viernes, 24 de octubre de 2008

¡A POR ELLOS, OE!

El mismo día en que se hace pública la EPA por la cual sabemos que oficialmente tenemos exactamente 2598800 parados, lo cual significa que hay 800000 trabajadores parados más que hace un año y que se dispara el número de hogares españoles en los que todos sus miembros activos están en el paro. El mismo día en que conocemos que el salario medio del trabajador español es un 34 % inferior al salario medio del resto de los trabajadores europeos, ese mismo día nos comunica El Periódico de Cataluña que el ministro de Trabajo e Inmigración y su Secretario de Estado para la Seguridad Social se aprestan a modificar las condiciones y prestaciones de la Seguridad Social con el concurso de sindicatos y patronal.
No creo que pueda pulular por estos pagos iluso alguno que cuando le hablen de reformar para consolidar el sistema de la Seguridad Social dé por buena, sana y altruista la intención que dicen tener los que a tal reforma se aprestan. Antecedentes tenemos, por corta que sea la memoria del iluso, por los cuales cada vez que han reformado para consolidar la Seguridad Social, se han limitado a realizar tres actuaciones. Una, ampliar los periodos de cotizaciones para el establecimiento y cálculo de la cuantía de una pensión contributiva con las consiguientes reducciones de las mismas, dos, rebajar las cuotas patronales y las cantidades que del superávit del sistema se destinaban a engrosar el Fondo de Garantía, y tres, cobrar la copiosas dietas por asistencia que a tales reuniones dicen devengar concienciados sindicalistas de lo suyo.
Así las cosas, cuando hoy, y digo bien, hoy, a 24 de octubre de 2008, en plena crisis, dicen que de liquidez, de la banca mundial, la Seguridad Social española tiene un considerable superávit, que como vengo manteniendo y demostrando, está financiando los regalos que este gobierno liberal ha venido haciendo a sus amigos los ladrilleros, hoy, sin necesidad de recurrir a voceros alquilados, sean gabinetes de estudios de banca mas o menos tambaleante, o fundaciones de Cajas realmente pilladas en la pelota ladrillera, con el mayor desparpajo, Corbacho y su peluche Granados, se descuelgan tratando de timar a incautos y servir a los que les pagan.
Nos dicen que las proyecciones de los raquíticos aumentos de población y el raudo envejecimiento de la misma harán que para el 2029 nos hayamos comido el fondo de reserva y que el sistema entre en quiebra, por lo que es necesaria su reforma para que tal no suceda.
Nada más indignante por falso e interesado. Nos toman por imbéciles y se recochinean. Mienten, y ni se molestan en construir una mentira medianamente bien urdida.
El sistema de la seguridad social español es tan sólido que ha resistido los acosos que en estos años pasados, y van más de 23 desde la ley del 85, pretendían y parcialmente consiguieron privatizando áreas de la seguridad social. Así las mutuas de accidentes de trabajo han visto incrementado su campo de actuación privado con labores retribuidas aparte que antes estaban incluidas en su actuación como entes públicos dependientes de la S. Social. Hasta que punto no habrán llegado que una de ellas, la más gorda, ha trastocado su inicial nombre, y manteniendo el primigenio, se ha construido un puente por el que ha llegado a obtener un ticket bancario. Por no hablar de aquellas otras que se han constituido en refugio de antiguos rectores públicos del sistema que convencidos de su valía profesional y de la escasa retribución que el estado les aportaba como tales, pasaron a adueñarse de algunas de ellas y colocarse sueldos no ya millonarios, sino centenomillonarios.
Se está demostrando que a pesar del continuado ataque a lo que va restando del único pilar de igualación en el trato que desde el estado se presta a los ciudadanos, a pesar de esta carcoma corrupta, el sistema de la seguridad social no solo aguanta los embates de corruptos y de crisis, sino que cuando gestores privados de banca y constructoras generan interesadamente la mayor crisis financiera mundial, unos humildes y concienciados funcionarios mantienen prestaciones y unos superávits que son la envidia y la codicia de esos malnacidos ladrones.
Estamos llegando al punto de ebullición de una nueva revolución social. Todo apunta en el mismo sentido. Si se tiene un poco de memoria y se ha leído algo sobre historia, nada de lo profundo que está sucediendo es nuevo, con el disfraz de crisis financiera, de nuevo, están enseñando la suela de sus zapatos económicos a los trabajadores, y si hubiese reacción en contra me temo que acudirían a enseñarnos la suela de las botas de sus militares. Y hay que evitarlo, y la mejor defensa, ya se sabe, es un buen ataque.
Tenemos opciones, muchas, y podemos hundirlos. Estamos en un nuevo siglo y en este siglo, no ya solo los marginados, sino aquellos otros que aun con casa y coche, con tele de plasma y PC, con móvil y tarjeta de crédito y con una solida conciencia solidaria y comprometida con valores transcendentes, tenemos nuevas armas, las armas adecuadas y por supuesto incruentas para, puestas en común y coordinadas, demostrarles que o se vuelve al pacto social que tras el desastre de la segunda guerra mundial se estableció entre trabajo y capital, o, como he dicho antes, los hundimos.
Por ejemplo, que se pregunten qué pasaría si una vez a la semana, todos los trabajadores, con nuestra respectiva tarjeta de crédito retirásemos mil euros de sus cajeros automáticos y nos lo llevásemos al mismo sitio que nuestros tatarabuelos, debajo del colchón, y así, despacio, sin alborotos, sin darles opción a que decreten "corralitos", dejarles en la mas absoluta miseria.
Y no se acabaría ahí el arsenal anticrisis de los trabajadores, quedarían muchas más teclas que tocar. Por ejemplo fiscales. Por ejemplo jurídicas. Por ejemplo laborales. Y por supuesto económicas. Sin nuestro dinero no son nada.

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