómez de Mendoza, con Manolo Moran, con José Antonio Elola, con Antonio García Santesmases, con Juan Antonio Barrio de Penagos, con Ana Mari Martínez Echevarria, con Federico Fernández, con Paquita García, en resumen, con toda la nomenclatura de lo que algo después fue Izquierda Socialista, el pequeño y artificial dique de contención que Alfonso Guerra se construyó a fin de tener cubierto el flanco izquierdo del partido.
Dada la situación política a la que aquella inicial, y temporalmente acertada, deriva ha llevado al PSOE, nadie se asombra hoy día del recorrido que por estos treinta años han efectuado muchos de aquellos militantes.
Los que entonces soñábamos con un PSOE capaz de sacar a España de la tristeza del subdesarrollo y de la opresión y colocarla en la libertad y la igualdad, los que entonces apostamos por la socialdemocracia como método para alcanzar tales objetivos, hoy, muchos de aquellos, somos unos absolutos descreídos del PSOE por la degeneración que el poder y el dinero ha inoculado en los que rigen el partido que fue de Pablo Iglesias. Otros, a la vista de sus nombres queda claro que hicieron y siguen haciendo la carrera……,política.
Otros, aquellos que en aquel momento confrontaron a favor del mantenimiento del marxismo como identidad ideológica e intelectual rectora de la acción política del PSOE, tras el congreso “28 y medio”, unos, los mas coherentes con sus planteamientos, no tardaron en abandonar el PSOE, -Bustelo, Castellanos, Moran, Elola-, mientras que otros comenzaron a demandar calor oficial, ese con el que hoy, con la dirección del PSOE mas derechista que en su historia ha habido, se encuentran tan cómodos como cómodos e integrados en el liberalismo zapaterista pueden estar los que, como ellos, son diputados nacionales o autonómicos, fieles “pepitos grillos” que cacarean en algunas reuniones del comité federal, pero que ponen el huevo legal en las más reaccionarias y antisociales leyes que con su voto saca adelante el zapaterismo.
Desde la distancia que el tiempo facilita se alcanza a ver todo el trayecto que, siempre derivando a estribor, ha recorrido el PSOE con el concurso de gente tan animosa como desinformada, con el apoyo de aquellos a los que la mentira y el engaño han condicionado, con el respaldo de la cerrazón que el cultivo del odio al contrario aporta a eso tan tópico y típico de los partidos que es el cerramiento de filas a la mas mínima dificultad de los que disfrutan del poder.
Con esos antecedentes, -entre los cuales también hay que recordar aquello de González en las Ventas en 1985 “¡Si queréis que tire del carro, el carro lo conduzco yo”-, y con los anteriores condimentos adormecedores, el histórico “guiso” ideológico del socialismo español, ni con Largo Caballero fue realmente marxista, ni con González fue socialdemócrata, mientras que hoy, con Zapatero a su frente, el PSOE puede ufanarse de haber logrado ser un partido auténticamente bancario-liberal, por más que su cacareo mediático ventee otra cosa.
De ahí que habiendo transcurrido casi diez años de la subida de Zp al cielo del PSOE aun les avergüence celebrar la muerte de los principios que inspiraron al socialismo democrático, pues trocar igualdad social por igualdad de género, aun siendo solo un botón de muestra, pone por si mismo de manifiesto la perversión lingüística y conceptual que siempre precede a la perversión política, económica y social incentivada desde el poder.