El pasado 12 de septiembre exponía aquí algunas de las diferencias cualitativas que, de orden político, se dan entre la actual generación que detenta el poder en el Psoe y la que lo hacía por los años ochenta.
Y sustentaba aquellas diferencias en una cuasi privada conversación entre Javier Solana y Felipe González, en la cual el primero le decía, "Felipe se están perdiendo los valores de nuestra generación". A partir de ahí sostuve que esos "valores eran los de servicio a los demás mediante la aplicación de criterios de igualdad, solidaridad, justicia, y verdad, todos ellos ejercidos en incuestionables estadios democráticos. En cambio ahora se loa el individualismo, el sálvese quien pueda, el culto a la riqueza, y el desmontaje de sistemas de protección social que son los que dan solidez, estructuran, equilibran y hacen resistentes a las sociedades".
Hoy quiero añadir una diferencia más, y más que notable, en el debe, no en el haber, de esta generación de políticos prácticos.
Antaño, era practica común por lo repetida y multilateralmente ejercida, el no inmiscuirse en los devenires internos de los partidos ajenos, hasta tal punto que en situaciones de peligro de derrumbe de los mas importantes y representativos, tanto el PP en tiempos de Hernandez Mancha, como cuando el PNV soportó la excisión de Eusko Alkartasuna, y mucho mas tarde cuando las subterráneas fuerzas de los liberales en el Psoe se cargaron al único secretario general elegido en primarias, Pepe Borrell, en todos los casos, los adversarios políticos respectivos, mantuvieron una actitud tan respetuosa como supongo que expectante e interesada por lo que de positivo, los problemas ajenos, les pudieran reportar, pero jamás, nunca, en esas situaciones, salió nadie a reclamar que electos derrotados o no, se marchasen a su casa, jamás.
Hoy, por contra, la gente que queramos seguir guardando un mínimo "savoir faire", tenemos que soportar que las aves y los mamíferos carroñeros desprestigien, otra vez más, la historia de un partido centenario. Les remito a las declaraciones que sobre el rechazo a Gallardón ha hecho gente con tan poco fuste como Tomás Gomez , secretario general digital del PSM, y David Lucas, portavoz digital del grupo municipal socialista en el ayuntamiento de Madrid.
Les puede tanto su liviandad política que ni tan siquiera se conceden una mínima y prudente espera a ver que les ordenan desde arriba. Y queda demostrado que su enorme apetencia necrófaga es inversamente proporcional a su valía, no solo política, sino también humana.
1 comentario:
Compañero, yo estoy de acuerdo contigo en que lo de Tomás y David ha sido un error de bulto, que le tienen tantas ganas a Gallardón y tienen tan pocas posibilidades de ganarle en las urnas que se han tirado sobre su cadáver cuando aún respiraba.
No se dan cuenta que es mejor para el PSOE que no vaya en listas, que es mejor para el partido ponerse del lado de la pobre víctima, ay qué poca altura política tenemos.
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