miércoles, 17 de septiembre de 2008

¿DEMAGOGIA IZQUIERDISTA?

Mientras los neocons transatlánticos aplican formulas aparentemente socialdemócratas, cuales son las nacionalizaciones de empresas, eso sí, en perdidas, los ex titulares de la socialdemocracia europea se resisten a tales nacionalizaciones. Y miren por dónde, de esto se extraña, y mucho, don Felipe González Márquez.
Y no es extraño que se extrañe. Todos podemos recordar la súbita invasión del virus liberalizador que ha lustros le invadió, virus que, casualmente también hoy, elogia la lideresa Aguirre, que recordando sus privatizaciones de empresas públicas en números negros vendidas a precios de saldo, hacen, virus y elogios, que se vea como coherente que el ex presidente abogue porque el BCE meta dinero en el sistema financiero europeo al mismo nivel que lo ha hecho la reserva federal yankee.
Y hay que decirle a González y a Díaz Ferrán, presidente de la patronal, con quien coincide en pedir un paréntesis en la libertad de mercado, que si en tiempos en los que las empresas del Ibex 35 han tenido unos incrementos de sus ganancias en el primer semestre del 16, 9 % respecto al mismo semestre del año pasado, que la banca española ha cerrado el grifo a la financiación de empresas ajenas, no a las propias, y en su distanciamiento de la obligación que como servicio público adquirió en su momento, -no se olvide tal condición-,no se merece ni un solo euro de los impuestos que los trabajadores regalamos al fisco a cambio de casi nada.
Hay que decirle al desgobierno de Zp y sus liberales que con lo que ya han metido en las empresas de sus amigos del pelotazo ladrillero, podrían haber triplicado el fondo de reserva de la Seguridad Social o haber multiplicado por dos con efectos inmediatos la cuantía de las pensiones mínimas del sistema y mantenerlas durante diez años.
Hay que decirle a la opinión pública, ya que la publicada no lo hace, que con las cuantías que están dedicando el desgobierno Bush a salvar a dos bancos hipotecarios y a una aseguradora especulativa, se podría haber resuelto de un plumazo el hambre en el mundo para siempre.
Se debería decir a todo el mundo que el sistema que a unos les permite acceder a Mercedes y a “beemeuves” y poco a poco cargarse el planeta, a otros, ese mismo sistema, los condena a la muerte por inanición, ya que para los gestores del sistema capitalista primero son las empresas de los amigos y su opulencia, y dejan el derecho a la vida, incluso el derecho a una vida indigna, muy por detrás del derecho a la vida que los hipócritas cristianos vaticanistas exigen para la prole de aquellos a los que una vez nacidos condenan al hambre o en el mejor de los casos a la supeditación social y económica.
Hay que vocear que son todos estos liberales, los de la derecha y los de la izquierda vergonzante, aquellos para los que la libertad solo ha de existir en cuanto esta les sea de aplicación a sus deseos, nunca referida a aquellos otros a los que, aun defendiendo, ellos, no yo, que ya no hay clase sociales, -otra hipocresía mas-, entienden que pertenecen a otra muy distinta y superior de la suya.
Decía hace unos días un emergente líder de la izquierda real francesa, que aun no se ha inventado el socialismo del siglo XXI. Tan cierto es, que en la traición que a la socialdemocracia hicieron y hacen los detentadores oficiales del copyrigth socialdemócrata europeo, que se denominan a sí mismos como nuevos socialistas.
Lo que pasa es que a todas estas mis verdades, de este y de otros muchos barqueros, la oficialidad del sistema las denomina demagogia, mientras que a sus desastres y abusos los llama tiempos de nuevas oportunidades.

De nuevo hay que acudir a dos sabios dichos españoles como refugio de esperanza y fortaleza política. Uno, el que dice que “no hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista”, que sumado con el que aconseja “a Dios rogando y con el mazo dando”, puede que se logre generar fuerza ética y social suficiente como para trastocar una realidad injusta.

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