lunes, 26 de septiembre de 2011

LA QUE NOS ESPERA



Yo mismo doy por hecho y por deseable, que la barrida de la otra derecha, la franquista de toda la vida, se produzca el 20-N. Lo doy por hecho y lo doy por bueno ya que como más adelante explicaré con su triunfo se abrirá la única posibilidad de que la izquierda social española renazca a efectos políticos, pero hasta entonces, y ese entonces no lo será hasta dentro de unos años, nos esperan unas cuantas situaciones que a nadie debieran sorprender.
Desde las más banales, pero nada inocuas, como la dominación de los actuales “queipos de llanos” de la comunicación, que invadirán los escasos micrófonos y pantallas públicas, hasta los “intelectuales” de la derecha, -Sanchez Dragó, Cesar Vidal y sus cohortes de “pensadores”, ex PC o ex Grapo-, que nos deleitarán con su acendrada experiencia goebeliana por la que repitiéndola mil veces, una mentira, se convierte en verdad por todos compartida.
Nos obsequiarán las tropas “nazionales” con una profundización de los dogmas económicos liberales ya puestos en práctica por los economistas de cabecera de Zp, con lo que la fiscalidad española incrementará la diferencia de trato que concede a los defraudadores y evasores y el que aplica a los trabajadores que puntual y exactamente cumplen con la ley de hierro fiscal que todas las derechas nos imponen.
El centrismo al que siguen aspirando los demócratas del ordeno y mando traerá consigo mas porras y mas maderos para atajar las reacciones ciudadanas que, se den o no, ya están siendo motivo de estudio y valoración a fin de reprimirlas antes que se produzcan.
El reforzado nacional catolicismo nos llevará al punto de volver a la escuela confesional, a la imposición externa de la moral católica y a la práctica y defensa de la inmoralidad política respecto a lo público. Tendremos indultos de trajeados ex presidentes, de comisionistas de la contratación pública, la “gurtel” pasará, y nunca mejor dicho, a mejor vida y la judicatura de los peones negros alcanzará sus últimos objetivos judiciales al devolver a las cunetas a los que nunca debieron abandonarlas.
El militarismo y el nacionalismo españolista de boina y cachaba volverá a ser nube en la que ocultarán sus negocios de muerte y destrucción a cambio de nada.
Todo lo público será desmontado tras haber conseguido difamar, desprestigiar, arruinar y malvender a sus amigos todo lo que pueda suponer un negocio en sus manos. Destrozarán el sistema de protección social, la sanidad será, primero debilitada, después llevada a la inoperancia, mas tarde vaciada de medios y finalmente vendida al peor postor.
El sistema público educativo, -y a la vista tenemos ya sus primeros ataques-, será igualmente vaciado, desprestigiado, y una vez arruinado, a los usuarios más recalcitrantes del sistema educativo público se les comenzará a cobrar por ejercer el derecho constitucional de tener una educación pública. La educación para la ciudadanía será sustituida por la formación del espíritu nacional y con la reintroducción del catecismo del padre Astete. La investigación desterrará de sus objetivos todo lo que se oponga o solo cuestione la “ciencia” emanada de la doctrina católica y no faltarán nuevos Millán Astray que deseen la muerte de la inteligencia o Unamunos enemigos de inventos y moderneces.
Las pensiones serán objeto de privatización y reducción, -eso que ya hoy le llaman reforma-, de tal forma que la mayor fuente de seguridad futura que la ciudadanía española tiene hoy, desaparecerá, siendo sustituida, eso sí, por la seguridad que ofrecen los bancos y sus respectivas aseguradoras.
No se agotan con estos escasos ejemplos los desmanes a que nos llevará el triunfo electoral de la derecha de siempre. Muchos más serán los que amarguen la vida a los trabajadores españoles, incluidos esos descerebrados trabajadores que votan a una u otra de las derechas que a todos nos maltratan, pero, como decía al comienzo, lo doy por bueno en la esperanza de que antes o después se produzca la reacción ciudadana que correspondiendo a la violencia con que ya ellos nos están tratando, les devuelva el ciento por uno de las desgracias personales y colectivas que ellos, sin piedad alguna nos están, y nos seguirán, aplicando.
Antaño la sociedad española, y con ella el Psoe, aceptaron de forma complaciente la dictadura de Primo de Ribera. Más tarde, cuando los abusos de un sistema democrático corrupto llegaron a extremos que provocaban hambre y muerte, la izquierda, de forma fragmentada y hasta enfrentada, reaccionó y cooperó al derrocamiento de la monarquía y al advenimiento de la Republica. El golpe de Estado fascista y la consiguiente guerra incivil fue la reacción de la derecha española para sofocar y anular las ansias de libertad de los trabajadores españoles.
Recuperada la democracia tras morir en la cama el dictador, las derechas mundiales nos han aplicado otro golpe de estado, esta vez económico, que les asegura la rendición, el vasallaje y dependencia de una clase trabajadora dividida y pancista en la que muchos valoran más su BMW que su libertad y el futuro de sus descendientes.
Es por esto que hoy, cuando en cada esquina tenemos un cuartel de la montaña en forma de banco, cuando en Barcelona se va a rendir homenaje a Jordi Dauder, actor que el 23-F en vez de huir a Perpiñán se plantó a la puerta del palacio de la Generalitat catalana y a voz en grito pidió armas para el pueblo, y cuando hoy también, Paul Preston afirma que el franquismo lavó el cerebro a los españoles, hoy, los que vemos que no hay izquierda alguna que a los socialistas nos pueda representar, tenemos que mantener la esperanza en la que entiendo que puede ser la única salida a medio plazo de la izquierda social española, esa esperanza es, desgraciadamente, que cuanto peor, mejor.

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