Confieso que desconozco el contenido de la inminente ley sobre economía sostenible, y supongo que la mayoría de los que, desconociéndola, ya la han aplaudido, lo han hecho en otro ejercicio de seguidismo ciego, pero teniendo en cuenta que lo que hasta el momento ha hecho Zp respecto a la crisis social y económica ha sido regalar dinero de nuestros impuestos a los mas desaprensivos políticos metidos a banqueros en las muchas cajas de ahorro que casi toda provincia tiene, poco cabe esperar de la madre de todas las soluciones zapaterianas a esta crisis, la madre de todas las crisis.
De entrada hay que preguntarse qué entenderá el progresismo zapateril por eso de economía sostenible, pero me temo que lo que pretenden es ocultar otro reforzamiento del capitalismo patrio, por lo que difícilmente podrán obtener de nuestra opresión otra cosa que un, como mucho, rejuvenecido capitalismo celtibérico cual el que venimos “disfrutando” desde hace décadas.
Y es que por mucho que pretendan sostenerlo, y nada han dicho de enmendarlo, no puede ser sostenible una economía, un capitalismo, que mantenga las señas de identidad que actualmente, con crisis o sin ella, tiene. El consumo desaforado, la utilización de materias primas sin atender al futuro ya inmediato, un modelo de producción industrial ávido de energía y altamente contaminante, un sistema de transportes costosísimo e ineficaz desde el punto de vista medio-ambiental, por no hablar de un sistema financiero tan antisocial como apátrida y un empresariado que se siente como pez en el agua, feliz en la cultura del despilfarro, la corrupción y la ganancia fácil, hacen imposible el establecimiento de cualquier alternativa al sistema de producción y de financiación capitalista actual.
Y puesto que no es posible el establecimiento de un nuevo sistema económico a nivel nacional, sea sostenible o no, y puesto que no es intelectualmente aceptable que en las cabezas pensantes de zapaterismo haya surgido, ni aun por el método del abracadabra leonés, un mecanismo, una nueva teoría económica que al mundo mundial resuelva sus problemas, no solo económicos, sino lo que es más importante, sociales e incluso vitales, no cabe depositar esperanza alguna en que esta venteada alharaca sea algo más que otra cortina de humo que finalmente nada oculte.
Más bien hemos de temernos que esto que, en un espectáculo de glamur y fashion total, nos han presentado este pasado domingo, sea más bien el mal remedo de otro inexistente bálsamo de fierabrás zapateriano que solo nos conducirá a nuevas formulas de opresión del capital hacia los trabajadores.
Por las experiencias hasta ahora sufridas con esta pesadilla política que ya nos dura demasiado, no cabe, a día de hoy, albergar esperanza alguna de rectificación de la línea de extorsión social con la que estos progresistas nos están obsequiando, y más aun si gente tan proclive a los avances sociales como el Gobernador del Banco de España o el del Banco de Europa ya han aplaudido con fervor el discurso del Napoleón orweliano español.
Como tantas otras veces el pesimismo derivado de la experiencia me conduce a escenarios futuros tan negativos como previsibles, y me gustaría equivocarme, pero la realidad, los hechos son muy testarudos, y cuando los que han propiciado el más alto nivel de desempleo, de inseguridad y de infelicidad en España, gobierno, oposición, patronal y sindicatos, parecen estar poniéndose de acuerdo en cómo afrontar, -a buenas horas-, esta crisis económica, creo que solo males para los trabajadores se derivarán de sus ocurrencias.
¿Qué otra cosa cabe afirmar cuando el propio Zp dice no saber cuándo ni cuanto empleo se creará de la aplicación de sus muy sabias medidas?. Si en tiempos de artificiales vacas gordas la precariedad laboral y el mileurismo han desbaratado a la generación de jóvenes mejor preparados de nuestra historia….¿Qué no les estarán preparando a las siguientes?
Y por si a alguien aún le quedan vapores de resaca que la libación de las ambrosías zapaterianas ayer le produjeron, y si la bajada de los artistas invitados al show aun permanece en las retinas de los más optimistas de no saben por qué, aconsejo la lectura del informe de coyuntura de la Societé Generale de Banque, la cual contempla como escenario económico probable el crac generalizado del sistema financiero mundial en el plazo máximo de dos años.
Y estos, bajando escaleras como la Rita Hayworth en "Gilda".
De entrada hay que preguntarse qué entenderá el progresismo zapateril por eso de economía sostenible, pero me temo que lo que pretenden es ocultar otro reforzamiento del capitalismo patrio, por lo que difícilmente podrán obtener de nuestra opresión otra cosa que un, como mucho, rejuvenecido capitalismo celtibérico cual el que venimos “disfrutando” desde hace décadas.
Y es que por mucho que pretendan sostenerlo, y nada han dicho de enmendarlo, no puede ser sostenible una economía, un capitalismo, que mantenga las señas de identidad que actualmente, con crisis o sin ella, tiene. El consumo desaforado, la utilización de materias primas sin atender al futuro ya inmediato, un modelo de producción industrial ávido de energía y altamente contaminante, un sistema de transportes costosísimo e ineficaz desde el punto de vista medio-ambiental, por no hablar de un sistema financiero tan antisocial como apátrida y un empresariado que se siente como pez en el agua, feliz en la cultura del despilfarro, la corrupción y la ganancia fácil, hacen imposible el establecimiento de cualquier alternativa al sistema de producción y de financiación capitalista actual.
Y puesto que no es posible el establecimiento de un nuevo sistema económico a nivel nacional, sea sostenible o no, y puesto que no es intelectualmente aceptable que en las cabezas pensantes de zapaterismo haya surgido, ni aun por el método del abracadabra leonés, un mecanismo, una nueva teoría económica que al mundo mundial resuelva sus problemas, no solo económicos, sino lo que es más importante, sociales e incluso vitales, no cabe depositar esperanza alguna en que esta venteada alharaca sea algo más que otra cortina de humo que finalmente nada oculte.
Más bien hemos de temernos que esto que, en un espectáculo de glamur y fashion total, nos han presentado este pasado domingo, sea más bien el mal remedo de otro inexistente bálsamo de fierabrás zapateriano que solo nos conducirá a nuevas formulas de opresión del capital hacia los trabajadores.
Por las experiencias hasta ahora sufridas con esta pesadilla política que ya nos dura demasiado, no cabe, a día de hoy, albergar esperanza alguna de rectificación de la línea de extorsión social con la que estos progresistas nos están obsequiando, y más aun si gente tan proclive a los avances sociales como el Gobernador del Banco de España o el del Banco de Europa ya han aplaudido con fervor el discurso del Napoleón orweliano español.
Como tantas otras veces el pesimismo derivado de la experiencia me conduce a escenarios futuros tan negativos como previsibles, y me gustaría equivocarme, pero la realidad, los hechos son muy testarudos, y cuando los que han propiciado el más alto nivel de desempleo, de inseguridad y de infelicidad en España, gobierno, oposición, patronal y sindicatos, parecen estar poniéndose de acuerdo en cómo afrontar, -a buenas horas-, esta crisis económica, creo que solo males para los trabajadores se derivarán de sus ocurrencias.
¿Qué otra cosa cabe afirmar cuando el propio Zp dice no saber cuándo ni cuanto empleo se creará de la aplicación de sus muy sabias medidas?. Si en tiempos de artificiales vacas gordas la precariedad laboral y el mileurismo han desbaratado a la generación de jóvenes mejor preparados de nuestra historia….¿Qué no les estarán preparando a las siguientes?
Y por si a alguien aún le quedan vapores de resaca que la libación de las ambrosías zapaterianas ayer le produjeron, y si la bajada de los artistas invitados al show aun permanece en las retinas de los más optimistas de no saben por qué, aconsejo la lectura del informe de coyuntura de la Societé Generale de Banque, la cual contempla como escenario económico probable el crac generalizado del sistema financiero mundial en el plazo máximo de dos años.
Y estos, bajando escaleras como la Rita Hayworth en "Gilda".
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