lunes, 16 de abril de 2012

EL AFRICANO Y EL CAZADOR

Aunque muchos mantienen que la historia se repite, no seré yo quien los contradiga por mas que al hilo de la actualidad me permito establecer una llamativa divergencia entre lo dicho y sucedido hace ochenta y un años y dos días y lo que ni se ha dicho, ni se dirá y menos aun se hará por el directo descendiente de Alfonso XIII el africano.
El 14 de abril de 1931 tras ganar numéricamente las elecciones municipales las derechas monárquicas, el monarca entendió que su derrota en las ciudades era la mayor muestra de desafección y rechazo popular. En solo dos frases resumió la situación y su determinación.
Hoy cuando la armada española no cuenta con barco alguno bautizado como “Príncipe Alfonso”, barco en el que inicio su exilio desde Cartagena, me permito manipular aquellas frases sin la menor esperanza de que su nieto, Juan Carlos I, el cazador, algún día las pronuncie, ya que por entonces, hasta el más distante y engolado monarca albergaba dignidad suficiente como para renunciar a la corona, dignidad que hoy, hasta la más alta alcurnia ha mal vendido a cambio de bienes y placeres.
"Tengo el convencimiento de que las opiniones adversas, (los votos adversos),no se formulan contra el régimen monárquico, ni contra los que habéis gobernado, sino que lo son contra mi actitud, (gestión). Por eso me corresponde antes que nadie dirimir este pleito de una manera terminante y definitiva"
"Las redes sociales, (elecciones), me revelan que no tengo hoy el amor de mi pueblo. Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas con quienes las combaten. Pero quiero apartarme de cuanto suponga avergonzar con mi actitud a un solo compatriota", (lanzar a un solo compatriota contra otro en fratricida guerra civil).

Entre parentesis el texto original eludido del pronunciado por Alfonso XIII el 14 de abril de 1931.

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