sábado, 4 de octubre de 2008

EL DEDO DE SARAMAGO

Lleva razón Saramago cuando con su certero dedo apunta y dispara al afirmar que hoy “la izquierda ni piensa, ni actúa, ni arriesga ni una pizca”, aunque, no sé yo si se está refiriendo a la izquierda organizada y silente o a la social pero afásica.
La verdad es que tanto da que se refiera a una, a otra, o a ambas, ya que el resultado, la situación de los movimientos sociales que hasta no hace mucho pretendían representar a la libertad, a la justicia y a la igualdad, es poco menos que la de un cadáver político y social.
Se están dando en estos días las mas groseras demostraciones de la incoherencia capitalista, de su incapacidad para actuar con responsabilidad ideológica, se están produciendo las más evidentes demostraciones que todos los males que aquejan a la humanidad están provocados, sostenidos, alentados, reproducidos y extendidos por un sistema que no tiene el mas mínimo empacho en propugnar una cosa para unos y la contraria para sí mismo.
El FMI, mientras aprieta con mano de acero a países economicamente dependientes para que restituyan la deuda e intereses que en su momento les aportó, sin importarles lo más mínimo las tragedias humanas que tan desalmada exigencia provoca, al mismo tiempo, esa institución de abuso y muerte mundial, reclama para sí misma, para su sistema económico y financiero una concertación internacional por la cual succionar de los estados de su órbita ingentes cantidades de fondos que, salidos fundamentalmente de los contribuyentes, sirvan para “rescatar”, sin nacionalizar, a su alegre banca que, envuelta en fantasías económicas, ha cavado su propia tumba.
Ante semejante caradura, ante semejante desfachatez, que no otra cosa es lo que vienen haciendo los que rigen la economía y la política en los últimos años, ni una sola palabra de disenso sale de boca alguna. Ni una sola palabra que, no diré presente alternativa política y económica global, -con lo calentitos que están dentro del palacio que el sistema les proporciona-, ni tan siquiera lengua alguna se atreve a recordar que el hambre y la sed, la miseria y la enfermedad, podrían ser instantánea y definitivamente barridas de todo el mundo con solo destinar una cuarta parte de lo que van a destinar para salvar a la banca y a sus banqueros desaprensivos e incompetentes.
Pero sucede que salvando a esos bancos y a esos banqueros desaprensivos se están salvando a ellos mismos, sucede que salvándose a ellos mismos salvan al sistema, y salvando al sistema perpetuán una forma de dominio mundial a la que se han adherido los antiguos disidentes del capitalismo, la izquierda política institucionalizada y la izquierda social mas o menos acomodaticia.
Por ello, sin ceder a la desesperanza, sin temer a molino de viento alguno, hay que afirmar sin descanso, con tanta mesura como firmeza, que el hambre, la sed, la miseria y la enfermedad son los gérmenes que el sistema capitalista alimenta para que el control y dominio que este ejerce nunca puedan ser puestos en cuestión, y si alguien osa hacerlo, o bien “razona” y se aviene a hacer como que todo está bien, o pasa a engrosar de forma mas o menos "discreta" las nominas que por pensar, actuar y arriesgar encabezan los Allendes, Guevaras, Azañas, Machados y Cristos que en la historia de la humanidad han sido.
Preguntarse hoy donde está la izquierda no deja de ser un ejercicio mental más o menos vacio. O la reconocemos en el interior de cada uno de nosotros y actuamos en consecuencia, o en caso contrario pasamos a engrosar, se quiera o no, el rendido ejercito de aquellos que han decidido no pensar, no actuar, y mucho menos arriesgar.

No hay comentarios: