viernes, 30 de marzo de 2012

IMÁGENES DE LA HUELGA Y LA VIOLENCIA

Todos los medios de convicción que se deben al capital, todos, resaltan bien la escasa participación en la huelga, la prácticamente nula afluencia de ciudadanos a las manifestaciones y la insoportable violencia que ejercieron los que a estas últimas acudieron.
Muy al contrario de lo que pudimos ver los millones de manifestantes la ausencia de trabajadores a sus respectivos puestos de trabajo, según ha demostrado Viçent Navarro teniendo en cuenta la bajada del consumo eléctrico, (Público de hoy), alcanzó el nivel de un domingo cualquiera, de ahí que por la tarde de ayer jueves, en nuestras neuronas se hallen imágenes de gentíos apretados, casi agobiados por la escasez de espacio vital disponible.
Ni una sola imagen de violencia más allá de la provocación de los miembros de las unidades antidisturbios encajadas dentro de las columnas de manifestantes. Ni un solo caso de ataques a bienes publicos o privados. Ni una sola confrontación verbal entre manifestantes y aquellos elementos provocadores que a las ordenes del PP, sea el partido, o sea el gobierno, acudieron a cumplimentar las ordenes de Esperanza Aguirre.
Y mientras esos millones de trabajadores contrastan sus vivencias con lo que hoy dicen que ayer sucedió, nadie de la llamada prensa libre de esta democracia cita como los servidores publicos uniformados y armados estuvieron todo el día velando por los intereses de los centros comerciales, que no por el libre ejercicio del derecho a la huelga de los trabajadores de esos centros que coaccionados por sus patronos ayer se jugaban su trabajo, es decir el bienestar de su familia.
Esos mismos servidores públicos que trabajan a favor de intereses privados eran los que cercaban los edificios centrales de los bancos que durante 2011 expulsaron de sus viviendas a 58.241 familias, dejando bien a las claras las prioridades a defender por el sistema.
Esos mismos cuerpos represivos son los que cual guardia de corps zarista custodiaban la bolsa de Madrid, no fuese que a algún trabajador, se le ocurriese vender alguna de sus escasas “matildes” a fin de acabar el mes.
Y por terminar con las imágenes que el día de ayer alojó en mi cabeza y mi cámara en mi ordenador, tengo en especial aprecio la que componía todo un ejército de vocacionales represores rodeando todo el conjunto de edificios de la Carrera de San Jerónimo que dicen albergan a los representantes de la soberanía popular. Nunca se borrará de mi mente la explicita parábola que esa imagen desprendía, el pavor, la distancia y posiblemente el desprecio de los padres de la patria hacia los que con sus impuestos les permiten por ahora holgar en los privilegios de una casta política despreciable.
Por todas esas imágenes que jamás publicarán es por lo que el pueblo sigue acumulando ira, por todos los abusos y mentiras, por todas las injusticias a que nos están sometiendo es por lo que llegará un momento en el que la reacción ciudadana habrá de recurrir a la violencia a fin de recuperar la libertad, la justicia y la democracia que nos están robando.
Entonces, cuando muchos de los que hoy llaman violencia a quemar un contenedor de basura y aplicación de la ley a los desahucios y a los despidos, entonces esos explotadores se volverán a disfrazar de demócratas y a lo que hoy llaman violencia injustificada, la llamarán lucha de liberación ciudadana.
Que no se entienda esto como una apología de la violencia pues solo es la expresión de mi pesimismo, y este pesimismo, se quiera o no, únicamente es una consecuencia de la observación de la evolución política, social y económica de este desgraciado país. En otras palabras el reconocimiento de la realidad sin tapujos y sin paliativos es lo que me hace temer que el recurso a la violencia es lo que estén provocando los poderosos a fin de retornar a otros cuarenta años de dictadura esta vez económica y social.

miércoles, 28 de marzo de 2012

¿HUELGA?, SI, PERO…..

Son muchas las razones que se pueden utilizar para oponerse a la participación en la huelga general del 29-M, pero son más y más poderosas las que favorables a la participación deben imponerse en la toma de decisión de aquellos trabajadores que pudieran estar indecisos.
Entre las primeras, tengo para mí como la de más peso el que a día de hoy un solo día de absentismo generalizado y previamente anunciado no es un medio de presión que haga desistir al empresariado y a sus representantes políticos de mantener sus objetivos ya que la actual configuración de las empresas les permite tener la flexibilidad suficiente en la producción como para absorber sin mayores problemas la falta de producción de ese único día de huelga.
Relacionado con el anterior la pérdida económica que un solo día de huelga representa para un trabajador con salario medio unos ciento veinte euros, cantidad que supera con creces cualquier actualización que ese trabajador hubiera obtenido para este año, sin olvidar que esas reducciones salariales por participar en la huelga suponen unos inesperados ahorros en los costes laborales que hacen las delicias de los mas desalmados empresarios.
A pesar de lo anterior y de todos los argumentos que solo desde una visión ideológica de derechas se están difundiendo por los medios de convicción, la economía española no está para huelgas o la huelga es el mecanismo de los que no aman a España, etc. etc., a pesar de todo ello es imprescindible apoyar y participar en la huelga general.
No se trata de pasar facturas a los sindicatos convocantes por más que estos se hayan ganado a pulso y con constancia el rechazo de los trabajadores por su proximidad y su sumisión al poder político y económico, ocasiones habrá para hacerlo. Se trata principal y fundamentalmente de mantener alguna forma de actuación conjunta de los trabajadores que se oponga al ataque que las derechas vienen practicando contra los que han sido calificados como enemigos.
No existe las mas mínima posibilidad de luchar por mantener un cierto equilibrio entre derechos y deberes de trabajadores y empresarios si los trabajadores no toman conciencia de su pertenencia a la clase social que realmente les corresponde, trabajadores asalariados y por lo tanto dependientes de la voluntad del capital, y esa conciencia de clase organizada en torno a los sindicatos de clase es, por mucho que estemos en el siglo XXI, el único medio, la única fórmula para poder contener la codicia y la explotación.
Otro ha de ser el tiempo en el que los trabajadores han de imponer nuevos mecanismos de acción sindical, de remover y desterrar sus esclerotizadas y corruptas estructuras, al igual que los intereses espurios que anidan en los sindicatos. Hoy, ahora, es imprescindible que el mensaje de resistencia de los trabajadores ante la regresión social sea estentóreo, contundente, e inconfundible.
Ese mensaje solo puede ser una advertencia que a los explotadores ponga sobre aviso acerca del riesgo que corren aquellos que sintiéndose dueños de vidas y haciendas ajenas pudieran, en su abuso, perder ellos, tanto una como otra.

viernes, 23 de marzo de 2012

VERGÜENZA NACIONAL



Tan solo pueden ser el miedo y la opresión que el sistema ejerce descaradamente sobre los ciudadanos españoles las razones por las que la rebelión y el estallido social aun no se han producido.
Embarcados en una crisis estudiada de antemano y aplicada a todos aquellos que no la han generado, con una sociedad que se encuentra a un solo paso de tener más de seis millones de trabajadores en paro, con más de millón y medio de hogares en los que todos sus componentes en edad de trabajar no tienen donde hacerlo y con más del veinte por ciento de la ciudadanía por debajo del umbral de pobreza, la clase política española no se recata lo mas mínimo en la diaria ostentación de su corrupción.
Como digo, quiero creer que es el miedo y la opresión lo que retiene la justa indignación ciudadana, pero me temo que también pudiera ser que el individualismo, -ese veneno social que durante todos estos años de pseudodemocracia han sembrado y han abonado desde el poder-, sea lo que retrae de la reacción a este pueblo español que jamás ha hecho su cada vez mas imprescindible revolución burguesa.
No quiero aceptar la evidencia que día a día se nos muestra como demostración de la inanidad social española. No acepto que se pueda seguir descendiendo colectivamente los escalones que nos dirigen al esclavismo democrático global. Rechazo frontalmente el desprecio displicente con que nos obsequian todos esos corruptos que, tras vender su alma y su cuerpo a las tentaciones del dinero poniendo nuestra representación a los pies de los poderosos, ni tan siquiera tratan de ocultarse cuando estos retribuyen a familiares y amigos, a terceros interpuestos que sirven de vasos comunicantes para la compra-venta en el zoco de la política española.
Lo que no acabo de entender es como aquellos que nos declaramos enemigos de esas empresas que con sus acciones corrompen a la clase política española, seguimos siendo clientes de sus servicios y por lo tanto cooperamos a que mantengan su posición de dominio sobre los que según la constitución solo debieran servir a los intereses del pueblo.
González, Aznar, Solbes, Taguas, Zaplana, de Paz, Sebastián, Camps, Matas, Boyer, Urralburu, Roldan, López Viejo, últimamente Cospedal, Madina y Sáez de Santamaría, los que se me quedan en el tintero y los que están por llegar, son pestilentes ejemplos de la “normalidad” a la que la indecencia política y ética ha llegado en este injusto país.
Mientras el pueblo español sufre las consecuencias de la codicia y las traiciones de los políticos y todos los estamentos publicos se ven corroídos por el acido de la irresponsabilidad y de la insolidaridad, nuestro más alto representante confiesa perder ocasionalmente, solo el sueño, por la situación de la juventud española.
Estoy convencido de que cada día que pasa hay más vergüenza e indignación popular que, antes o después, acabará estallando, tan convencido como que ni uno solo de esos representantes siente la más ligera vergüenza sobre su comportamiento o el de sus colegas corruptos.

martes, 20 de marzo de 2012

DE DESASTRE EN DESASTRE, HASTA LA DERROTA FINAL.

Faltan solo cinco días para que el mapa de España se tiña totalmente de azul, según apuntan todas las encuestas, y lo que cabe preguntarse ante tal posibilidad es acerca de las reacciones que pueden darse en el interior del Psoe cuando este haya sido barrido de la gestión institucional del gobierno de la nación, de todos los gobiernos autonómicos y de la inmensa mayoría de ayuntamientos y diputaciones.
Muchos serán los que compartan la esperanza de que esa derrota total sea el punto de inflexión que genere la contestación interna y de ella surja el necesario liderazgo colectivo que reactive los valores en los que se basaba la identidad socialdemócrata del Psoe. Yo con ellos así lo deseo, pero la experiencia y el barrizal de incoherencias, traiciones y engaños y las múltiples corrupciones económicas y mentales por donde el Psoe ha deambulado los últimos años, no son, precisamente el mejor soporte sobre el que reconstruir futuro socialista.
Esta trayectoria y esos hechos son los que, en una acumulación persistente y continuada, han llevado al antiguo partido de Pablo Iglesias a ser el objeto político más rechazado por la izquierda social española dejando de ser, por lo tanto, el instrumento constitucional que todo partido ha de ser al servicio de los ciudadanos y de la pluralidad política. Consecuentemente, y sin que analista alguno lo pudiera haber anticipado, el camino de desapego, cuando no huida de su propia identidad histórica, ha provocado que en el cortísimo espacio de siete años más de cuatro millones de ciudadanos hayan rechazado la gestión de los que en vez de socialistas se autodenominaban progresistas, enviándolos a los márgenes de todas las instituciones.
Entiendo que en la actual situación es digno de recordarse que tal debacle se ha dado tan solo en una ocasión, en 1981, y con golpe de estado de por medio, la UCD sufrió semejante desastre electoral, pero entonces y a diferencia de lo que hasta el momento viene ocurriendo en el Psoe la derecha tomó rápida conciencia de su autentica identidad y rechazando su circunstancial disfraz de derecha moderada y/o centrista volvió a hacer gala de su autentico ADN político, derecha pura y dura, sin complejos y, en su fuero interno, nostálgicos del franquismo.
Hoy, tras más de treinta años de supuesta democracia constitucional, tras exactos treinta años desde que se accedió al gobierno de la nación, se puede constatar que ese Psoe se ha abandonado a la placidez institucional, a la abulia política, a esa corrupta forma de estar en política guiados por el exclusivo interés de mantenerse, de permanecer en el disfrute personal de las mieles que injustamente el sistema regala a los que con el capital son sumisos.
El tiempo ha demostrado y la derecha lo ha aprendido a la perfección, que el dominio de los menos sobre los mas, el dominio de los poderosos sobre los que de alguna forma de ellos dependen, se consigue más fácilmente y de forma más duradera con las pequeñas pero insistentes reformas que desde el poder económico se imponen a las sociedades adormecidas por el consumismo.
Ya no necesitan de guerras, pues ni oponentes ideológicos tienen. Hoy no es de recibo, no está bien visto que los poderosos impongan por la fuerza de las armas y por la represión de la ciudadanía regímenes totalitarios a la antigua usanza. Hoy desde el control absoluto de una economía globalizada pueden imponer su dominio sin generar reacciones populares que manchasen con sangre su paseo militar, esta vez solo económico.
Si como ya ha sucedido, a esa exitosa estrategia de dominación se suma la traición complaciente de la izquierda socialdemócrata, feliz de poder disfrutar de indecentes recompensas tras los servicios prestados al capital, tendremos un panorama que a los pesimistas suficientemente informados nos conduce a tener por seguro que nada cambiará en el interior del Psoe tras la previsible derrota final que el próximo día 25 los herederos del zapaterismo obtendrán en Andalucía.

miércoles, 14 de marzo de 2012

APUNTES DE DESVERGÜENZA

Tres escasos meses han transcurrido desde que tuvieron que dejar el gobierno y ya han cambiado el atuendo liberal por el disfraz socialdemócrata. Pocas veces se ha visto tan raudo transformismo político como en esta España de la corrupción y el engaño.
PP y Psoe, Psoe y PP en menos de lo que canta un cura loco han pasado de prometer el cambio a dar a los suyos el cambiazo, unos, los que decían ser el partido que auténticamente defendía a los trabajadores, (Cospedal dixit), ha pasado a demostrar lo que realmente nunca ha dejado de ser, el partido de la iglesia católica, el partido de los banqueros, el partido de la corrupción institucionalizada y el partido de la nostalgia franquista.
Los otros, los de las reformas contra los trabajadores, los de los indultos a los banqueros delincuentes, los de las mentiras diarias, los responsables del casamiento de la política con el dinero, esos, dicen haber transitado a velocidad de la luz del liberalismo zapateril, ese liberalismo estúpido que hunde partidos centenarios, a la socialdemocracia discursiva y pare Vd. de contar.
Los zapateristas supervivientes del naufragio electoral se ufanan de compartir con los trabajadores su resistencia a los redoblados ataques que estos están sufriendo desde el gobierno y desde la banca. Los herederos de Zp en saltos mortales sin parangón y con desvergüenza absoluta demandan a la derecha de siempre que haga lo que ellos, supuesta izquierda, no quisieron hacer cuando durante casi ocho años ni tan siquiera lo intentaron.
Así, Rubalcaba, sin que se le mueva un musculo de la cara, pues dura la ha de tener para decir lo que ha dicho y hacer lo que ha hecho, exige que se recorten gastos de defensa cuando él mismo y el resto de diputados zapateristas se opusieron, no hace aun un año, a tal propuesta. En la misma tacada, el “nuevo” líder del comatoso Psoe ha demandado una reforma fiscal de características contrarias a la que él como ministro de Zp practicó, exenciones fiscales a las empresas, subida de los impuestos indirectos, supresión del impuesto sobre el patrimonio y todos los etcéteras que respecto a impuestos han hecho que el sistema que tenemos sea el más contrario a la constitución de los que hemos venido soportando.
Y como las mentiras tienen las piernas muy cortas por más que el mentiroso sea o haya sido esprínter, los últimos días nos han dejado pruebas que demuestran que los herederos del zapaterismo se mantienen en sus trece, mentir, aparentar, engañar y si es posible, que lo es, enriquecerse.
Lo lejos del lunes pasado el PP y el Psoe, conjunta y solitariamente aprobaron en el congreso una norma por la cual blindaban la continuidad en la percepción de la indecentes cantidades económicas que la clase política recibe, tanto las “indemnizaciones” de los que cesan como altos cargos, como los privilegios que todos ellos disfrutan por el simple hecho de decirse representantes de los ciudadanos, esos a los que ambos mienten y maltratan.
Ni qué decir tiene que también ambos partidos, ambas derechas políticas, se oponen a que los diputados y senadores con vivienda en Madrid dejen de cobrar las dietas por alojamiento que los sufridos contribuyentes les pagamos a estos estafadores, pues estafa ha de ser, si no lo es ya, el cobrar una indemnización con la que se trata de enjugar los gastos suplementarios que han de hacer aquellos diputados originarios de otras localidades y que no poseen vivienda en la capital del reino de la corrupción y que por ello han de afrontar unos gastos que sus colegas madrileños o con posibles suficientes para tener casa en Madrid no han de soportar.
Sin ánimo alguno de ofender, díganme y díganse Vds. si es falso o exagerado el eslogan que a ambos partidos los ha igualado en la calidad de excrementos.

martes, 6 de marzo de 2012

OTRO PASO HACIA EL SUICIDIO SOCIAL




En los años sesenta nadie de mi familia se vio en la necesidad de emigrar para poder mirar al futuro con un mínimo grado de seguridad. Hoy, tras estos años de “progreso y democracia”, mi hijo se ve obligado a hacerlo a fin de obtener no solo esa seguridad que presta el trabajo digno, sino también para alcanzar el grado de autoestima, respeto y reconocimiento que aquí la sociedad española le niega tras haber soportado parte del coste de una formación universitaria.
En aquellos años, los más débiles súbditos de la dictadura, los que ni acceso habían tenido a la formación y capacitación profesional, tenían que emigrar para poder mantener a la familia que aquí quedaba. Esos esforzados trabajadores consiguieron antes el reconocimiento y respeto de unas sociedades extrañas a sus costumbres que el que aquí sus paisanos, mucho mas tarde, les otorgaron.
Aquellos trabajadores no solo cooperaron a desarrollar la economía de los países a los que marcharon pues con sus regulares aportaciones económicas a sus familias, cooperaron igualmente a la activación de la economía española.
Hoy, cuando apenas hace unos meses nos decían que éramos el país en el que se miraba el resto de Europa, que habíamos alcanzado a Italia y que íbamos a por Francia en lo que a riqueza nacional se refería, hoy, la sociedad española aplaude que jóvenes universitarios con una preparación que al parecer envidian las empresas alemanas, francesas e inglesas, abandonen su país empobreciéndolo con su ausencia para enriquecer a otros que sí les ofrecen dignidad personal, profesional y con ellas respeto ciudadano.
Esta deplorable situación social y económica no es un punto de llegada, no es la meta final, pues todo evoluciona de forma imparable, pero la impronta con la que tal situación cala a la sociedad española no nos augura nada bueno para el futuro inmediato.
¿Qué se puede esperar de una sociedad que se autodenomina avanzada cuando tras soportar esfuerzos colectivos en educación y formación académica abona el camino por el cual se pierden las esperanza de avances futuros que solo esa la juventud puede aportar?
Hablan de austeridad para castigarnos con recortes de derechos que ellos no sufren y en la mayor de las contradicciones favorecen el mayor de los derroches que en un país de corruptores y corruptos se puede dar, regalar cerebros profesionalmente bien amueblados a aquellos otros países que nada han hecho por conseguirlos.
He tenido solo para mí que la moral es aquella norma de conducta individual que por serlo atañe exclusivamente al sujeto que la práctica y que a diferencia del sentido ético, por ser este de carácter social, es exigible a todo componente de la sociedad que a si misma se aplique una concepción ética en las normas que regulen sus relaciones. Es por ello que si una sociedad abandona o sobrepasa los límites que la ética marca, esa sociedad se verá indefectiblemente condenada a depurarse con dolor.
En España, según mi experiencia vital, se han trocado los sentidos de ética y de moral, haciendo de esta ultima concepción un conjunto de normas de carácter colectivo, hasta el punto, no se olvide, de haber sido impuesta por los poderes publicos, mientras que la ética ha sido arrinconada por esos mismos poderes en el voluntario haber del individuo.
Hoy cuando se habla de inmoralidad se habla de comportamientos sociales cuando habrían de referirse a comportamientos referenciados exclusivamente a las creencias religiosas de cada ciudadano. Es esta interesada confusión entre moral y ética lo que auténticamente influye en esta sociedad pues toda la estructura política y legal española está concebida desde las más fundamentalistas creencias religiosas, las cuales relegan y desprecian al que debiera ser único soporte del andamiaje social, la ética cívica.
El resultado que todos estamos comprobando en estos días de engaño y confusión no puede ser otro que la mentira, la corrupción, la interesada confusión entre política y negocios, el desprecio al interés general y a lo público, la defensa de lo individual y el ataque a lo colectivo, y como indignante guinda de la pestilente tarta que son las estructuras de poder en España, el abandono de la primera de las obligaciones de los que aquí y hoy se dicen representantes democráticos, el respeto a los derechos de los ciudadanos.
En la inmediata tristeza por la pérdida geográfica de un hijo, siento la alegría de saber que no hay mejor mirador para ver las miserias de la sociedad española que el que presta el vivir en una sociedad auténticamente avanzada en la que realmente el poder emana del pueblo y este puede ejercer en libertad y con el respaldo del poder político todos sus derechos.