Es hoy, domingo 31 de agosto, el día en el que los vecinos se reencuentran cuando a por el pan y el periódico salen, y educadamente se atienden los relatos de las vacaciones ya pasadas, las penurias que han soportado, y los fallecimientos de familiares mas o menos lejanos que les han fastidiado la "placidez" playera. Que es para estudiar esto de que se mueran los viejos, perdón, los de la tercera edad, mas en verano que en invierno, que era cuando, antes, mas se morían. Y es que hoy matan mas los chiringuitos playeros, las malas aguas costeras, hayan sido estas conducidas o transvasadas, y los insomnios producidos por los “chunda, chunda” del “bacalao”, que lo que antaño mataban los virus invernales, las malas corrientes de aire y las pulmonías.
Pues bien, hoy, dado que el Boletín Oficial del Estado solo lo leen algunos, pocos, funcionarios, y muchos negociantes, ladrilleros o no, el boletín oficioso del gobierno, en su primera pagina de economía nos dice que la crisis, -algo es algo, ya reconocen que “habemus” crisis- trastoca el reparto de la riqueza.
Con este titular “El País” nos quiere devolver a la dura realidad, a su realidad, por si alguien en este tiempo de vacaciones hubiera perdido la referencia de que nuestras vidas están regidas por los designios de los que como ellos, los poderosos, las condicionan, incluso, como es el caso, desde la más evidente falsedad, desde la más cruda manipulación.
Nos presenta el diario de Miguel Yuste un gráfico en que habríamos de deducir que desde casi siempre, -comienza en 1980- en el reparto de la riqueza nacional, los asalariados nos hemos llevado la mejor y más grande parte de la misma, y es mentira. Veamos.
En primer lugar, hasta que sintieron la necesidad de camuflar su latrocinio a los salarios, la renta nacional la constituían dos factores, la remuneración de los salarios y la remuneración del capital, pues bien, hoy, y desde hace ya tiempo, han desglosado la remuneración del capital deduciendo los impuestos que este paga, como si los salarios estuviesen fuera del alcance de las garras del fisco, de tal forma que las dos curvas que representan en el gráfico, las que llaman excedente bruto de explotación y rentas mixtas y la curva de los impuestos netos sobre la producción e importaciones, habría de ser una sola, resultante de sumar ambos conceptos. Así veríamos no solo como desde 1980 la participación de las rentas del capital en la renta nacional han sido superiores a las del trabajo, y siguen siéndolo, sino lo que es peor, que la tendencia, desde los pactos de la Moncloa, es que las rentas del trabajo pierden sistemática y progresivamente presencia en esa renta nacional que, evidentemente, ha ido creciendo y engordando solo a unos de los dos componentes que la generan.
Podría uno quedarse aquí y concluir sobre la mentira y la manipulación, pero es que el subtitular tiene tanta o más miga que el titular. Dice así: La renta empresarial se dispara, los salarios resisten y la recaudación fiscal se hunde. Permítanme que lo traduzca a lenguaje coloquial.
“El País” afirma, y con él todos los liberales capitalistas, gubernamentales o no, que desde 1980 al segundo trimestre de este 2008, los empresarios, yo diría los grandes empresarios, se han forrado de forma tan escandalosa y desequilibrada que el adalid del liberalismo capitalista califica tal devenir como disparado o disparatado
Al tiempo y a fin de presentar un cierto equilibrio, tal falso como artificial y sesgado, afirman los de Miguel Yuste que los salarios resisten, y solo hay que hacer una sencilla cuenta para ver que no es así. En esos 28 años los salarios han perdido 4,15 puntos porcentuales de participación en la renta nacional, han pasado del 51,55 al 47,40 %, exactamente lo mismo que las rentas del capital han ganado, y si a ese aumento de ganancias, el periódico lo denomina "incremento de renta disparado", el mismo calificativo habría de recibir el decremento salarial. Pero no, falsean, mienten y manipulan de forma nada gratuita. Estos, como tantos otros progres cuentacorrentistas, se deben al dinero, y los representantes de este, banca y gobierno zetaperil, son los que, si se portan bien y siguen defendiendo los intereses del capital, quizas les ayuden a salir de la crisis empresarial en la que están.
El broche de oro es que si su tercera afirmación es cierta, y lo es, se demuestra que el capitalismo siempre ha contado desde el poder político de un trato de favor fiscal de signo contrario al que venimos recibiendo los asalariados. Si la renta nacional ha aumentado, si en ella los salarios han disminuido y por el contrario las rentas del capital han aumentado, solo cabe aceptar que los ingresos fiscales hayan bajado si a su vez se acepta que las tasas de fiscalidad tambien lo han hecho.
Y por aquello de la brevedad les remito a su propia memoria para determinar quienes han sido los beneficiarios de tales bajadas fiscales ya que todos sabemos qué niveles de fiscalidad creciente venimos soportando en nuestras nominas, e igualmente, todos sabemos cómo han evolucionado los tipos fiscales aplicados a sociedades y a patrimonio.
Dándole la vuelta al dicho popular matemático, cuatro menos dos, son dos. De otra forma, nos están diciendo que nuestro bolsillo es su futura ganancia.
Y esta es la que dice ser la “izquierda moderna”.
Pues bien, hoy, dado que el Boletín Oficial del Estado solo lo leen algunos, pocos, funcionarios, y muchos negociantes, ladrilleros o no, el boletín oficioso del gobierno, en su primera pagina de economía nos dice que la crisis, -algo es algo, ya reconocen que “habemus” crisis- trastoca el reparto de la riqueza.
Con este titular “El País” nos quiere devolver a la dura realidad, a su realidad, por si alguien en este tiempo de vacaciones hubiera perdido la referencia de que nuestras vidas están regidas por los designios de los que como ellos, los poderosos, las condicionan, incluso, como es el caso, desde la más evidente falsedad, desde la más cruda manipulación.
Nos presenta el diario de Miguel Yuste un gráfico en que habríamos de deducir que desde casi siempre, -comienza en 1980- en el reparto de la riqueza nacional, los asalariados nos hemos llevado la mejor y más grande parte de la misma, y es mentira. Veamos.
En primer lugar, hasta que sintieron la necesidad de camuflar su latrocinio a los salarios, la renta nacional la constituían dos factores, la remuneración de los salarios y la remuneración del capital, pues bien, hoy, y desde hace ya tiempo, han desglosado la remuneración del capital deduciendo los impuestos que este paga, como si los salarios estuviesen fuera del alcance de las garras del fisco, de tal forma que las dos curvas que representan en el gráfico, las que llaman excedente bruto de explotación y rentas mixtas y la curva de los impuestos netos sobre la producción e importaciones, habría de ser una sola, resultante de sumar ambos conceptos. Así veríamos no solo como desde 1980 la participación de las rentas del capital en la renta nacional han sido superiores a las del trabajo, y siguen siéndolo, sino lo que es peor, que la tendencia, desde los pactos de la Moncloa, es que las rentas del trabajo pierden sistemática y progresivamente presencia en esa renta nacional que, evidentemente, ha ido creciendo y engordando solo a unos de los dos componentes que la generan.
Podría uno quedarse aquí y concluir sobre la mentira y la manipulación, pero es que el subtitular tiene tanta o más miga que el titular. Dice así: La renta empresarial se dispara, los salarios resisten y la recaudación fiscal se hunde. Permítanme que lo traduzca a lenguaje coloquial.
“El País” afirma, y con él todos los liberales capitalistas, gubernamentales o no, que desde 1980 al segundo trimestre de este 2008, los empresarios, yo diría los grandes empresarios, se han forrado de forma tan escandalosa y desequilibrada que el adalid del liberalismo capitalista califica tal devenir como disparado o disparatado
Al tiempo y a fin de presentar un cierto equilibrio, tal falso como artificial y sesgado, afirman los de Miguel Yuste que los salarios resisten, y solo hay que hacer una sencilla cuenta para ver que no es así. En esos 28 años los salarios han perdido 4,15 puntos porcentuales de participación en la renta nacional, han pasado del 51,55 al 47,40 %, exactamente lo mismo que las rentas del capital han ganado, y si a ese aumento de ganancias, el periódico lo denomina "incremento de renta disparado", el mismo calificativo habría de recibir el decremento salarial. Pero no, falsean, mienten y manipulan de forma nada gratuita. Estos, como tantos otros progres cuentacorrentistas, se deben al dinero, y los representantes de este, banca y gobierno zetaperil, son los que, si se portan bien y siguen defendiendo los intereses del capital, quizas les ayuden a salir de la crisis empresarial en la que están.
El broche de oro es que si su tercera afirmación es cierta, y lo es, se demuestra que el capitalismo siempre ha contado desde el poder político de un trato de favor fiscal de signo contrario al que venimos recibiendo los asalariados. Si la renta nacional ha aumentado, si en ella los salarios han disminuido y por el contrario las rentas del capital han aumentado, solo cabe aceptar que los ingresos fiscales hayan bajado si a su vez se acepta que las tasas de fiscalidad tambien lo han hecho.
Y por aquello de la brevedad les remito a su propia memoria para determinar quienes han sido los beneficiarios de tales bajadas fiscales ya que todos sabemos qué niveles de fiscalidad creciente venimos soportando en nuestras nominas, e igualmente, todos sabemos cómo han evolucionado los tipos fiscales aplicados a sociedades y a patrimonio.
Dándole la vuelta al dicho popular matemático, cuatro menos dos, son dos. De otra forma, nos están diciendo que nuestro bolsillo es su futura ganancia.
Y esta es la que dice ser la “izquierda moderna”.
Pues para cerrar el circulo, vicioso, por supuesto, les ruego retrocedan a la pagina 10 y 11 y lean lo que nos propone el líder de la “derecha moderna” española, el señor Rajoy. Desde Pontevedra, desde las escaleras de la delegación de hacienda, nos propone bajar el tipo que se aplica en el impuesto de sociedades al 20 %, y para que los ingresos fiscales puedan atender las necesidades sociales, educación, sanidad, los servicios sociales y las pensiones no contributivas, también establecerá una desgravación fiscal del 25 % por los intereses de los créditos hipotecarios.
Ya, ni el collar les diferencia.
Ya, ni el collar les diferencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario