Gran motivo de alarma debiera ser para los que tenemos alto respeto por los dineros públicos el gran contento con que los especuladores bursátiles han acogido, a nivel mundial, el anuncio de tan ingente y puede que, desacertado dispendio. Ya veremos cuanto dura.
Y como uno, en este, como en otros muchos temas de los que solo me declaro aprendiz, me dejo guiar por aquellos que al menos en sus escritos y declaraciones son coherentes, y casi tan importante a mis ojos como lo anterior, son persistentes en sus asertos, es por lo que, consecuentemente, he de aceptar que si alguien tan reconocido como Paul Krugman, peleón premio Nobel, nos decía ayer que lo que ha hecho Gordon Brown es lo acertado y lo conveniente, pues a uno no le queda mas remedio que aceptar que ha de llevar razón tan prestigioso economista y perder recelo y alarma, pero como la duda razonable y razonada es y espero que siga siendo lo que nos mueva a los que queremos seguir vivos, seguir pensando, pues que me voy a atrever a plantear un interrogante a algo que no se contempla en el artículo que ayer publicaba, y ya puesta mi ignorancia económica a plenas revoluciones, osaré plantear una alternativa claramente política a esa piñata de dinero que los bancos centrales acaban de poner en manos de los que hoy dicen, mintiendo, no tener ya de todo.
El interrogante, los interrogantes, son sobre si la decisión de Brown de entrar en el accionariado de bancos británicos llevará consigo la participación en la dirección de los mismos, y si así fuese con que criterios políticos actuarán ya que estos son los fundamentales cuando la política, cual es el caso, salva a la economía, por cuanto tiempo estarán presentes en ese accionariado, si lo harán de forma temporal o indefinida, y si en caso de reprivatización se garantiza a los ciudadanos británicos que sus dineros no quedarán sin la legitima recompensa de ser restituido el capital invertido y los intereses por tal acción generados, pues como cualquiera puede atisbar, no es lo mismo nacionalizar para generar riqueza nacional, que nacionalizar para regalar dinero publico a particulares.
La segunda parte de mi osadía consta de varios aspectos, a saber:
Condición de partida: Poder disponer de las mismas exactas cantidades que los bancos centrales y los gobiernos liberales se han comprometido a aportar a la banca. ¿Que sucedería si en vez de “ahogar” con millones a la banca se procediese de la siguiente forma?:
1ª.- Los bancos centrales habrían de contar en su poder el listado completo, total y absoluto de todos los créditos, hipotecarios o no, que todos y cada uno de los actores financieros tuviese vivo en el momento que se determinase.
2ª.- Los bancos centrales procederían a calificar todos y cada uno de los créditos vivos, dejando en poder de la banca aquellos créditos hipotecarios para compra de vivienda que superasen una cuantía determinada, la cual pondría de manifiesto la alta capacidad de endeudamiento del tomador y por lo tanto la seguridad de cobro de lo prestado y la correspondiente evidencia de lo innecesario de ayudas publicas para cubrir riesgos en estas hipotecas. Discriminación positiva y progresividad económica social.
3ª.- El resto de la hipotecas para compra de vivienda serían agrupadas en dos lotes, las de dudoso cobro y las de cobro seguro.
4ª.- Las de dudoso cobro serian anticipadamente canceladas al 100 % ante el banco prestatario con dinero público, deduciéndose una comisión del 5% del valor así rescatado y pasando todas estas pólizas a ser renegociadas con los tomadores, flexibilizando sus condiciones y adaptándolas a las circunstancias económicas personales del tomador, con lo cual se aseguraría la absoluta desaparición de la morosidad para la banca a la vez que una sustanciosa e inmediata inyección de liquidez, compatibilizando tal efecto con una mayor disponibilidad para el consumo por parte de los hipotecados a los que se les aplicaría el tipo de interés vigente en el momento de la suscripción de la hipoteca.
5ª.- El resto de la hipotecas de cuantía inferior a la cifra limite inicialmente fijada, y que fuesen clasificadas como de seguro cobro, serían temporalmente asumidas a partes iguales por los poderes públicos y los iniciales prestamistas, de tal forma que los bancos recibirían de forma inmediata el 40 % del valor de la suma de los capitales prestados, procediéndose a establecer el correspondiente convenio por el cual el coste de tal anticipo se cifraría en el 10 % del total, de ahí el 40 % a transferir a la banca, nueva inyección de liquidez asociada a la actividad crediticia.
6ª.- Los poderes públicos se comprometerían con los tomadores de estas hipotecas a asumir como propios los costes derivados de las posibles variaciones al alza de los tipos de interés, asegurando por lo tanto la inamovilidad de las cuotas mensuales a desembolsar y tomando como referencia el tipo de interés en el momento de la suscripción de cada una de ellas, aportando otra vez a estos consumidores ahorros mensuales que pueden ayudar a la vigorización del consumo.
7ª.- Del resto de los capitales que los bancos centrales pondrían en esta acción conjunta después de aplicar lo anterior, el 50 % se destinaria a establecer líneas de crédito directo destinado a pequeñas y medianas empresas y gestionados a través de la banca pública a tipos de interés claramente inferiores a los de la banca comercial a fin de favorecer la inversión productiva.
Y 8ª.- El 50 % restante del anterior montante se reservaría a la libre y, lógicamente, onerosa disposición de las entidades de crédito, las cuales gozarían de un diferencial de menos dos puntos porcentuales respecto al Euribor en cada momento vigente, índice de referencia que no sería establecido por los procedimientos actuales sino por el acuerdo del consejo de ministros economía de la Unión Europea en reuniones mensuales.
Ni que decir tiene que tal formula no deja de ser algo que técnicamente sería inviable si los técnicos que hubieran de aplicarla fuesen solo los técnicos que las escuelas económicas actuales han formado, pero si de lo que se trata es de llevar el dinero público, ayudas públicas, a la economía de las empresas y de las personas, qué mejor que ayudar directamente a estas y a aquellas empresas que generan empleo y riqueza que no a las exclusivas e incompetentes manos de quienes generan no solo problemas, sino lo que es peor, miseria e injusticia.
Como siempre, el color del cristal con que se mira el problema es determinante. Los hay azules, y entre estos, los hay azules con falsos reflejos rosáceos y los hay claramente rojizos. Se llevan los primeros, por lo que el reto es cambiar la moda y esta no se cambia si no se cambia a los actuales diseñadores.
Y como uno, en este, como en otros muchos temas de los que solo me declaro aprendiz, me dejo guiar por aquellos que al menos en sus escritos y declaraciones son coherentes, y casi tan importante a mis ojos como lo anterior, son persistentes en sus asertos, es por lo que, consecuentemente, he de aceptar que si alguien tan reconocido como Paul Krugman, peleón premio Nobel, nos decía ayer que lo que ha hecho Gordon Brown es lo acertado y lo conveniente, pues a uno no le queda mas remedio que aceptar que ha de llevar razón tan prestigioso economista y perder recelo y alarma, pero como la duda razonable y razonada es y espero que siga siendo lo que nos mueva a los que queremos seguir vivos, seguir pensando, pues que me voy a atrever a plantear un interrogante a algo que no se contempla en el artículo que ayer publicaba, y ya puesta mi ignorancia económica a plenas revoluciones, osaré plantear una alternativa claramente política a esa piñata de dinero que los bancos centrales acaban de poner en manos de los que hoy dicen, mintiendo, no tener ya de todo.
El interrogante, los interrogantes, son sobre si la decisión de Brown de entrar en el accionariado de bancos británicos llevará consigo la participación en la dirección de los mismos, y si así fuese con que criterios políticos actuarán ya que estos son los fundamentales cuando la política, cual es el caso, salva a la economía, por cuanto tiempo estarán presentes en ese accionariado, si lo harán de forma temporal o indefinida, y si en caso de reprivatización se garantiza a los ciudadanos británicos que sus dineros no quedarán sin la legitima recompensa de ser restituido el capital invertido y los intereses por tal acción generados, pues como cualquiera puede atisbar, no es lo mismo nacionalizar para generar riqueza nacional, que nacionalizar para regalar dinero publico a particulares.
La segunda parte de mi osadía consta de varios aspectos, a saber:
Condición de partida: Poder disponer de las mismas exactas cantidades que los bancos centrales y los gobiernos liberales se han comprometido a aportar a la banca. ¿Que sucedería si en vez de “ahogar” con millones a la banca se procediese de la siguiente forma?:
1ª.- Los bancos centrales habrían de contar en su poder el listado completo, total y absoluto de todos los créditos, hipotecarios o no, que todos y cada uno de los actores financieros tuviese vivo en el momento que se determinase.
2ª.- Los bancos centrales procederían a calificar todos y cada uno de los créditos vivos, dejando en poder de la banca aquellos créditos hipotecarios para compra de vivienda que superasen una cuantía determinada, la cual pondría de manifiesto la alta capacidad de endeudamiento del tomador y por lo tanto la seguridad de cobro de lo prestado y la correspondiente evidencia de lo innecesario de ayudas publicas para cubrir riesgos en estas hipotecas. Discriminación positiva y progresividad económica social.
3ª.- El resto de la hipotecas para compra de vivienda serían agrupadas en dos lotes, las de dudoso cobro y las de cobro seguro.
4ª.- Las de dudoso cobro serian anticipadamente canceladas al 100 % ante el banco prestatario con dinero público, deduciéndose una comisión del 5% del valor así rescatado y pasando todas estas pólizas a ser renegociadas con los tomadores, flexibilizando sus condiciones y adaptándolas a las circunstancias económicas personales del tomador, con lo cual se aseguraría la absoluta desaparición de la morosidad para la banca a la vez que una sustanciosa e inmediata inyección de liquidez, compatibilizando tal efecto con una mayor disponibilidad para el consumo por parte de los hipotecados a los que se les aplicaría el tipo de interés vigente en el momento de la suscripción de la hipoteca.
5ª.- El resto de la hipotecas de cuantía inferior a la cifra limite inicialmente fijada, y que fuesen clasificadas como de seguro cobro, serían temporalmente asumidas a partes iguales por los poderes públicos y los iniciales prestamistas, de tal forma que los bancos recibirían de forma inmediata el 40 % del valor de la suma de los capitales prestados, procediéndose a establecer el correspondiente convenio por el cual el coste de tal anticipo se cifraría en el 10 % del total, de ahí el 40 % a transferir a la banca, nueva inyección de liquidez asociada a la actividad crediticia.
6ª.- Los poderes públicos se comprometerían con los tomadores de estas hipotecas a asumir como propios los costes derivados de las posibles variaciones al alza de los tipos de interés, asegurando por lo tanto la inamovilidad de las cuotas mensuales a desembolsar y tomando como referencia el tipo de interés en el momento de la suscripción de cada una de ellas, aportando otra vez a estos consumidores ahorros mensuales que pueden ayudar a la vigorización del consumo.
7ª.- Del resto de los capitales que los bancos centrales pondrían en esta acción conjunta después de aplicar lo anterior, el 50 % se destinaria a establecer líneas de crédito directo destinado a pequeñas y medianas empresas y gestionados a través de la banca pública a tipos de interés claramente inferiores a los de la banca comercial a fin de favorecer la inversión productiva.
Y 8ª.- El 50 % restante del anterior montante se reservaría a la libre y, lógicamente, onerosa disposición de las entidades de crédito, las cuales gozarían de un diferencial de menos dos puntos porcentuales respecto al Euribor en cada momento vigente, índice de referencia que no sería establecido por los procedimientos actuales sino por el acuerdo del consejo de ministros economía de la Unión Europea en reuniones mensuales.
Ni que decir tiene que tal formula no deja de ser algo que técnicamente sería inviable si los técnicos que hubieran de aplicarla fuesen solo los técnicos que las escuelas económicas actuales han formado, pero si de lo que se trata es de llevar el dinero público, ayudas públicas, a la economía de las empresas y de las personas, qué mejor que ayudar directamente a estas y a aquellas empresas que generan empleo y riqueza que no a las exclusivas e incompetentes manos de quienes generan no solo problemas, sino lo que es peor, miseria e injusticia.
Como siempre, el color del cristal con que se mira el problema es determinante. Los hay azules, y entre estos, los hay azules con falsos reflejos rosáceos y los hay claramente rojizos. Se llevan los primeros, por lo que el reto es cambiar la moda y esta no se cambia si no se cambia a los actuales diseñadores.
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