domingo, 28 de abril de 2013

LAS PRIMARIAS COMO DROGAS COLECTIVAS


Desde hace varios meses los analistas al servicio de los poderosos llegaron a una conclusión, que para que el sistema seudodemocrático español no colapse hay que proceder a cambiar las caras de los dos partidos que le dan soporte institucional.
Este viernes pasado hemos tenido la constatación de la influencia del poder de dinero cuando, este, a la vista de cómo empeoran todos los datos macro y micro-económicos,  los que afectan a las cuentas de resultados de sus grandes oligopolios y a los estómagos de cada vez mas españoles arrojados a la marginalidad, ha decidido que el gobierno debe reconocer su fracaso económico y social como primer paso para reconducir su acción política hacia nuevas y distintas formas de control social que no pongan en peligro la estabilidad del sistema al incrementar el descontento social y con él la posible rebelión ciudadana.
Respecto al otro brazo del corrupto cuerpo que es la democracia española, el Psoe, al no tener responsabilidades que afecten al devenir económico de los plutócratas, estos han decidido que ya es tiempo de cambio en Ferraz.
Sabido es que nada se mueve en el Psoe sin el “nihil obstat” de los dos purpurados que en el Psoe siguen reinando, González y Botín. Ambos, al contemplar el abismo, electoral, institucional, de credibilidad, de militancia y de calidad de recursos humanos en que se asfixia el antiguo partido de Pablo Iglesias, soporte ineludible e insustituible para el mantenimiento del sistema de corrupción institucionalizada que con el concurso del resto de partidos políticos y de instituciones del Estado, ambos, han cooperado a establecer, han decidido que hay que poner en marcha la opereta sin música llamada “Primarias para todos” y la ópera bufa, también sin música, “Madina es nuestro Dios y Alierta su profeta”. Y en esas están.
Van a meter a la rala militancia del Psoe en la dinámica de creer que “eligiendo” al elegido por el dinero dan comienzo a la solución de sus problemas  sin prestar atención alguna a lo que, por más que El País lo disfrace, ocurre en la calle entre los ciudadanos de izquierda.
Estos saben perfectamente que, como antaño, el Psoe de Indalecio Prieto se alió con Primo de Rivera a fin de salvar lo que se demostró insostenible, la corrupta monarquía borbónica de Alfonso XIII. En el mismo sentido, y no por casualidad, cuando mas desprecio destila la ciudadanía hacia la monarquía, se distribuye “urbi et orbe” la foto del felón González  cabeceando ante el Borbón comisionista.  Tampoco es casual la reiteración de sus mensajes en contra de las manifestaciones de rechazo ciudadano a este sistema y en contra de las actuaciones de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas, contrastando estas “oportunas” declaraciones con sus estrepitosos silencios sobre el paro, sobre la creciente marginalidad de la clase trabajadora, sobre las estafas de la banca, sobre la supresión efectiva de derechos ciudadanos y sobre los múltiples escándalos de corrupción que abarcan desde la corona a los partidos políticos y sus corruptores empresariales quienes conforman un coordinado y pestilente conjunto que anega y ahoga a todo el panorama político, social y económico de este país.
Así las cosas, se aprestan a oficiar una nueva ceremonia de la confusión en la que los recalcitrantes militantes, recalcitrantemente disciplinados, aceptarán que el nuevo líder por el poder designado les liderará hacia paraísos de libertad, de justicia y de igualdad nunca antes imaginados, olvidando voluntariamente que no hay en los cajones de salida de la tramposa carrera que son las primarias ni un solo Largo Caballero o un doctor Negrín, y menos aun ningún Manuel Azaña, nadie que a sus contrastadas virtudes políticas personales sume hechos, que no dichos, que puedan dar soporte a confianza alguna tendente a que todos juntos y él o ella el primero, caminen por la senda que habría de conducirles a una democracia verdadera en la que lo prometido es deuda, en la que los privilegios sean vergüenzas del pasado, en la que la igualdad sea igualdad de género, si, pero también igualdad económica entre hombre y mujer, una democracia en la que la distancia entre política y negocios sea sideral, en la que los valores éticos sean rectores de la vida pública, en la que la honradez y la decencia no sean las castigadas y despreciadas “rara avis” de este tiempo en el que se premia y envidia a aquellos que cazan ratones sin distinguir blancos de negros y por procedimientos tan condenables como hoy aplaudidos son. Una democracia en la que lo público sea sagrado, intocable, referente colectivo y acerbo de toda la sociedad, una democracia en la que quien la hace la paga, en la que la legalidad camine todos los días hacia la justicia, una democracia, en fin para el pueblo, por el pueblo y diariamente con el pueblo.
Pero sépase que nada ni nadie de entre los que el sistema va a respaldar como futuros dirigentes del Psoe sueña con uno solo de los ideales que adornaron al socialismo español hasta que lo prostituyeron los corruptores del dinero y la indecencia venal de los corrompidos, esos que hoy dominan el Psoe.

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