miércoles, 16 de junio de 2010

LO SABIAN, Y LO SABEN.

Ya por octubre de 2007 sabían que la crisis no era una más de las que periódicamente el capitalismo nos regala. Entonces ya sabían que no era una crisis localizada en los EEUU, que aquí habíamos incubado la nuestra, y a pesar de ello afirmaban que todo era maravilloso, tanto que fuera envidiaban a nuestro sistema bancario y dentro seguimos con la apuesta por el ladrillo.
Sabían que esa actuación agravaría y profundizaría la crisis, por entonces llamada desaceleración, y a pesar de saberlo regalaron 400 euros por votante, con la única condición de que el perceptor hubiese hecho su declaración de la renta.
Sabían a qué objetivos respondía la crisis, el dominio de los mercados financieros sobre los estados y la política, y a pesar de ello incrementaron el gasto y la deuda pública para mantener artificialmente una actividad económica en pleno derrumbe para poder llegar a las elecciones de 2008 sin mayores riesgos de perderlas.
Sabían que la situación de la banca española era como poco difícil, si no irrecuperable, debido al alto riesgo asumido respecto al ladrillo, y como derivación fundamental de ese exceso, por su endeudamiento con la banca internacional. A pesar de ello inyectaron cientos de miles de millones sin contrapartida alguna en un sector bancario cuyo problema no era de liquidez, era y es de solvencia, ya que aunque dicen tener beneficios, la realidad es que no pueden hacer frente a sus deudas por si solos.
Sabían que, por lo anterior, el dinero que regalaban a los bancos y cajas no retornaría al circuito de la financiación de las empresas sino que se iba a utilizar, como así ha sido, en pagar una pequeña parte de sus deudas con la banca extranjera y en comprar de forma obligatoria las emisiones de deuda pública que el gobierno español les concedía al triple de los intereses de los que ellos habrían de pagar por los “rescates” obtenidos con ese mismo dinero.
Sabían que ese incremento vertiginoso de la deuda pública, unido al vencimiento de la preexistente, conduciría inevitablemente a una rigurosa depreciación de la confianza de los mercados en el conjunto, público y privado, de la economía y de las finanzas españolas.
Sabían que destinar los fondos públicos financiados con emisión de deuda al anterior círculo vicioso era alargar y agravar el coste de la crisis, y a pesar de ello han creado específicos fondos para tal fin, aun incurriendo en ilegalidades desde la perspectiva de la UE, de ahí la reciente caducidad del FROB.
Sabían que las directrices dictadas por los gobernantes de los países mas atrapados en préstamos al estado y a los bancos españoles, Merkel y Sarcozy, no eran meras indicaciones, eran y son imposiciones que el sistema aplica a quienes le han ofendido tratando de desclasarse económicamente.
Sabían y saben que las imposiciones del sistema, una vez que se acepta alguna de ellas, no es posible eludirlas o limitar la cascada incesante e inacabable de aquellas otras que tienen como finalidad, no la recuperación económica, sino la devolución del país así castigado al lugar que, para el sistema, no debe abandonar.
Sabían que los recortes que, a los que menos tienen, están empezando a aplicar son y siempre serán insuficientes, por lo que aceptado el inicio del debilitamiento de nuestro naciente estado de bienestar español, las etapas sucesivas de sus medidas, nos conducirán a su práctica desaparición.
Sabían y saben que todo ese conjunto de actuaciones tienen una exclusiva finalidad política, la destrucción de la izquierda política europea, para lo cual han comenzado por los países socialmente menos cohesionados.
Sabían y saben que el resistencialismo interesado que como gobierno noqueado están aparentando ofrecer a la opinión pública española quedará al descubierto, si no lo ha quedado ya, pues nada de lo que hacen puede ser homologado como hechos emanados de alguien que posea solo un liviano sentido de la justicia, cuanto menos de la igualdad y de la solidaridad.
Sabían y saben que actualmente su único objetivo es mantenerse en el poder, para lo cual su táctica es dejar que pase el tiempo, tratar de calmar a los que los dominan aplicando las recetas del triunfante neoconservadurismo mundial y confiar en la suerte para, en las próximas elecciones, intentar mantener la mayor cuota de poder institucional.
Saben que les falta por cumplir con la más tradicional de las clausulas de supervivencia que el capitalismo mundial impone a los que califican de díscolos, (¡quién lo diría!), aceptar de una vez por todas las cadenas y grilletes que lleva consigo cualquier ayuda del FMI.
Sabiendo lo anterior, no me cabe la más mínima duda de que más temprano que tarde firmarán nuestra acta de encarcelamiento económico nacional. Encarcelamiento que supondrá su tranquilidad económica y política personal a cambio de nuestra condena a perder indefinidamente cualquier horizonte de justicia, de igualdad, de solidaridad y, no lo duden Vds., también de libertad.
Lo que creo que aun no atisban, lo que aun no saben, es que la historia, esa memoria colectiva que acaba conjugando tiempo y razón, les está construyendo el más infame de los pudrideros políticos, el que les reserva a quienes traicionan a los valores que desde el inicio de los tiempos han engrandecido a la humanidad.
¿Cabe ir a peor?..... Sí. Ahí está la derecha oficial española. Pero…..díganme que posibilidad de regeneración de la izquierda socialdemócrata cabe, si aquellos que seguimos creyendo en esos valores no cumplimos con nuestra obligación, y está no es otra que trabajar para que de las cenizas de los usurpadores actuales renazca el ave fénix del socialismo democrático.

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