martes, 11 de octubre de 2011

DILEMA RESUELTO

Desde hoy hasta el 20-N, día del funeral oficial del traidor al Psoe, me propongo traer a la memoria de los que este blog siguen algunas de las razones, que, basadas en hechos incontestables, debieran soportar la decisión de todos los que se sientan coparticipes de los valores clásicos de la izquierda, de no votar a los herederos digitales del zapaterismo.
Antes, ya les anticipo que hasta hoy me he venido debatiendo entre la participación electoral apoyando a la que parece ser la única fuerza de izquierda real con posibilidades de tener presencia institucional, IU, o sumar mi ausencia electoral a la cada vez más nutrida riada de ciudadanos que rechazamos al sistema seudo-democrático que entre todos han construido.
Finalmente y tras la reflexión que a continuación compartiré me he decidido por la abstención como fórmula de rechazo, como mecanismo de alejamiento de las reglas de juego que los corruptos se han construido a fin de obtener privilegios, riquezas e inmunidad.
Entiendo que la situación política, económica y social de España, de lo que fue España, no puede seguir soportando un esquema de funcionamiento democrático que únicamente se orienta a dar servicio y protección a los plutócratas y a la inmensa mayoría de los políticos a sueldo de los primeros.
Pocas palabras se han de gastar en delinear la identidad real de PP y Psoe, ya que sus milimétricas diferencias les hacen merecedores de ser arrojados al mismo saco del desprecio ciudadano, pero sí algunas más hay que usar para justificar la negación del voto a IU.
Soy de los que no cree, a la luz de la experiencia, en los cambios desde dentro. Todas las organizaciones políticas son endogámicas y tendentes a la consecución del mal menor como método de permanencia en las ventajas que el sistema otorga a los digitalizados, sean electos o no, pocos o muchos, que consiguen instalarse.
Por ello y ante la disyuntiva de, por un lado tener un grupo parlamentario de IU más o menos numeroso instalado en la Carrera de San Jerónimo, grupo que en cualquier caso será escuálido dada la vergonzosa ley electoral, no mi ausencia de respaldo, y temiendome que ante las previsibles acometidas del PP, ese grupo devendrá en pactista con el Psoe, entonces verbalmente izquierdoso, y de otro lado poder cooperar al incremento de la desafección ciudadana a este sistema político que por injusto y corrupto se hace merecedor del rechazo ciudadano, me decanto por abonar la esperanza que desde la calle, desde la proximidad a la ciudadanía y no desde las moquetas oficiales, nazca la revolución que pueda llevarse por delante a todos estos años de dictaduras fascistas y de dictaduras económicas sostenidas y favorecidas por aspirantes a asesinos, los franquistas, y por aspirantes a pequeños plutócratas, los traidores al socialismo democrático.
Tengo para mí que no existe la más pequeña posibilidad de que la cordura, la razón, la sensatez, incluso la necesidad nacional, se interne en el pútrido sistema político español y que estas virtudes, allí instaladas, primero desinfectasen la politica y más tarde se impusieran como útiles diarios e imprescindibles en el trabajo de todo aquel que se tenga por representante del pueblo.
Y como me temo que así será, por más que encontrásemos en las Cortes a unos cuantos justos, no debieran ser precisamente ellos los que por su presencia impidieran el que la ciudadanía arrasase la Sodoma política que allí se asienta. De aquí que blanco, nulo o abstención han de ser el medio de manifestar el rechazo y el compromiso de lucha contra los que de la España de los ciudadanos, un deseable y posible paraíso, han hecho un infierno de injusticias, abusos, corrupción y pillaje.

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