lunes, 3 de agosto de 2009

LA ETICA, LA ESTETICA Y EL CODIGO PENAL.

Tengo para mi que el más escaso sentido ético habría de prohibir a quien lo posea que ningún otro pueda establecer, no ya jurídicamente, ni tan siquiera mentalmente, alguna relación entre cualquier decisión administrativa de carácter económico y la percepción de algo mas sustancial que un agradecimiento verbal por parte del administrado.
Decía hace solo dos días que estaba al caer el archivo del caso de los trajes del figurín Camps y su otro amiguito del alma, el postinero Costa. Y como los que dictan sentencias están a lo que están, no han permitido que me equivoque en mi augurio. Han demostrado que la justicia está al servicio del poderoso y que muy distinto hubiese sido el trato si el perceptor de los trajes, relojes y demás lujosa quincalla hubiese sido un anónimo funcionario hipotecado.
Dejo para los juristas la interpretación evasiva de lo que legalmente se pueda argüir en torno a este autentico fallo de ese Tribunal Superior de…..eso del País Valençia. Ni me importan sus razones, ni el conjunto de ellas por fundamentadas en la ley que pudieran estar, ya que ni aun así pueden sustituir, y menos de forma ejemplarizante, al básico concepto ético que todo ciudadano de bien tiene a este respecto.
Si algo queda claro en este, como en otros muchos casos en los que los poderosos se ven involucrados, es que tiene mas peso la estética, la de los trajes y las de los trajeados, que el injusto adefesio jurídico que con este tipo de proceder obligan a vestirse a todo un país.

Me pregunto si en el Código penal o civil, vaya Vd. a saber que uno es de ciencias, está perfectamente tipificada la prevaricación “apropiada”, porque de ser así, alguien, quizás, pudiera y/o debiera confeccionarles también jurídicamente un traje a rayas a estos ejemplares en riesgo de extensión.

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