miércoles, 5 de agosto de 2009

LA BANCA AL SERVICIO DE "SU" PAIS

LAS PYMES SOLVENTES SE QUEDAN SIN CREDITO por Eduardo Segovia. Publicado en El Confidencial el 2-8-09 (Extracto)
"En las presentaciones de resultados de las últimas dos semanas, los principales bancos y cajas de ahorros han insistido en que todos ellos siguen dando crédito a los clientes "solventes" (en la época del boom esta puntualización no se hacía). Pero habría mucho que discutir sobre esta afirmación, a la luz de miles de casos de pequeñas y medianas empresas que no consiguen financiación para cubrir sus necesidades básicas, o bien la consiguen con unas condiciones inasumibles, mientras que grandes inmobiliarias cuya solvencia no es real logran refinanciar su deuda sin problemas. Algo que empieza causar verdadera indignación en los colectivos de pymes, indignación que no hace sino crecer con la clara preferencia de las entidades por invertir en deuda pública en vez de dar crédito.
"La operativa de la banca es la siguiente", explica una fuente perfectamente conocedora del asunto: "En cuanto una pequeña empresa tiene un impago, aunque sea un cliente de toda la vida, es un sálvese quien pueda, todo el mundo huye despavorido como si tuviera la peste. Pero en el caso de los promotores, como la banca está harta de comerse activos, les dan una línea de crédito para que al menos paguen los intereses de la deuda y darles bola durante dos años a ver si se arregla esto y pueden volver a pagar". Para justificar esto, se supone que el promotor aporta garantías adicionales, normalmente suelos con muy poco o nulo valor. Es decir, niega el crédito a los solventes y con los insolventes amplía el riesgo todavía más, con otro crédito sobre el crédito moroso. Justo lo contrario de lo que pregona.
La casuística es enorme y afecta a todas las entidades, aunque en mayor medida a las más grandes. Pequeños empresarios -dueños de tiendas, de bares, de empresas de servicios, de peluquerías, etc.- que son clientes de toda la vida de su entidad y que se han encontrado con que, justo en el momento en que lo están pasando peor por la caída de las ventas y por la dificultad para cobrar las facturas que les deben-, el banco le corta el grifo. No puede pagar las nóminas, ni a los proveedores, ni a Hacienda, ni a la Seguridad Social. Y si quiere reabrir su línea de crédito, la entidad le mete un diferencial estratosférico frente al Euribor o le obliga a poner más garantías: el local donde desarrolla la actividad si es suyo; y si no, su propia vivienda.
En la mayoría de los casos, se trata de gente honrada y solvente que no se ha retrasado jamás en el pago de sus cuotas, que está al día con sus impuestos y cotizaciones, que normalmente tiene contratados más productos de la entidad -planes de pensiones, fondos de inversión, seguros...- y que nunca ha dado motivos al banco o caja para que le consideren "sospechoso". Pero da igual. El argumento es que ahora el departamento de riesgos ya no aprueba las operaciones que se hacían antes (en provincias es muy socorrido echar la culpa a "Madrid") y que la financiación se ha encarecido mucho para el banco, por lo que no tiene más remedio que pedir más garantías y trasladar el coste del dinero al cliente. Pocas veces se alude a que el euribor está en mínimo histórico o a que los bancos tienen barra libre para conseguir todo el dinero que quieran del BCE al 1%.
Ahora bien, todo esto no rige si se trata de un promotor inmobiliario. En las últimas semanas hemos visto a las grandes inmobiliarias que siguen vivas anunciar muy orgullosas la refinanciación de su deuda, lo que les quita la presión de la quiebra durante un par de años; la última en anunciarlo ha sido Realia, hace unos días, y antes que ella fueron AISA, Afirma, Reyal Urbis, Renta corporación o San José, y se mantienen las conversaciones para intentar salvar a la que tiene la situación más delicada: Nozar. En otros casos, la refinanciación no ha sido posible y los bancos se han quedado con la promotora: Colonial o Metrovacesa.
"La banca se ha dado cuenta de que provocar el concurso de acreedores no es bueno para nadie, y ha aprendido de los errores de Hábitat o Martinsa. Ahora es mucho más proclive para hablar, negociar y dar hilo a la cometa antes que tener que provisionar de golpe deudas millonarias. Porque estas provisiones destrozarían la cuenta de resultados justo cuando llega la segunda oleada de morosidad, y a más de una la pueden poner al borde del precipicio", explican en una consultora. Otra cosa es que, muy probablemente, dentro de dos años el problema no se habrá resuelto y será todavía más grave. Pero ésta es la estrategia por la que han optado el sector, el Gobierno y el Banco de España: no reconocer los problemas, ir aguantando como se pueda y confiar en que las cosas se arreglen solas.
Al final, todo se resume en una frase muy socorrida en el sector: "Si le debes al banco 100.000 euros, tienes un problema; si le debes 100 millones, el que tiene un problema es el banco".

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