Sabido es que los combustibles nucleares, después de haber agotado el poder energético con que la naturaleza les dotó, se transforman en otros elementos radiactivos de difícil y peligrosa manipulación y tratamiento, razón por la cual son denominados residuos radiactivos, los cuales tienen la peligrosísima capacidad de seguir emitiendo radiaciones durante muchos años y aunque el principal elemento de estos residuos sea el uranio (95% de los residuos), son los productos de fisión del combustible (2% de los residuos) los que mantienen mayor actividad durante los primeros 150-200 años. Pudiéndose encontrar también entre estos residuos el plutonio 240, que tarda aproximadamente 6.600 años en desintegrarse y el neptunio 237, con una vida media de 2.130.000 años.
Se preguntarán Vds., amables lectores, a cuento de qué viene esta perorata radiactiva. Viene a propósito de la similitud que a mi entender hay entre esos residuos radiactivos y los residuos zapateristas.
Cierto que también hay diferencias, pero diferencias a favor de los residuos radiactivos, ya que estos generan peligro y contaminación tras haber aportado al hombre lo que de positivo llevan en su propia naturaleza, la ya citada capacidad de en determinadas condiciones generar energía, cosa que el zapaterismo jamás ha hecho, pues ni energía, ni calor, ni bienestar han proporcionado a los que con sus votos les apoyaron.
Hoy tras más de un mes de la derrota electoral los residuos zapateristas están demostrando cuan peligrosos son para el futuro del socialismo democrático español. No solo comienzan a aflorar las voces de quienes se han pasado casi ocho años disfrutando de las prebendas que digitalmente les ha venido regalando el sistema, sino que entre ellas abunda la desvergüenza de aparentar una contenida discrepancia con lo que han venido haciendo desde el gobierno de Zp en contra de los trabajadores.
Rubalcaba y su autodenominado equipo, Elena Valenciano, Antonio Hernando y otros etcéteras tan orondos como ufanos por la derrota, dicen disponerse a renovar al Psoe cuando durante estos últimos años lo único que han renovado ha sido sus carteras y sus haciendas.
Con estos, la otra parte contratante del zapaterismo, la que aun no encabeza Carmen Chacón, se ha atrevido a poner negro sobre blanco la prueba de su desfachatez, pues no otra cosa es el llamado documento “mucho Psoe por hacer”. En este panfleto conviven las loas al querido líder leones con las críticas a lo hecho por los propios firmantes participes del los gobiernos de su defenestrado José Luis y con las formas antidemocráticas que le han caracterizado.
Unos y otros y los posibles terceros que pudieran levantar la voz al grito de “Yo no he perdido, que soy alcalde de mi pueblo”, todos son descendientes de una concepción degenerada de la política, de una forma corrupta de entender cómo debe servir un partido político a la sociedad española, de cuál debe ser el papel ejemplarizante de aquella izquierda que en la ética deposita los valores de una concepción justa y solidaria de la vida.
Estos residuos zapateristas, al igual que los radiactivos, se aprestan a instalarse indefinidamente en el poder que unas siglas centenarias, pero no intocables, aun les prestan, para desde ese poder seguir emitiendo radiaciones políticas contaminantes y disuasorias de cualquier intento de regeneración y con ello intentar transitar por el desierto de la oposición institucional, situación que se ha demostrado como factible tanto en el caso del PP, desde 2004 a 2011, como con el Psoe, desde 1996 a 2004.
Los elementos radiactivos tienen la particularidad de desintegrarse a medida que van emitiendo su radiactividad, de tal forma que su vida viene determinada por lo que se denomina periodo de semidesintegración, que es el periodo de tiempo que tardan en desintegrase la mitad de los núcleos de una muestra determinada. Es de desear que los residuos zapateristas tengan un periodo de semidesintegración mas cercano al Radón 222, que tarda 3,82 días en quedar reducido a la mitad, que al Uranio 238, que tarda nada más y nada menos que 4.468.000.000 años en reducirse a la mitad. Más que nada porque mis futuros biznietos puedan llegar a conocer lo que era la socialdemocracia antes de que ZP con Merkel, Sarcozy y “los mercados” la enterrasen.
Se preguntarán Vds., amables lectores, a cuento de qué viene esta perorata radiactiva. Viene a propósito de la similitud que a mi entender hay entre esos residuos radiactivos y los residuos zapateristas.
Cierto que también hay diferencias, pero diferencias a favor de los residuos radiactivos, ya que estos generan peligro y contaminación tras haber aportado al hombre lo que de positivo llevan en su propia naturaleza, la ya citada capacidad de en determinadas condiciones generar energía, cosa que el zapaterismo jamás ha hecho, pues ni energía, ni calor, ni bienestar han proporcionado a los que con sus votos les apoyaron.
Hoy tras más de un mes de la derrota electoral los residuos zapateristas están demostrando cuan peligrosos son para el futuro del socialismo democrático español. No solo comienzan a aflorar las voces de quienes se han pasado casi ocho años disfrutando de las prebendas que digitalmente les ha venido regalando el sistema, sino que entre ellas abunda la desvergüenza de aparentar una contenida discrepancia con lo que han venido haciendo desde el gobierno de Zp en contra de los trabajadores.
Rubalcaba y su autodenominado equipo, Elena Valenciano, Antonio Hernando y otros etcéteras tan orondos como ufanos por la derrota, dicen disponerse a renovar al Psoe cuando durante estos últimos años lo único que han renovado ha sido sus carteras y sus haciendas.
Con estos, la otra parte contratante del zapaterismo, la que aun no encabeza Carmen Chacón, se ha atrevido a poner negro sobre blanco la prueba de su desfachatez, pues no otra cosa es el llamado documento “mucho Psoe por hacer”. En este panfleto conviven las loas al querido líder leones con las críticas a lo hecho por los propios firmantes participes del los gobiernos de su defenestrado José Luis y con las formas antidemocráticas que le han caracterizado.
Unos y otros y los posibles terceros que pudieran levantar la voz al grito de “Yo no he perdido, que soy alcalde de mi pueblo”, todos son descendientes de una concepción degenerada de la política, de una forma corrupta de entender cómo debe servir un partido político a la sociedad española, de cuál debe ser el papel ejemplarizante de aquella izquierda que en la ética deposita los valores de una concepción justa y solidaria de la vida.
Estos residuos zapateristas, al igual que los radiactivos, se aprestan a instalarse indefinidamente en el poder que unas siglas centenarias, pero no intocables, aun les prestan, para desde ese poder seguir emitiendo radiaciones políticas contaminantes y disuasorias de cualquier intento de regeneración y con ello intentar transitar por el desierto de la oposición institucional, situación que se ha demostrado como factible tanto en el caso del PP, desde 2004 a 2011, como con el Psoe, desde 1996 a 2004.
Los elementos radiactivos tienen la particularidad de desintegrarse a medida que van emitiendo su radiactividad, de tal forma que su vida viene determinada por lo que se denomina periodo de semidesintegración, que es el periodo de tiempo que tardan en desintegrase la mitad de los núcleos de una muestra determinada. Es de desear que los residuos zapateristas tengan un periodo de semidesintegración mas cercano al Radón 222, que tarda 3,82 días en quedar reducido a la mitad, que al Uranio 238, que tarda nada más y nada menos que 4.468.000.000 años en reducirse a la mitad. Más que nada porque mis futuros biznietos puedan llegar a conocer lo que era la socialdemocracia antes de que ZP con Merkel, Sarcozy y “los mercados” la enterrasen.
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