Como no puede ser de otra manera, cada día que pasa, don Zp nos obsequia con otras de sus perlas “socialdemócratas”.
Se esforzó ayer en el Congreso en demostrar su vertiente más sociata asegurando una y mil veces que va a destinar en lo que queda de año y en el que viene un total de 11.000 millones de euros para inversiones generadoras de empleo en ayuntamientos. Magnifico, pero de entrada habría que desear que ni uno solo de esos euros se dedique a la reforma de despachos de más o menos ilustres munícipes, ya que tales obras se están convirtiendo en moda zetaperista que se extiende cual mancha de vergüenza, perdón, de aceite.
Pero si resultase que con los millones citados se consiguiesen los empleos deseados, resultaría que cada empleo así generado habría costado a las arcas públicas 36.666 euros, unos seis millones cien mil pesetas, de lo cual habríamos de alegrarnos por triple partida, por haber sido gastados todos esos dineros públicos en el fin propuesto, hito inédito en este país, por disminuir la incertidumbre familiar y social que el paro genera, pero sobre todo por haber conseguido la cuadratura del círculo zapaterista, conseguir que un puesto de trabajo generado en 2008 o 2009 cueste lo que costaba crearlo en el año 1983.
Y como no hay quien se crea tal hazaña de magia económico-laboral, más habrá que ir pensando que, dado el contento que esta decisión ha provocado en don Pedro Castro, el empleo a generar no va a ir por barrios, va a ir por aquellos municipios que mas a bien se lleven con el dedo zapateril, y ese empleo, dado el coste de generación, será necesariamente precario y/o funcionario-digital. Pero no importa, de lo que se trata es de actuar como en esas tómbolas de feria en las que el feriante, de tarde en tarde, regala papeletas a los paseantes a fin de fijarles en su terreno y, comprada así su atención, pasar a inducirles a gastar más en esa su tómbola mientras él alardea de grandes y portentosos regalos.
Y como lo de los números es cosa que, como el algodón, no engaña, sépase, por aquello de comparar, que con los trescientos mil millones de euros que están poniendo a disposición de sus amos, los banqueros, se podrían generar, al mismo coste que los de antes, nada más y nada menos que 8 millones ciento ochenta y dos mil puestos de trabajo, si han leído bien 8,2 millones de puestos de trabajo, es decir, según sus costes y sus números, se podría acabar de golpe con el paro en este país, casi tres veces seguidas.
Es con estas actuaciones cuando todos podemos comprobar que estos “socialdemócratas” de Zp dan 27 veces más importancia a salvar a sus amos los banqueros -300.000 millones-, que a los trabajadores en paro o esclavizados, 11.000 millones. Es lo que han venido en llamar hacer más, –la puñeta-, por los que menos tienen.
En esta misma línea, la de hacer más por los que menos tienen, reproduzco sin más comentarios lo que hoy nos dice “El País” sobre un acuerdo entre la ministra Calvo-Sotelo, doña Mercedes Cabrera y las Comunidades Autónomas para la aplicación de la famosísima, infra-dotada e “igualitaria” ley zapateril de Dependencia, dice así la noticia: “La gratuidad en las ayudas de la Ley de Dependencia sólo alcanzará a las rentas más bajas y en las prestaciones menos costosas. Los más humildes también tendrán que aportar por tener una plaza de residencia. El Ministerio de Educación y Políticas Sociales, que dirige Mercedes Cabrera, y las comunidades han cerrado el desarrollo normativo de la Ley de Dependencia dejándolo muy abierto. Los márgenes son tan anchos que cada autonomía podrá legislar a su modo. Apenas se han acordado unos mínimos comunes sobre la cuantía económica que tendrán que aportar los beneficiarios de la ley y sobre el personal que los atenderá. Los ancianos cuya pensión no alcance los 517 euros no tendrán que aportar nada por los servicios que se les preste, salvo si se les concede una plaza en un geriátrico. En ese caso, cada comunidad decidirá cuánto pone el usuario: puede que nada, o puede que una buena parte, aunque nunca el coste total. Los que estén por encima de los 517 euros pagarán una parte del servicio que reciban (a menos que la comunidad quiera dárselo gratis, harto improbable)”.
Se esforzó ayer en el Congreso en demostrar su vertiente más sociata asegurando una y mil veces que va a destinar en lo que queda de año y en el que viene un total de 11.000 millones de euros para inversiones generadoras de empleo en ayuntamientos. Magnifico, pero de entrada habría que desear que ni uno solo de esos euros se dedique a la reforma de despachos de más o menos ilustres munícipes, ya que tales obras se están convirtiendo en moda zetaperista que se extiende cual mancha de vergüenza, perdón, de aceite.
Pero si resultase que con los millones citados se consiguiesen los empleos deseados, resultaría que cada empleo así generado habría costado a las arcas públicas 36.666 euros, unos seis millones cien mil pesetas, de lo cual habríamos de alegrarnos por triple partida, por haber sido gastados todos esos dineros públicos en el fin propuesto, hito inédito en este país, por disminuir la incertidumbre familiar y social que el paro genera, pero sobre todo por haber conseguido la cuadratura del círculo zapaterista, conseguir que un puesto de trabajo generado en 2008 o 2009 cueste lo que costaba crearlo en el año 1983.
Y como no hay quien se crea tal hazaña de magia económico-laboral, más habrá que ir pensando que, dado el contento que esta decisión ha provocado en don Pedro Castro, el empleo a generar no va a ir por barrios, va a ir por aquellos municipios que mas a bien se lleven con el dedo zapateril, y ese empleo, dado el coste de generación, será necesariamente precario y/o funcionario-digital. Pero no importa, de lo que se trata es de actuar como en esas tómbolas de feria en las que el feriante, de tarde en tarde, regala papeletas a los paseantes a fin de fijarles en su terreno y, comprada así su atención, pasar a inducirles a gastar más en esa su tómbola mientras él alardea de grandes y portentosos regalos.
Y como lo de los números es cosa que, como el algodón, no engaña, sépase, por aquello de comparar, que con los trescientos mil millones de euros que están poniendo a disposición de sus amos, los banqueros, se podrían generar, al mismo coste que los de antes, nada más y nada menos que 8 millones ciento ochenta y dos mil puestos de trabajo, si han leído bien 8,2 millones de puestos de trabajo, es decir, según sus costes y sus números, se podría acabar de golpe con el paro en este país, casi tres veces seguidas.
Es con estas actuaciones cuando todos podemos comprobar que estos “socialdemócratas” de Zp dan 27 veces más importancia a salvar a sus amos los banqueros -300.000 millones-, que a los trabajadores en paro o esclavizados, 11.000 millones. Es lo que han venido en llamar hacer más, –la puñeta-, por los que menos tienen.
En esta misma línea, la de hacer más por los que menos tienen, reproduzco sin más comentarios lo que hoy nos dice “El País” sobre un acuerdo entre la ministra Calvo-Sotelo, doña Mercedes Cabrera y las Comunidades Autónomas para la aplicación de la famosísima, infra-dotada e “igualitaria” ley zapateril de Dependencia, dice así la noticia: “La gratuidad en las ayudas de la Ley de Dependencia sólo alcanzará a las rentas más bajas y en las prestaciones menos costosas. Los más humildes también tendrán que aportar por tener una plaza de residencia. El Ministerio de Educación y Políticas Sociales, que dirige Mercedes Cabrera, y las comunidades han cerrado el desarrollo normativo de la Ley de Dependencia dejándolo muy abierto. Los márgenes son tan anchos que cada autonomía podrá legislar a su modo. Apenas se han acordado unos mínimos comunes sobre la cuantía económica que tendrán que aportar los beneficiarios de la ley y sobre el personal que los atenderá. Los ancianos cuya pensión no alcance los 517 euros no tendrán que aportar nada por los servicios que se les preste, salvo si se les concede una plaza en un geriátrico. En ese caso, cada comunidad decidirá cuánto pone el usuario: puede que nada, o puede que una buena parte, aunque nunca el coste total. Los que estén por encima de los 517 euros pagarán una parte del servicio que reciban (a menos que la comunidad quiera dárselo gratis, harto improbable)”.
Que lejano, arcaico y demodé suena aquello de “El día que el triunfo alcancemos, ni esclavos ni pobres habrá, la tierra será el paraíso, patria de la humanidad”.
Lo siento, pero esto es lo que cantabamos los socialistas, antes, cuando en el Psoe había socialistas y además estos ejercían de tales. Pues eso.
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