martes, 15 de enero de 2008

EL MUNDO AL REVÉS

Mantengo que la prueba del algodón para calificar y cuantificar la independencia, la asepsia o la imparcialidad en la política, pero en ningún caso la indiferencia, ha de ser algo parecido a tener la capacidad de ver qué de positivo hay en lo que dicen y/o hacen aquellos a los que uno se sienta más lejano, y al tiempo tener la virtud de apreciar, sin cicatería, los posibles errores de aquellos otros que pudieran sentirse como propios o más cercanos.
Mantengo que una de las virtudes más raras y difíciles de apreciar es la ecuanimidad, la imparcialidad de juicio, por lo que en los tiempos que corren, tiempos de conmigo o contra mí, amigo o enemigo, amor u odio, es prácticamente imposible determinar con razones que pudieran ser compartidas, cuales son los aciertos y cuales los errores de unos y de otros.
Mantengo que dado que en ambas partes se dan idénticos intereses por mantener la densa niebla de la conveniencia partidaria pegada al terreno en el que se mueven los ciudadanos, se hace verdaderamente complicado, por lo dificultoso de la tarea y por el desapego de los más hacia el equilibrio de juicio por estar alineados desde el primer “a priori” con una de las partes, por lo que por mucho que en una sociedad se diesen las condiciones, y en esta no se dan, para que, aun en la niebla, surgiesen brotes de pensamiento tan libres como ecuánimes, aun en esas circunstancias, los amigos de las banderas, de los himnos, los portaestandartes de causas tan ciegas como interesadas, tendrían todo a su favor para acallarlas, ya que tan alineados como los militantes están los militantes medios de comunicación de uno y otro lado.
Aun así, confío que antes o después el sol caliente lo suficiente como para que levantando la niebla, levante también la luz de la libertad intelectual y de análisis en todos, y se liberen de las ataduras que las empresas políticas, no otra cosa son los partidos, imponen no solo a sus accionistas, sino al resto de la ciudadanía asediada en recíprocos y obligados odios.
Pero como esto no es más que un deseo, y este juntaletras ni ha alcanzado la ecuanimidad, ni lo pretende, dejo el camino a la perfección para otros más creyentes, quiero hoy, aquí, solo plantear una evidencia, y que ahí quede.
¿Por qué, si los aspectos macroeconómicos del estado de una concreta economía reflejan solo ratios y magnitudes tan globalizadores que como mucho nos pueden despejar parcelas tan amplias que no se distinguen en ellas a los individuos, por qué es esta la única óptica económica que contempla la actual dirección del Psoe para afirmarse en su acierto.?
De otro lado, ¿por qué quienes genéticamente han estado, están y seguirán estando codo con codo con los poderosos, ahora, y solo ahora se ocupan de datos microeconómicos que solo, nada más y nada menos, muestran cual es el estado de la economía del común de los ciudadanos, precisamente ahora que empeoran?
Y yendo un poco más allá de la política (¿o no?), ¿por qué los sindicatos, las organizaciones que se suponen han de velar y defender los derechos e intereses de los más débiles en el ámbito laboral, (y esto es política), están desde hace años y años como el Ebro de la jota al pasar por el Pilar?
Cabe preguntarse en estas situaciones ¿quién o quienes no mienten o no engañan?
Que cada cual se responda a sí mismo con la ecuanimidad que pueda.

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