domingo, 13 de febrero de 2011

MADRID COMO CONTRAPODER A ZP

Hace unos días estuve desayunando con unos antiguos compañeros de los que habiendo estado a favor de la Trini en las primarias, que con ella perdieron, ahora se posicionan contra la lista votada por la ejecutiva tomasera por el simple hecho de estar a favor del “ruso” Lissavetzky y en contra del Tomás.
Nada hablaron sobre los posibles candidatos alternativos a los propuestos por la superioridad, solo despotricaron, y con muchísima razón, sobre la incompetencia e incapacidad política de la inmensa mayoría de los que la componen.
Intenté hacerles ver que con su actitud lo que favorecían era la ya añeja maniobra por la cual el objetivo máximo de Ferraz en todas las elecciones municipales y autonómicas es conseguir que el PSM, -antes, cuando se ganaba, FSM-, no toque poder ni en el ayuntamiento de Madrid ni en la artificial autonomía madrileña, y su reacción fue cercana a la virulencia.
De nada sirvió activar sus recuerdos con los casos de Almeida, Tamayo y Saez, y los fracasados candidatos trinitario-sebastianeros últimos. Para ellos todo lo relacionado con esos fracasos se debió al mal hacer del PSM, nunca al dedo de ZP.
Siempre he mantenido, basándome en las evidencias antes citadas, que lo que menos desea un poder político tan débil, ideológicamente hablando, como el de Zp, es que a menos de un kilometro de su sede de Ferraz pudiera establecerse otro de magnitud elevada,-los presupuestos de C.A. de Madrid mas Ayuntamiento suman más de cuatro billones de las antiguas pesetas-, y sentir político más o menos diferenciado del derechismo ferraciano.
Desde tiempos de Almunia, con la Almeida,-no se olvide que era militante de otro partido-, hasta la traición pepiñera al triunfo de Simancas mediante el brazo ejecutor de Tamayo y Sáez, pasando por la imposición del fracaso anunciado de la Trini y del Sebastián, años 2003 y 2007, todo viene a demostrar que en Ferraz odian el solo imaginar que en Madrid, el PSM pudiera gobernar y pensar por sí mismo, no fuera a ser que la comparación entre unos y otros, los ferracianos-monclovitas y los hipotéticos gestores comunitarios y municipales resultase odiosamente favorecedora a estos últimos, cosa difícil, pero no imposible.
Y si odian esa comparación, -ahí están las Bibi, las Pajines y las Trinis varias que junto a los Pepiños ladrilleros y los sebastianes recaudadores-, mas odian que la disposición de los respectivos presupuestos publicos les confiriesen a los de la plaza del Callao, por el mismo procedimiento que a los ferracianos-monclovitas, fondos suficientes como para apalancarse en el poder madrileño. Y hasta ahí podríamos llegar.
En los actuales rifi-rafes de los de Ferrraz con los tomaseros lo que subyace no es el que en la lista vaya un experimentado urbanista en lugar de un encargado de almacén o una experta en relaciones laborales en lugar de una cajera de Caprabo, esto les importa una higa, lo que les importa es cuan grueso es el brazo político y económico de aquellos que internamente pudieran ponerlos a los pies de los caballos de los militantes demostrando su corrupto proceder.
Antes derrotados que cuestionados internamente, se dicen los zapateristas de Ferraz, y por eso se van de convención a Sevilla, donde los pesebres contienen y paralizan, al menos de momento, a más de un millón de parados y a otro millón de paniaguados de sindicatos e interinos y eventuales.
Mientras, en Madrid la Espe y el Gallardón lo hacen fatal pero lo del Tomas es aun peor y hay que matarlo. Ya lo decía Churchil, amigo, adversario, enemigo y compañero de partido.

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