Se está dando una de las situaciones que mejor ejemplifica el abuso que este tiempo de progresismo zapateril está imponiendo a los trabajadores españoles. Que parte de los impuestos que pagamos al fisco sirvan para “ayudar” a los que nos mandan al paro.
Es de suponer que todos conocemos ya eso del FROB, el llamado Fondo para la Reestructuración y Ordenación Bancaria, un fondo que dotado con hasta noventa mil millones de euros se destina a ayudar a aquellas entidades de crédito que, cual es el caso de ahora mismo, decidan integrarse en una sola entidad.
Así las cajas de Cataluña, de Manresa y de Tarragona han decidido unificarse, lo cual dará lugar al nacimiento de la que será la cuarta entidad de crédito de estas características. Hasta aquí todo más o menos normal, más o menos bien. Lo inaceptable es que de esa determinación que únicamente responde a intereses economicistas futuros y/o a situaciones actuales derivadas de una mala gestión directiva, eso que llaman las sinergias de la fusión, lo primero que producen es el despido de 1800 trabajadores, despidos derivados del cierre de más de 500 oficinas de las antiguas tres Cajas.
No les basta a los incompetentes gestores políticos de las cajas unificadas el reducir la dimensión, en todos los casos desmesurada de la red de oficinas con que las Cajas cuentan, no les basta la “realización”, la venta de esos locales generalmente magníficamente situados en las diversas localidades en las que se cerrarán y que por lo tanto les reportarán unos elevados ingresos extraordinarios, sino que “necesitan” del dinero de todos los contribuyentes nada menos que 1500 millones de euros.
¿Para qué necesitarán tal millonada?, ¿Cómo justificarán esa demanda?, ¿Quién será el político que autorizará tal regalo?, ¿Quién certificará que las necesidades aducidas sean las realmente atendidas con ese dinero?, y finalmente, ¿Que beneficio social revertirá al conjunto de los ciudadanos que supere el ataque social que el despido de 1800 trabajadores va a provocar?.
Nadie responderá a estas y otras preguntas parecidas nacidas de la mente de alguien tan anti sistema como este socialdemócrata que aquí del zapaterismo se lamenta.
Nadie denunciará que los trabajadores, -los que pagamos impuestos y soportamos y soportaremos la deuda que Zp está generando en las ayudas a los banqueros-, seamos los que, con el recochineo de los políticos metidos a banqueros, encima paguemos la cama para que nos despidan. Nadie clamará porque por cada despido imputado a esta fusión los trabajadores tengamos que regalarles de nuestros impuestos más de ochocientos mil euros por cada trabajador despedido. Nadie dirá que, aun legal, esto es otra injusticia más de las muchas que el sistema impone a los que debiera defender. Nadie dirá basta ya.
Es de suponer que todos conocemos ya eso del FROB, el llamado Fondo para la Reestructuración y Ordenación Bancaria, un fondo que dotado con hasta noventa mil millones de euros se destina a ayudar a aquellas entidades de crédito que, cual es el caso de ahora mismo, decidan integrarse en una sola entidad.
Así las cajas de Cataluña, de Manresa y de Tarragona han decidido unificarse, lo cual dará lugar al nacimiento de la que será la cuarta entidad de crédito de estas características. Hasta aquí todo más o menos normal, más o menos bien. Lo inaceptable es que de esa determinación que únicamente responde a intereses economicistas futuros y/o a situaciones actuales derivadas de una mala gestión directiva, eso que llaman las sinergias de la fusión, lo primero que producen es el despido de 1800 trabajadores, despidos derivados del cierre de más de 500 oficinas de las antiguas tres Cajas.
No les basta a los incompetentes gestores políticos de las cajas unificadas el reducir la dimensión, en todos los casos desmesurada de la red de oficinas con que las Cajas cuentan, no les basta la “realización”, la venta de esos locales generalmente magníficamente situados en las diversas localidades en las que se cerrarán y que por lo tanto les reportarán unos elevados ingresos extraordinarios, sino que “necesitan” del dinero de todos los contribuyentes nada menos que 1500 millones de euros.
¿Para qué necesitarán tal millonada?, ¿Cómo justificarán esa demanda?, ¿Quién será el político que autorizará tal regalo?, ¿Quién certificará que las necesidades aducidas sean las realmente atendidas con ese dinero?, y finalmente, ¿Que beneficio social revertirá al conjunto de los ciudadanos que supere el ataque social que el despido de 1800 trabajadores va a provocar?.
Nadie responderá a estas y otras preguntas parecidas nacidas de la mente de alguien tan anti sistema como este socialdemócrata que aquí del zapaterismo se lamenta.
Nadie denunciará que los trabajadores, -los que pagamos impuestos y soportamos y soportaremos la deuda que Zp está generando en las ayudas a los banqueros-, seamos los que, con el recochineo de los políticos metidos a banqueros, encima paguemos la cama para que nos despidan. Nadie clamará porque por cada despido imputado a esta fusión los trabajadores tengamos que regalarles de nuestros impuestos más de ochocientos mil euros por cada trabajador despedido. Nadie dirá que, aun legal, esto es otra injusticia más de las muchas que el sistema impone a los que debiera defender. Nadie dirá basta ya.
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