miércoles, 3 de abril de 2013

VENCEDORES O VENCIDOS


Allá por 1961 en plena guerra fría Stanley Kramer produjo y dirigió una grandiosa película, que con el título que reproduzco, exponía las razones contrapuestas que durante el juicio a varios jueces que habían desarrollado sus funciones durante el periodo nacional-socialista, defensores y fiscales adujeron.
Me importa hoy traer a este rincón de mis reflexiones la actitud de un juez que presionado por la fiscalía para que minimizase las condenas a fin de lograr con componendas políticas la aproximación del pueblo alemán a los vencedores occidentales. Pero a pesar de estas presiones, el juez Haywood mantiene su criterio de interpretar la ley ajeno a intereses políticos extraños a la justicia.
En el final de la película, el defensor de los jueces nazis, un brillante Maximillian Schell, trata de apostar con el juez Dan Haywood, interpretado por Spencer Tracy, acerca de que los condenados a cadena perpetua serán puestos en libertad antes de cinco años, “Es lógico lo que Vd. dice, sr. Rolf, por lo que muy bien pudiera suceder en las circunstancias en las que vivimos, pero ser lógico no significa ser justo y no hay nada en la tierra que pueda hacerlo justo”.
En la siguiente escena, la escena final, visitando al único condenado que con cierta gallardía había aceptado su responsabilidad, el juez Ernst Janning, -interpretado por Burt Lancaster-, este le comenta la razón por la que le pidió que fuera a visitarle y le pide encarecidamente que crea que él nunca imagino que se llegase a los millones de asesinatos que el régimen hitleriano ocasionó. A esta sincera expresión de disculpa, el juez Haywood responde: “Sr. Janning, se llego a eso la primera vez que Vd. condenó a muerte a un hombre sabiendo que era inocente”.
Estamos en un tiempo en el que las presiones políticas y los intereses de un sistema depravado y antidemocratico están generando tantas condenas de inocentes y absoluciones de delincuentes, como jueces y fiscales prevaricadores el sistema está generando.
Hoy, día en el que la llamada casa real española se desdice sobre su afirmación navideña por la cual todos somos iguales ante la ley, el mismo día en el que la fiscalía anti-corrupción parece proteger la opacidad de un caso real de corrupción, no es necesario establecer comparaciones entre la justicia hitleriana y la española. Son diferentemente parecidas. 
Mi confianza de futuro estriba en una seguridad física, que el equilibrio, si se quiere la estabilidad, tanto en fisica como en política, solo se puede mantener bases sólidas, bases sociales tan extensas como extensas han de ser la libertad, la justicia y la igualdad, y nada de esto se da hoy en este estado de corrupción generalizada. De ahí que los hoy aparentemente vencidos, seamos los vencedores de mañana. 

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