martes, 16 de agosto de 2011

¡MANDA HUEVOS!

Vuelve uno de pasar unos días de vacaciones en la playa, -si es que los jubilatas tenemos vacaciones-, y tras disfrutar de esa arena que nos acompaña hasta la decimo octava ducha madrileña, de los clásicos calamares del devónico a precio de caviar del siglo veintiuno, tras haber superado los treinta y ocho grados de benigna fiebre a la sombra, después de haberme deleitado con el resistente “bacalao” levantino, ese pútrido pescado que en forma de ritmo infernal nos regalan imberbes a bordo de petardeantes automóviles y tras haber conseguido llegar a la capital de esta confederación de autonomías sin que los “fitipaldis” de turno me hayan echado fuera de la carretera, llega uno a esta, la capital de la confederación española de republicas autónomas y se encuentra con la más deprimente de las situaciones.
Si en tiempos de normalidad ciudadana el número de auto-lobotomizados por las religiones es alto, deprimentemente alto, ahora con la llegada del estrafalario representante de dios en la tierra, (¡olé la humildad que se gastan!), este poblacho manchego con ínfulas de gran ciudad europea, está más que insoportable.
Son riadas de jovenzuelos, supongo que vírgenes y mártires, los que han inundado las calles de Madrid, y para mí las han inundado de desconcierto. De mi propio desconcierto y del de aquellos otros que se mantengan firmes en la defensa de sus propias neuronas.
¿Cómo es posible que gente de multitud de países, unos con más conocimientos y preparación que otros, unos universitarios y otros analfabetos funcionales, unos diplomados en las mil y una especialidades que al capital internacional le interesa y otros discapacitados intelectuales, todos, compartan sin diferencia alguna las anteojeras que el fanatismo religioso impone a quienes rechazan usar el más alto don que la naturaleza ha dado al hombre, la razón?.
Estos jovenzuelos rechazan la capacidad de pensar por sí mismos, la capacidad de analizar hechos y situaciones, la capacidad de sacar conclusiones de la historia, sea esta reciente o remota.
Pareciera que les repele aplicar sus neuronas al análisis de la religión, del hecho religioso, al desmenuzamiento intelectual del devenir de aquellos que han ostentado y ostentan el poder embaucador de la religión. En su actitud se niegan a actuar intelectualmente de la misma forma en que actúan ante cualquier otro hecho o circunstancia de su vida, aceptando, se supone que de buena gana, hechos, dichos y obviedades que fuera del ámbito religioso, sea este público o privado, rechazarían de forma tajante.
Dicen los creyentes, y fundamentalmente los creyentes de la iglesia mas fundamentalista de las que se autodenominan cristianas, la católica, que eso es la fe, y que esta consiste en creer en lo que no se ve. Bueno, que le vamos a hacer, pero si esto fuese así, sensu contrario ¿cómo es que lo que sí se ve, no ha de ser tenido en cuenta?, ¿o es que no ven la tomadura de pelo y de ¿alma? que todos los fantoches disfrazados de demiurgos les aplican en cada uno de sus hechos hasta el punto de que jamás político alguno, -y ya sabemos cuál es la especialidad máxima de los políticos, el mentir-, ha logrado obtener distancia mayor entre sus dichos y sus hechos?
Ni todos son tontos, ni mucho menos todos ellos son los más listos del mundo mundial, pero que están desperdiciando y despreciando capacidades humanas de las que están dotados, eso para mí es tan seguro como que el día precede a la noche y viceversa.
Y uno que fue aleccionado, que no educado, en el fanatismo católico, aun recuerda aquello de la parábola de los dos hermanos a los que el padre entregó varios talentos para que por el mundo los utilizasen y los multiplicasen, y mientras uno de ellos así lo hizo y mereció la aprobación de su progenitor, otro los dilapidó y desaprovechó voluntariamente obteniendo la reprobación y castigo correspondiente.
Pues eso. Que el fanatismo, este y cualquier otro, conduce inevitablemente al esclavismo intelectual, y a un servidor la esclavitud, aun la voluntaria, le jode. Y mientras, los padres de esta patria laica y aconfesional, desde el monarca hasta el último lameculos fachendoso y arribista, inclinándose ante un nazi que promete la felicidad eterna mientras aquí coopera, y de qué manera, a la desgracia de los más débiles.


Postdata para los papistas: Ya podéis comprobar que para nada he hecho mención de los dineros de la iglesia católica, de sus inversiones en empresas de armamento o químicas fabricantes de anticonceptivos, ni tan siquiera he querido aprovechar ese rumor, nunca comprobado, de la protección papal a la pederastia de sus tropas. Pero…nada, nada, no me lo agradezcáis que antes o después caerá.

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