viernes, 5 de septiembre de 2008

Y DOS HUEVOS DUROS DE PONENCIA

Cierran la primera parte de la ponencia marco cuatro temas que por su situación, en el frontispicio del documento, reflejan la importancia que el PSM les otorga junto a los que ayer vimos. Son, el municipalismo, la seguridad, los medios de comunicación públicos, y la “política exterior” madrileña.
El primero de ellos, el municipalismo, ocupa 10 apartados de los cuales cinco son para auto agasajarse por el trabajo magníficamente hecho en los municipios en los que gobierna el PSM de Madrid, -20 de 179 y bajando-, y de los cinco apartados restantes, dos son para demandar mas financiación, y tres para establecer otra comisión en la que colocar a militantes desoficiados y vigilar que la Comunidad de Madrid no les invada competencias.
Los aspectos que sobre seguridad expone la ponencia, en contra de lo que afirman en el apartado 68, están atravesados por miedo, miedo a la incertidumbre, al extraño, al diferente, a lo distinto, al cambio, ya que de otra forma no se puede entender que a este tema dediquen nada menos que 40 apartados en los cuales los términos policial o policía se citen en 19 ocasiones. No tienen reparo alguno en compartir postulados que hasta la derecha ha suavizado cuando no abandonado respecto a cómo concebir la seguridad ciudadana con más prevención y menos represión. Para mí que se le ha ido la mano a Rafa Montoya.
A continuación son los medios de comunicación públicos en manos de la odiada lideresa, los que ocupan y preocupan a los tomasistas. Y les ocupan y preocupan porque nos les dan bola y les aplican el mismo sectarismo, -bueno, y dos cucharadas mas-, que ellos recetan y aplican allá donde controlan el poder político y el económico del presupuesto público. Ni que decir tiene que en este terreno también quieren otra comisión para reformar estos medios, especialmente la muy sectaria Telemadrid, y ya sabemos todos lo que las comisiones a estos fines creadas acaban haciendo, eternizarse en la búsqueda de soluciones, eternizando dietas y salarios de los comisionistas.
Finalmente es la “política exterior” madrileña la que de forma totalmente declamatoria centra su atención y de forma ingenuamente pretenciosa. Pretenden hacer el mundo más justo, más libre y más solidario (aptdo. 131) y como en tantas otras cosas sin articular palabra alguna respecto a cómo conseguirlo. Y así, bajo la misma fórmula declamatoria pretenden posicionarse, solo eso, respecto al cambio climático, la pobreza y la desigualdad de oportunidades, pero para nada dicen cómo hacerlo y menos aun analizar qué es lo que provoca estas situaciones, el sistema de producción y reparto de la riqueza capitalista, ya que si tienen algo claro, y en el capitulo siguiente se verá es que su más firme identidad es la adaptación a este, precisamente este sistema de producción y a este sistema de reparto de la riqueza. Así las cosas, nada de lo que ingenuamente plantean en aspectos de solidaridad internacional puede ser tomado como algo que transcienda a caridad más o menos cristiana y el consiguiente lavado de sus malas conciencias.
Y como esto lleva camino de, como dice el antiguo chiste, más que excitarme, ponerme de mala leche, dejo para días sucesivos las partes de la ponencia que contemplan la economía y las políticas sectoriales, que son terrenos en los que los cacaos mentales de los redactores parece que pudieran haberse fraguado en el camarote de los hermanos Marx. Lo veremos.

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