domingo, 15 de abril de 2012

SU ESPAÑA

Ya lo dijo Machado hace muchos años, tantos, que hoy nos hielan el corazón ambas “Españas”. Si entonces, según se estuviera posicionado, uno podría verse agredido por una de las dos mitades que antagónicamente se batían en la política, hoy tanto la derecha heredera y añorante del franquismo, como la izquierda traidora a su historia, coinciden en el trato, en el mal trato que ambas ejercen sobre los trabajadores, con solo unas pequeñas diferencias de matiz.
Tras treinta y cuatro años de aparente democracia, estamos comprobando que el franquismo se vuelve a instalar en esta su finca con el solo antifaz de permitir votar cada cuatro años a las dos opciones que los poderosos de antaño, el dinero, la iglesia y las fuerzas armadas, han consentido que se establezcan tras aceptar que jamás el pueblo sea el autentico, legal y legitimo detentador del poder.
Tras esos treinta y cuatro años de adoctrinamiento social han conseguido que la ciudadanía española en su conjunto y especialmente la clase trabajadora se haya acomodado a la sumisión y salvo honrosas excepciones se haya trocado dignidad por bienes de consumo.
Siempre las derechas hablan de España cuando tras el concepto de nación quieren ocultar interese privados y de clase dominante. Así, es España quien debe más de un billón de euros a los bancos alemanes y franceses cuando la realidad es que esa deuda es una hipoteca suscrita con esos bancos por la banca privada española y que, en contra de la práctica que aplican a sus clientes, nos la hacen pagar a nosotros.
España es para ellos el conjunto de las pocas y casi monopolísticas empresas que tras ser privatizadas dominan la economía hasta el punto de controlar ilegal e ilegítimamente la política por medios mafiosos y corruptos. España para las dos derechas, insisto, con solo ligeros matices diferenciadores, está cuasi totalmente configurada por lo que ellos llaman las instituciones, y no solo las instituciones públicas y sus correspondientes haraganes sino que se ha llegado al extremo de considerar como tales a la iglesia católica, a empresas privadas cuyo único objeto social es la consecución de beneficios y hasta a asociaciones del mas variopinto pelaje que viven de los impuestos.
Para esas derechas España no son aquellos españoles que en su dignidad y decencia social trabajan, luchan y defienden los valores de la libertad, la igualdad y la solidaridad, esos, todos los que dependen económicamente del capital solo son números que en el mejor de los casos son objeto de extorsión fiscal, dada la injusticia del sistema impositivo español, y en el peor de ellos cigarras que consumen en su vagancia grandes cantidades de recursos publicos en educación, sanidad, pensiones y subsidios.
Estas concepciones sociales son el punto de partida desde las que han transitado hasta llegar al abuso que, con esta estafa llamada crisis, nos están aplicando. Tienen tan interiorizada su victoria, su verdad, su dominio, su opresión, que ya ni tan siquiera se recatan en ocultar sus corrupciones. Nada les importa que pueda haber escándalos como los que empresas y políticos corruptos viene ofreciéndonos cuando estos pasan de legislar a favor de los poderosos a formar parte de su rol de ex políticos corrompidos, por lo que no se debe olvidar que no hay corruptos sin corruptores.
Nada les importa pues sus medios de convicción social rápidamente los silencian. Y cuando no logran silenciarlos nos mienten, se inventan falsedades que ni al más tierno infante engañarían, tomándonos por lo que nos tienen, un pueblo asustado, pancista, débil, susceptible de ser corrompido. Un pueblo que jamás ha sido capaz de hacer la revolución burguesa que todos los de nuestro entorno, en su momento histórico, hicieron, por lo que se saben seguros de su impunidad, teniendo como tienen a su servicio todos los poderes del estado, la judicatura, el legislativo, el ejecutivo y si llegase el caso las armas, estarían, de nuevo, a su servicio y en contra del pueblo. ¿O acaso alguien duda que el “democratizado” ejercito y con él las fuerzas del “orden” han sido inmunes a los agentes patógenos que desde hace treinta y cuatro años las derechas, en distintas cuantías, vienen inoculando a todo ser viviente?
Pregúntense, amables lectores que respeto merece una sociedad, un país, una nación cuyo máximo representante, tras decir que todos somos iguales ante la ley y que el paro juvenil le quita el sueño, se va a cazar elefantes, se rompe la cadera y nos dice que ha tropezado con un escalón en la selva de Botsuana.
Ante todo esto caben dos posiciones, estar avergonzado como español o estar indignado como ciudadano. Yo solo estoy indignado, ya que español, español de esa su españa, (si, con minúscula), yo no lo soy, es más, puesto que esos corruptos y traidores son los enemigos de la España decente y trabajadora a la que quieren someter, me declaro enemigo suyo. Y quiero suponer que no estoy solo.

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