viernes, 29 de febrero de 2008

EL GRAN PROBLEMA

El mayor problema de carácter institucional que pudiera devenir en problema ciudadano, es la preocupante trayectoria que el tema territorial tiene en la política española desde hace ya casi treinta años.
Antes de enfocarlo diré que rechazo de forma radical tanto los discursos, entonces aparentemente bienintencionados, que dieron origen al titulo VIII de la Constitución, aquel que decía y dice que la diversidad de pueblos y nacionalidades de España hace necesario el establecimiento de mecanismos de autogobierno de esos pueblos, como, sobre todo, rechazo las practicas en que aquellos han derivado, la total desigualdad en el ejercicio de derechos objetivos individuales y colectivos que en las distintas partes del territorio nacional se pueden ejercer.
Entiendo que no solo no es aceptable, sino que es rechazable de plano, que hoy día, cuando las diversas clases políticas de las Comunidades Autónomas, -eufemismo constitucional de Estados Confederados, y yo diría que poco confederados-, gestionan mas del 50 % de los presupuestos públicos, mantengan, es verdad que en distinto grado pero todas coincidentes, mantengan, que es irrenunciable el derecho al autogobierno en la pluralidad. Y es rechazable ya que en castellano lo que esto significa es que se quiere tener y mantener unas diferencias respecto a las demás que se traducen en derechos, que unos ciudadanos de unas Autonomías tendrán y podrán ejercer, y otros, de otro "estado", no, lo cual, lo diga Agamenón o su porquero, es desigual y discriminatorio.
De siempre, la izquierda, desde su tradicional visión igualitaria e internacionalista, ha mantenido un principio, subordinado a los valores anteriores, por el cual tanto la descentralización administrativa como la política habían de ser caminos que fomentasen la eficacia y la proximidad de la política por y hacia los ciudadanos. Pero lo que en forma alguna, jamas, izquierda alguna ha enunciado es que estos mecanismos, solo simples mecanismos, llegasen a impedir, como lo están haciendo en España, que la igualdad no solo no avanzase, sino que a cada impulso "autonomista" le corresponde equivalente retroceso en la igualdad ciudadana, si esta se contempla a nivel nacional.
Hoy nadie quiere afrontar este problema, que ya es, tanto conceptual e ideológico, como estructural, legal y constitucional. Hoy, en el desatado afán de la clase política por hacerse con mas y mas poder, sea este regional, local o nacional, no solo cae en contradicciones tan evidentes cual por ejemplo es la del PP, que denuncia la supuesta inconstitucionalidad del estatuto catalán, cuando al tiempo lo copia y lo hace propio en Valencia, sino que regiones sin raigambre "autonómica" han conseguido, en la ceguera de sus políticos a lo largo de estos treinta años, convencer a sus "autóctonos" que mas vale ser cabeza de ratón que cola de león, y así nos va.
Dificilmente puede la izquierda recuperar identidad política si sigue ahondando la contradicción entre sus valores y sus hechos.
Mientras la conveniencia gremial de la clase política estime como prioritario una mal llamada estabilidad gubernamental y esta imponga apoyos parlamentarios que lleven uncidos costes "autonómicos", esa izquierda, sea la mas o menos real o la desteñida y derechizada, estarán trabajando en contra de la igualdad y de la cohesión, no ya territorial, que mientras la sísmica y la tectónica no se alteren no hay riesgo, sino la cohesión ciudadana, aquella que sin patriotismos de hojalata hace que una colectividad de ciudadanos informados, formados y plurales por ser libres, tengan, en un mundo casi sin fronteras, la identidad mínima y común de conformar una nación, ni mejor ni peor que otra cualquiera, pero con su identidad y sus valores tan de respeto como cualesquiera otros, en la seguridad que la fortaleza que tal sentimiento presta a las naciones que así sienten, impide las necesarias dependencias externas que los recientes casos, extremos, de secesión, demuestran, y esas fotos de banderas "kosovares" unidas a la de las barras y las estrellas así lo evidencian.
Como antes decía, parece que nadie quiere entrar en este tema, nadie quiere complicarse la vida y menos en época electoral, pero es que después, y sea quien sea el que gobierne, nadie contempla afrontar racionalmente este problema. Que no es un problema por el cual, como dice la derecha, se rompe España, no, lo que se ha roto es la unicidad del Estado, y Estado son todas las administraciones, como defensor de los valores constitucionales que la ley máxima garantiza por igual a todos, repito, a todos los ciudadanos, independientemente del lugar geográfico en el que residan, eso se rompió hace mucho tiempo y en caso de no zurcirse tal desaguisado, y teniendo en cuenta la deriva estúpida por irresponsable, de los que pueden gobernarnos, mal van a pintar las cosas en el futuro inmediato a todos los niveles, ya que este problema, que todos reconocen y nadie afronta, se puede llevar por delante todo lo conseguido hasta ahora en los últimos treinta años.


Nunca como hasta ahora me gustaría tanto equivocarme.

No hay comentarios: