viernes, 19 de diciembre de 2008

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No he sido capaz de encontrar un calificativo para lo que han aprobado al alimón el Psoe de Zapatero y el PP de Rajoy. Ni vergonzoso, ni indecente, ni miserable son calificativos que de forma suficiente describan la infamia que acaban de cometer desde la legalidad de un sistema cada vez mas anti social, cada día mas enemigo de los ciudadanos, a cada instante mas inhumano.
Cuando unos proponen y muchos aprueban la ampliación del periodo de “retención” de los inmigrantes “ilegales” de 40 a 70 días y encima los medios de comunicación alaban los incrementos de seguridad que tal determinación lleva consigo, no he podido evitar retrotraerme a las casi clandestinas lecturas que por los años sesenta y setenta devorábamos sobre como actuaba el nazismo y sus medios de comunicación, los cuales justificaban retenciones de judíos, gitanos, moros y otras razas “inferiores”, pero entonces lo llamaban “internamientos”. Más tarde, en esa misma linea de degeneracion linguistica, a las salas donde los gaseaban las llamaban duchas colectivas.
Hoy, cuando la prostitución del lenguaje es masiva y general, y por ello, como mantuvo George Orwell, estamos en la antesala del autoritarismo, solo cabe acudir al diccionario para a estos filo-fascistas llamarlos como nos dé la gana a cada uno de los que nos sintamos solidarios con los que eligen ser “retenidos” antes que muertos de hambre.
Y es que hoy hay que ser coherentes con nuestra historia, con nuestros emigrantes y con aquellos que, con más dificultades sociales, económicas y políticas que Zp hoy y aquí, actuaron de forma bien diferente. Me estoy acordando de don Lázaro Cárdenas y de su esposa doña Amalia, recientemente fallecida, en el Méjico de 1939 y 40, que se jugaron el tipo, su prestigio, su patrimonio y su futuro ayudando a los que necesitaban solo una mano amiga para iniciar alli una nueva vida, porque de nuevo aquí, esta vez a los inmigrantes del sur, le es negada tal posibilidad por los herederos sanguíneos y políticos de los del fuhrer, del caudillo y del duce.
Antaño, Don Lázaro y doña Amalia, se ganaron el respeto y la más alta dignidad que la historia les otorga a quienes hacen de la solidaridad y la proximidad al más débil la razón de ser de su existencia, dignidad que esa misma historia, la que enorgullece a la raza humana, la única existente, negará a estos inhumanos mequetrefes.
No sé si nos abocarán a otra noche de los cristales rotos, pero como sé que antes o despues, segun Brech, vendrán a por mi, que tengan por seguro que me tendrán enfrente y preparado.
Aunque confieso que me gustaría no estar solo.

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