martes, 18 de noviembre de 2008

LOS AGENTES SOCIALES

Hace pero que muchos años, casi treinta, al calor de una recién parida Constitución, y los consiguientes ardores democráticos de un pueblo, si no recién nacido, si recién llegado a eso del albor democrático, se legisló en prueba de la limpieza de ánimo que a “todos” embargaba que se harían públicos los patrimonios de todos aquellos que pasasen por la política, de todos los cargos públicos y en el colmo de ese afán de transparencia democrática en lo que al dinero se refiere, se harían anualmente publicas las listas de todos los sujetos pasivos por lo que entonces se denominaba RTP, (rendimientos del trabajo personal) ahora IRPF, (impuesto sobre el rendimiento de las personas físicas).
Que ya es llamativo que un impuesto tan clarito, por definitorio, como el RTP pasase a denominarse sobre el rendimiento de las personas físicas, pues hubo quien pensó, y juro por la Beata Maravillas de san Bono que es cierto, que pagarían más los forzudos varones que las delicadas y frágiles damiselas, por aquello del rendimiento fisico. Pero siendo lo anterior solo mera anécdota, lo que fue auténticamente sustancial fue que al poco tiempo todos los afanes de hacer de las economías privadas y públicas un referente de transparencia fiscal y con ella de ejemplaridad y cultura ciudadana, en menos de lo que se escaquea un diputado, todo se evaporó de la noche a la mañana con la sola excusa de que los cacos o terroristas iban a ver grandemente facilitada su labor delincuente.
Y como decía Cervantes, fuese, la transparencia, y no hubo nada. O mejor dicho, claro que lo hubo. Se abrió la veda del pillaje sobre lo público, y hasta hoy.
Si esta falta de transparencia se ha tomado como normal, confundiendo de nuevo normalidad con frecuencia, legalidad con permisividad, ética con estética, malo es que sea así en todos aquellos casos individuales en que de forma más o menos a legal o plenamente ilegal alguien, con nombres y apellidos, se lucra abusiva y asocialmente de los dineros que son de aquellos que siguen sosteniendo con sus impuestos al estado, pero mucho peor es que sean los que se han venido en llamar “agentes sociales” o “entes institucionales” los que de forma absolutamente opaca, por mil variados e inexplicables vericuetos, con las excusas más peregrinas e impresentables, obtengan dinero público sin desempeñar, no ya el papel que dicen cumplir en sus estatutos, sino que lo reciben haciendo lo contrario de aquello para lo que al menos en sus inicios declamaron como objetivos de su acción y objeto de su razón de ser.
Hoy los sindicatos mayoritarios ni cumplen con sus objetivos ni la razón de su existencia son los trabajadores y su mejora en sus condiciones de trabajo y de vida.
Que demuestren, si no, si la seguridad en el mantenimiento del empleo ha mejorado en estos años. Que demuestren que la calidad de la formación de los trabajadores ha aumentado. Que demuestren que el trato salarial entre hombre y mujer se ha igualado, que demuestren si en estos casi treinta años, la capacidad adquisitiva de los trabajadores ha aumentado. Que demuestren que la capacidad adquisitiva de los pensionistas ha mejorado. Que demuestren su lucha contra el esclavismo laboral juvenil.
Si tal demostrasen, habrían dado firme base a su razón de ser. La triste, lamentable y costosa realidad es que hoy los sindicatos son simples empresas que por el hecho de figurar referenciados en la Constitución han obtenido carta blanca para haber creado una red clientelar interna y externa que alimentada por el maná de los tres presupuestos públicos les ha permitido transcender a esa mera labor recipentaria para convertirse en empresarios de la construcción, de la enseñanza, del ocio y, pásmense, aunque no lo crean, me dicen que, tambien, de las finanzas.
Es por ello que, leyendo hoy que Zp quiere que estos “agentes sociales”, sindicatos mayoritarios y CEOE, estén presentes en las sucesivas reuniones del G-20, nada me ha extrañado, pues es de lo más natural que todos los que tengan algo que decir o hacer en defensa del capitalismo se junten, y cuales hermanos de interés que son, actúen en defensa de lo suyo.
Pero como es de justicia referir la excepción a esta regla corrupta, he de mencionar a esos sindicalistas sin liberar, que día a día tratan, hablan y comparten problemas con los trabajadores en el tajo. Ha de hacerse especial mención a aquellos sindicalistas, estos sí, que prestando oídos y alma a sus bases, se niegan a firmar convenios o acuerdos lesivos para sus representados con patronal o administración, la que sea, y que de la noche a la mañana, se ven apartados, pisoteados, humillados y, al poco, despedidos, por aquellos otros, amos de las siglas, que desde sus despachos, en sedes provinciales, autonómicas y/o federales o confederales, bajan a desautorizarlos y firmar, ya que lo que importa es el “quid pro quo” de los acuerdos y “transacciones” que por arriba se pactan.
Lo cual, como se puede comprobar, viene también a demostrar que el negocio es el negocio y que estos "entes institucionales", por su comportamiento, donde deberían figurar es en el IBEX 35, no en la Constitución. De esta forma, al menos, sabríamos cuanto "capital" (público) amplían cada año y los balances y cuentas de resultados de las dos grandes empresas sindicales.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Nada que decir de la conferencia del "lidereso" del PSM en el Fórum Europa? Ahí tienes tema Candido.