Dicen por mi pueblo que todo se pega menos lo bonito, y aun en este otro pueblo enorme que es Madrid se cumple al pie de la letra.
Si hace unos días era la inquisición “ppopular” la que demostraba el aprecio que esos demócratas tienen por la libertad de expresión, hoy es el zapaterismo el que por la mano armada de su "orco" madrileño, el Tomás de Parla, inicia los tramites para quemar en hoguera santificante a uno de los suyos que en el desvarío máximo ha osado mirar a su alrededor, analizar ese entorno, pensar y decirlo.
Se demuestra así que la utilización de la dotación neuronal que la naturaleza ha dado al hombre es, no solo despreciada, sino amenazada de extirpación por los inquisidores políticos en caso de ser utilizada por quienes sean militantes de cualquier partido político español.
En el caso de Alejandro Inurrieta lo que llama la atención es que ose decir una evidencia que, voceada o silenciada, es de dominio público, que la capacidad política de Tomas Gómez tiende a cero.
Dice el edil progresista que la izquierda en Madrid no tiene suelo, y es cierto, pero lo extraño es que sea ahora cuando el señor concejal lo haya percibido, ya que habiendo sido integrado en la lista municipal por el ex candidato Sebastián, tuvo ocasión de apreciar que, con las imposiciones zapaterianas, con los personalismos políticos, y con la anomia ideológica, el incremento del fracaso electoral era, ya en el 2007, perfectamente previsible.
Cierto es que en el tiempo transcurrido, cual el Saulo bíblico, se haya caído don Alejandro del caballo “tomasero”, caballo que no es otro que el que la tontuna zapaterista impuso a la FSM, pero lo políticamente importante para el jinete abatido es en que terreno ha depositado la gravedad sus posaderas políticas, ya que de su escrito nada se deduce en cuanto a propuestas alternativas.
Sea como al final de tan brusca caída don Alejandro quede, y valorando positivamente su atrevimiento, por cualquier demócrata ha de priorizarse y defenderse el derecho de toda persona, militante o no de un partido político, a criticar públicamente a los que dicen ser sus dirigentes.
En modo alguno se puede supeditar un derecho fundamental a una conveniencia de grupo, grupos que con el silencio impuesto a la militancia, lo que pretenden es mantenerse en el disfrute de las prebendas que el poder político otorga, cerrando la puerta a la mas básica regla democrática, el respeto a los derechos fundamentales entre los cuales en política el de expresión pública ha de ser inviolable.
Cuando la inquisición popular anatematizó a Manolo Cobo demostró la debilidad de su estructura partidaria, hoy, cuando en el PSM, a Alejandro Inurrieta le pasen por la hoguera progresista, estos otros “torquemadas lelos” demostrarán que es cierto lo que dice don Alejandro, que no hay en la dirección del PSM las más mínima capacidad de liderazgo político, a no ser que el conjunto de la militancia del PSM la confunda con disciplina y autoritarismo. Y yo estoy en que no, que cada vez mas militantes perciben que la tontuna zapaterista representada en Madrid por el de Parla, es una nadería política destinada a cosechar en lo social, en lo político y en lo electoral los más estrepitosos fracasos.
Son tan incompetentes que en lugar de reflexionar sobre lo que ya va siendo un clamor, se aprestan a demostrar a los mas descerebrados de sus seguidores que el que se mueve, no sale en la foto. No son capaces de ver que con cada “ajusticiado” se incrementa la desafección, el rechazo y la descalificación con la que la ciudadanía les obsequia.
Ese va a ser el legado que dejarán esta hornada de mindundis cuando, dentro de poco, el dedazo de Zp, de nuevo, señale a otro lumbreras para que profundice un poco más el abismo en el que han instalado a la socialdemocracia en Madrid.
Si hace unos días era la inquisición “ppopular” la que demostraba el aprecio que esos demócratas tienen por la libertad de expresión, hoy es el zapaterismo el que por la mano armada de su "orco" madrileño, el Tomás de Parla, inicia los tramites para quemar en hoguera santificante a uno de los suyos que en el desvarío máximo ha osado mirar a su alrededor, analizar ese entorno, pensar y decirlo.
Se demuestra así que la utilización de la dotación neuronal que la naturaleza ha dado al hombre es, no solo despreciada, sino amenazada de extirpación por los inquisidores políticos en caso de ser utilizada por quienes sean militantes de cualquier partido político español.
En el caso de Alejandro Inurrieta lo que llama la atención es que ose decir una evidencia que, voceada o silenciada, es de dominio público, que la capacidad política de Tomas Gómez tiende a cero.
Dice el edil progresista que la izquierda en Madrid no tiene suelo, y es cierto, pero lo extraño es que sea ahora cuando el señor concejal lo haya percibido, ya que habiendo sido integrado en la lista municipal por el ex candidato Sebastián, tuvo ocasión de apreciar que, con las imposiciones zapaterianas, con los personalismos políticos, y con la anomia ideológica, el incremento del fracaso electoral era, ya en el 2007, perfectamente previsible.
Cierto es que en el tiempo transcurrido, cual el Saulo bíblico, se haya caído don Alejandro del caballo “tomasero”, caballo que no es otro que el que la tontuna zapaterista impuso a la FSM, pero lo políticamente importante para el jinete abatido es en que terreno ha depositado la gravedad sus posaderas políticas, ya que de su escrito nada se deduce en cuanto a propuestas alternativas.
Sea como al final de tan brusca caída don Alejandro quede, y valorando positivamente su atrevimiento, por cualquier demócrata ha de priorizarse y defenderse el derecho de toda persona, militante o no de un partido político, a criticar públicamente a los que dicen ser sus dirigentes.
En modo alguno se puede supeditar un derecho fundamental a una conveniencia de grupo, grupos que con el silencio impuesto a la militancia, lo que pretenden es mantenerse en el disfrute de las prebendas que el poder político otorga, cerrando la puerta a la mas básica regla democrática, el respeto a los derechos fundamentales entre los cuales en política el de expresión pública ha de ser inviolable.
Cuando la inquisición popular anatematizó a Manolo Cobo demostró la debilidad de su estructura partidaria, hoy, cuando en el PSM, a Alejandro Inurrieta le pasen por la hoguera progresista, estos otros “torquemadas lelos” demostrarán que es cierto lo que dice don Alejandro, que no hay en la dirección del PSM las más mínima capacidad de liderazgo político, a no ser que el conjunto de la militancia del PSM la confunda con disciplina y autoritarismo. Y yo estoy en que no, que cada vez mas militantes perciben que la tontuna zapaterista representada en Madrid por el de Parla, es una nadería política destinada a cosechar en lo social, en lo político y en lo electoral los más estrepitosos fracasos.
Son tan incompetentes que en lugar de reflexionar sobre lo que ya va siendo un clamor, se aprestan a demostrar a los mas descerebrados de sus seguidores que el que se mueve, no sale en la foto. No son capaces de ver que con cada “ajusticiado” se incrementa la desafección, el rechazo y la descalificación con la que la ciudadanía les obsequia.
Ese va a ser el legado que dejarán esta hornada de mindundis cuando, dentro de poco, el dedazo de Zp, de nuevo, señale a otro lumbreras para que profundice un poco más el abismo en el que han instalado a la socialdemocracia en Madrid.
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