miércoles, 4 de noviembre de 2009

LA NUEVA INQUISICIÓN

Si no recuerdo mal fue Jefferson quien dijo aquello de…..”No estoy de acuerdo con lo que dice, pero defenderé con mi vida tu derecho a decirlo”, frase que desde entonces descubre a quienes en su alma albergan firmes creencias democráticas. Creencias y actitudes que se han de fundamentar en el respeto al adversario político e incluso en la defensa de sus derechos.
Cuando hoy se va a sancionar a quien en el otro partido ha tenido el coraje de decir en voz alta una verdad comprobada y constatada diariamente por quienes bajo el opresivo tacón de la lideresa quieren pervivir en la política, ese partido, ese otro débil y carcelario partido madrileño, nos muestra a todos sus débiles flancos democráticos cuando se dispone a sancionar a Manolo Cobo por ejercer su derecho a la libre expresión y a la crítica pública.
No he compartido con el Vice-alcalde de Madrid mas que ocasionales frases de saludos y alguna que otra pulla que, sin transgredir la cortesía, trataban mas de incentivar el ingenio reciproco que el ataque, pues es Manolo Cobo de los mas inteligentes e inteligibles políticos que he conocido. Por ello no hay lazo ni político ni personal que me empuje a romper esta otra insignificante lanza por quien en el silo de desvergüenzas que hoy es la política en España se atreve a decir verdad, y lo que tiene tanto o más valor, el mantenerla sin enmienda, el mantenerla sin condicionarla a sus propios intereses políticos o personales.
Puede que su posición, su verdad y su actitud, respondan a alguna calculada táctica política, lo cual no ha de menguar el reconocimiento que a Manolo Cobo le deberíamos prestar quienes mantenemos que es la verdad una de las mas valiosas condiciones que en democracia han de darse permanentemente, y más cuando en la practica política diaria las tácticas de los restantes actores solo responden a tan ocultos intereses de grupo como resplandecientes aparecen en sus argumentos la mentira y la falsedad.
De nuevo hay que constatar los malos tiempos que atravesamos cuando los mensajes que envían a la sociedad, a la que los políticos debieran servir de ejemplo, son mensajes que relegan y reprimen la verdad, al tiempo que ocultan, cuando no jalean y defienden, el autoritarismo y la mentira.
En estos tiempos se necesitan muchos “Manolos Cobos” que puedan decir su verdad tanto en el PP como en el PSOE, aunque tal “osadía” les pudiera costar la expulsión de la política, pero esa posible salida estaría acompañada del orgullo de, con la verdad, haber señalado a los nuevos inquisidores, esos que siempre, ayer y hoy, hacen de sus dogmas los dogmas que el resto hemos de asumir de forma obligada, negando así a todos los básicos derechos de libre pensamiento y expresión.
Es únicamente la difusión de la verdad lo que puede disolver el cemento de mentiras que protege los intereses corruptos de la política española. Si los “Manolos Cobos” callasen, la corrupción conceptual acabaría anegando y ahogando a los cada vez más escasos restos de los valores ciudadanos, esos que aun permiten que nos denominemos miembros de sociedades avanzadas.

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