No treinta, sino treinta mil podrían ser las razones que los ciudadanos de izquierdas hemos ido acumulando a lo largo de estos casi ocho años de zapaterismo, pero quizás solo con treinta, una por cada día que falta hasta la fecha electoral, sean más que suficientes para al menos decidir no votarles, o en jerga argentina, botar a estos boludos.
Diré hoy por última vez que la izquierda necesita regenerarse y que tan solo puede hacerlo desde la derrota aplastante, desde la ausencia de posibilidades de interpretarla de forma interesada, de una forma tal que todos los implicados en la deriva derechista y la traición a la historia y al electorado socialista sean barridos de la faz de la izquierda.
No cabe miedo al acostumbrado…..¡que viene el lobo del PP!. No cabe temor a la otra derecha que únicamente incidirá algo más en la línea de actuación cruel que el zapaterismo ha venido aplicando a los trabajadores, es más, ese incremento hacia la injusticia, hacia la desigualdad, hacia la corrupción y hacia la mentira y la manipulación, no ha de ser moneda de cambio a la que vender la esperanza de que el socialismo democrático, en ese trance de desestructuración social agravada por el PP, barra a los traidores y recupere su histórica identidad perdida.
Es por ello que ante la remota o cercana posibilidad de que el zapaterismo y su progresismo de cuenta corriente pasen a ser un mal recuerdo del pasado es por lo que siguen treinta razones para “botarlos”.
1ª Razón.- No se levantó al paso de una bandera que, guste o no, representa a un pueblo con un gobierno con el que se puede coincidir o no, pero que es tan legítimo, si no más, que el que posteriormente él aquí designó. Sacó a las tropas de Irak alardeando de antimilitarismo y al cabo de unos años, en vez de estar participando en una guerra, España y su ejército están participando en dos y bajo la misma fórmula de aliado mamporrero y prescindible con la que antaño estabamos en Irak.
Hoy estamos contribuyendo a la destrucción y a la muerte en Afganistán y Libia a fin de imponer por la fuerza los intereses petrolíferos de las multinacionales, y como colofón de su perdido deambular político-militar, desde hace unos días, el denostado escudo antimisiles de Reagan y los Bush, ha pasado a ser imprescindible garantía de seguridad nacional, por lo que de nuevo, saltándose ley y tratado, como antaño su excrecencia, ha cedido Rota a la armada yanqui.
Como vemos, también en lo militar, el zapaterismo es al tiempo una cosa y su contraria.
Diré hoy por última vez que la izquierda necesita regenerarse y que tan solo puede hacerlo desde la derrota aplastante, desde la ausencia de posibilidades de interpretarla de forma interesada, de una forma tal que todos los implicados en la deriva derechista y la traición a la historia y al electorado socialista sean barridos de la faz de la izquierda.
No cabe miedo al acostumbrado…..¡que viene el lobo del PP!. No cabe temor a la otra derecha que únicamente incidirá algo más en la línea de actuación cruel que el zapaterismo ha venido aplicando a los trabajadores, es más, ese incremento hacia la injusticia, hacia la desigualdad, hacia la corrupción y hacia la mentira y la manipulación, no ha de ser moneda de cambio a la que vender la esperanza de que el socialismo democrático, en ese trance de desestructuración social agravada por el PP, barra a los traidores y recupere su histórica identidad perdida.
Es por ello que ante la remota o cercana posibilidad de que el zapaterismo y su progresismo de cuenta corriente pasen a ser un mal recuerdo del pasado es por lo que siguen treinta razones para “botarlos”.
1ª Razón.- No se levantó al paso de una bandera que, guste o no, representa a un pueblo con un gobierno con el que se puede coincidir o no, pero que es tan legítimo, si no más, que el que posteriormente él aquí designó. Sacó a las tropas de Irak alardeando de antimilitarismo y al cabo de unos años, en vez de estar participando en una guerra, España y su ejército están participando en dos y bajo la misma fórmula de aliado mamporrero y prescindible con la que antaño estabamos en Irak.
Hoy estamos contribuyendo a la destrucción y a la muerte en Afganistán y Libia a fin de imponer por la fuerza los intereses petrolíferos de las multinacionales, y como colofón de su perdido deambular político-militar, desde hace unos días, el denostado escudo antimisiles de Reagan y los Bush, ha pasado a ser imprescindible garantía de seguridad nacional, por lo que de nuevo, saltándose ley y tratado, como antaño su excrecencia, ha cedido Rota a la armada yanqui.
Como vemos, también en lo militar, el zapaterismo es al tiempo una cosa y su contraria.
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