miércoles, 25 de enero de 2012

DENTRO DE MATRIX



Nos han hecho creer que la realidad en la que vivimos es un sistema que permite la libertad y la igualdad de todos los ciudadanos y nos lo hemos creído.
Al igual que en la película de los hermanos Wachowsky, dos mundos paralelos coexisten y se enfrentan. Uno, el virtual donde los humanos han sido esclavizados por las maquinas que ellos mismos construyeron y a quienes con un programa de ordenador se les oculta la realidad de la devastación del planeta, y el otro mundo, el real, el habitado por humanos que se resisten a la opresión de las maquinas que los cultivan como generadores de la energía que necesitan consumir, un mundo relegado a las profundidades de la tierra y que sistemáticamente es atacado por sus enemigos del mundo virtual.
Fue Platón quien teorizó sobre la existencia de dos mundos paralelos, pero han sido los actuales plutócratas quienes han conseguido hacer realidad dos mundos paralelos que se entrecruzan y conviven en una soterrada y cruel pugna que hasta ahora no ha provocado la reacción de aquellos que se resisten al hipnotismo del capital.
Ni la aparente opulencia de nuestras sociedades es real, ni el sistema de organización política y social responde a criterios democráticos, ni aquellos que desde la más básica concepción democrática debieran velar por el bienestar de la comunidad lo hacen.
Los más cínicos de los servidores de la maquinaria opresora denominan ganga constitucional a todo lo que en las respectivas leyes máximas hace referencia a derechos individuales o colectivos. Estos, según los felices criados del poder, son meras referencias conceptuales que han de ser concedidas a fin de mantener una paz social indefinida, pues se está demostrando que los reiterados incumplimientos constitucionales no conducen a la colectividad a rebelarse contra quienes los estafan y oprimen.
Al igual que en la película, en nuestras sociedades casi todo es apariencia, el aspecto, el consumo, los objetivos vitales, las ensoñaciones del futuro, todo está sometido a los baremos que el capital, el poder y los distintos poderes delegados han impuesto, revistiendo de bienestar social lo que solamente es alienación y cautividad mental.
Hasta el descredito de la política y de los políticos, del sistema democrático y de todas sus instituciones parece haber sido programado para que el alejamiento ciudadano de la política sea inversamente proporcional al grado de dependencia de cada uno de sus drogados rehenes. La posesión de bienes, o la apariencia de poseerlos, y el dinero y el ansia que por él siente la mayoría de los ciudadanos, han permitido que los controladores de la producción de esos bienes y del valor del dinero hayan alcanzado cotas de dominación que en el pasado solo lograban con muerte y desolación.
Han conseguido, de no haber reacción social, que la libertad individual y colectiva valga y se aprecie menos que un automóvil, que la característica social del hombre, la base de la solidaridad, se haya erosionado hasta el punto de competir cruentamente por cosas tan innecesarias como superfluas.
En el film, Cipher cerrando las condiciones de su traición al líder rebelde Morfeo, le dice al vigilante Smith, “se que este filete no es real, pero su sabor es exquisito” y tras una pausa afirma, “la ignorancia es la felicidad”.
En esa ignorancia consentida, en esa ignorancia egoísta vivimos todos los días, saboreando alimentos que no son reales y consintiendo que hayan hecho de nosotros la fuente de energía del poder con el que nos oprimen.
Si el sistema no es democrático, si quienes nos representan no nos defienden, si los derechos se incumplen y vulneran, y la ley no es igual para todos, si nos mienten, si abusan de nosotros, si sus intereses no son los nuestros y si nuestros descendientes no tienen más futuro que la supervivencia en la sedación intelectual colectiva y el esclavismo económico, político y social, queda de manifiesto que simpáticas reuniones y eslóganes más o menos ingeniosos no sirven para reconducir a la humanidad a la recuperación de la dignidad vendida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como salir de toda esta obra de teatro...