martes, 5 de enero de 2010

Y SIGUE EL AGUA

Allá por el jurasico, cuando los entonces jóvenes dinosaurios socialdemócratas podíamos vivir sin problemas en el seno del Psoe, una de las discusiones más recurrentes con los progresistas de hoy, -muchos de ellos entonces marxistas- versaba sobre si eran aceptables o no los déficits de las cuentas públicas, las implicaciones que tal situación deparaba y las ventajas e inconvenientes de gastar más de lo que se ingresa, siendo más los que concluíamos que si los déficits públicos eran causados por el incremento del gasto social, educación, sanidad y pensiones, ¡bendito déficit!.
Puede que algún lector esté en estos momentos preguntándose si no teníamos otra cosa más interesante que hacer. Y quizás concluya que tan rara ocupación puede que haya sido la causante primera del fracaso de los que hoy nos dirigen, y que si hubiesen dedicado sus esfuerzos a causas más alegres y placenteras, habrían conseguido llegar a estos días de hoy con mejor predisposición anímica respecto a lo que la crisis económica les está provocando, desconcierto, mala leche, y en su gestión, no acertar a un burro a diez pasos. Y puede que lleven razón.
Ni que decir tiene que visto desde la perspectiva progre-zapaterianas de hoy, se está dando la paradoja que muchos de los que entonces renegaban de cualquier déficit público, se han aplicado con entusiasmo a repartir lo que no es suyo entre aquellos, -banqueros y ladrilleros-, de los que esperan recibir lo suyo, no contra la pared, sino a favor de su cartera, dejando en su frenesí a las arcas públicas, cual verga de veinteañero, tiesas.
Y así las cosas han llegado a este 2010 con un guirigay económico al que no saben cómo meterle mano, por lo que lo más socorrido, inmediato y hasta retributivo es aplicar las recetas de los que han provocado la crisis, los mismos que están sacando tajada de ella, la derecha económica que les orienta y respalda.
Es por ello que hoy, día de reyes, nos hemos desayunado con el roscón de tener a ochocientos mil parados más que cuando comenzó el 2009. Y encima dicen que lo más duro ya ha pasado. Deben estar pensando, el Corbacho y la tal Maravillas Rojo, en los más de doscientos mil trabajadores que cobrando los famosos 421 euros durante un máximo de seis meses han causado artificial y tramposa baja en las listas de Inem, ya que han decidido excluirlos por considerar que los cursos de formación obligatorios que han de hacer son retribuidos con tan generoso estipendio.
El mismo Corbacho, fiel recadero de la Salgado, la cual a su vez es marioneta de Botín, se apresta a “reformar las pensiones para mantener la viabilidad del sistema de protección social”. En otras palabras, van a bajar las pensiones contributivas al ampliar el periodo de cálculo de la base reguladora, de tal forma que presentando el sistema superávits, -aun en época de bajada de la afiliación al sistema-, conseguir que el gasto disminuya y que así los dineros de los trabajadores sigan financiando lo que ellos llaman “acción económica discrecional del gobierno”, el reparto de los dineros públicos sin control alguno, tal y como hasta ahora han venido haciendo con parte de los superávits habidos en las cuentas de la Seguridad Social.
No solo han provocado que la distancia del gasto social en España haya aumentado respecto a la media europea, sino que pretenden reducir aún más ese gasto para de esta forma tener unos superávits mayores que les financien sus operaciones orquestales en la oscuridad.
Y como de prueba basta un botón, baste recordar que hoy mismo se ha concretado la reforma que sobre las pensiones de viudedad van a comenzar a aplicar. Van a incrementar y endurecer los requisitos para poder tener acceso a una pensión de viudedad y van a reducir las cuantías, pasando esas prestaciones de ser mensuales y vitalicias, a ser de pago único y por baremo según lo cotizado, con lo cual desaparece el escaso componente de solidaridad que el actual sistema mixto de reparto y aportación mantiene a duras penas.
Entre tanta operación de castigo a los que menos tienen, parece que pasan desapercibidas aquellas otras operaciones que consisten en que las Cajas de una o varias comunidades se fusionen, vendan sucursales, despidan a trabajadores y pillen un dineral del Fondo para la Reestructuración Ordenada Bancaria. Dinero regalado a los políticos metidos a banqueros en las Cajas de Ahorro, y obtenido mediante la emisión de deuda pública, deuda que pagaremos solo los que pagamos impuestos, incluidos los parados despedidos por los banqueros.
Cornudos, apaleados y votando a Zp. ¡Manda co..nes!

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