Un antiguo dicho mantiene que las mentiras tienen las piernas muy cortas, por lo que antes o después se las alcanza, y como cada vez son más los que a las de Zp están alcanzando, cada vez son más los que dicen que andan los zapateristas, unos desorientados y otros perplejos con las ocurrencias del de León. Dicen, incluso, que hay “run-run” en el partido y hasta en el consejo de ministros. Dicen, que cacarear en un sitio y poner el huevo en otro no es táctica que allegue voluntades. Dicen, que hasta la oclusión intestinal de la vice-Vega se debe a los sofocones que tales ocurrencias provocan. Dicen, que las formas de Zp son el fondo que provoca todo lo que les está cayendo.
Y no estoy de acuerdo con lo que los analistas de nomina andan diciendo por doquier. Tengo para mi que lo que le está pasando a los zapateristas es el comienzo de la lógica debacle que en una segunda legislatura sufren todos los que a la política llegan solo con mucho marketing y falsas sonrisas.
Ni Aznar, ni Zp tenían mas proyecto que hacerse con las riendas del presupuesto público y, aprovechándose de él, asegurarse su futuro personal, familiar y de clan.
Y al igual que Aznar, que ante la nadería de oposición de la que gozaba, se sintió protagonista de nuevas rutas imperiales, y a partir del año 2000 se metió en el lío de la guerra ilegal, de la boda “real” y de las mentiras del 11-M, y así cavó su propia tumba, hoy, Zp, -con la misma liviana y corrupta oposición-, a su manera, se ha metido en un presidencialismo ignorante, y por ello atrevido, por el cual, hasta en la letra pequeña de todo quiere estar, cuando no está capacitado para ejercer funciones superiores a las de cabo furriel, abriendo así la puerta del cementerio político en el que no tardará en yacer.
Y cuando como ahora, una crisis económica estructural propia, con ribetes únicos, acaba siendo aceptada con sus perniciosos efectos sobre el desempleo, muchos comienzan a percibir en toda su dimensión que todo lo que inició Zp en la anterior legislatura no tiene ni el soporte, ni la firmeza, ni menos aun, la trascendencia que decían iban a tener leyes como la de dependencia, o la de igualdad de genero, o la de la memoria histórica, todas ellas bien intencionadas declamaciones que en nada cambian la relación de dependencia, de injusta dependencia, que tienen todos los que de su propio trabajo dependen, leyes que para nada cooperan a transformar la sociedad española, leyes que infradotadas económicamente, ni tan siquiera llegan a la totalidad de aquellos que de sus servicios necesitan, leyes que no han impedido que económica y socialmente, a los trabajadores les vaya mucho peor.
Por contra, cuando sus protegidos del ladrillo le exigen respaldo económico, lo obtienen abundante y sin contrapartida alguna para los intereses generales. Cuando los bancos, especialmente las cajas de ahorro, regidas por “ex” de uno u otro partido político, es decir por ignorantes e incompetentes políticos devenidos en “banqueros”, dicen estar en las ultimas en cuanto a liquidez y ahogadas por la morosidad, de nuevo obtienen un respaldo económico en cuantías tales que prácticamente agotan las reservas económicas del estado, y cuando como gobierno, los asustados zapateristas se ven obligados a acudir en ayuda de aquellos que pudieran, con hambre y desesperación, empezar a pensar en quemar algo, entonces y solo entonces dicen carecer de disponibilidades, y que tras “supremo esfuerzo económico” para con los que menos tienen, 345 millones para los parados que hayan agotado todas las prestaciones, entonces y solo entonces, dicen que hay que subir los impuestos.
Aquí, más de una vez he mantenido que, como dicen muchos, los impuestos son un instrumento, no un fin en si mismo. Igualmente mantengo que al ser un instrumento, dependiendo de la situación económica y social de un país y de la concepción que sobre como manejar ese instrumento y a quien favorecer se tenga, los impuestos producirán equilibrio social o injusticia social, y dado que en los cinco últimos años la responsabilidad en este tema cabe imputársela a Zp, se puede afirmar que la acción fiscal de los gobiernos zapateristas ha sido injusta, desequilibrada, confiscadora, y globalmente característica de aquellos que entienden lo publico y especialmente los dineros públicos como un botín del que se puede disfrutar mientras se tenga respaldo electoral, dejando en lugar muy secundario a los que mas necesitan de la protección estatal.
Ya nadie niega que el sistema fiscal español es injusto, insolidario y escorado hacia los intereses de los que más tienen, y como esta evidencia crece, ya hay quien se atreve a hablar de fraude fiscal institucionalmente instaurado y favorecido, degeneración que ha provocado que se haya incrementado en los últimos cinco años la presión fiscal sobre las rentas salariales mientras descendía la presión fiscal sobre las rentas empresariales y del capital.
Las dos contundentes pruebas del algodón que identifican la personalidad derechista de la fiscalidad zapaterista son que la aportación de los impuestos de los trabajadores a las arcas publicas han crecido tanto cuanto han bajado, en época de vacas gordas, las aportaciones fiscales de empresas y rentistas, y que el gasto social ha disminuido respecto al PIB, alejándonos del gasto social medio de los países del área euro.
Por todo lo anterior, si tras cinco años de favorecer la concentración y los beneficios del capital en las manos de los de siempre, el zapaterismo nos va a subir los impuestos, no merece la pena entrar en “su” discusión sobre si sus propuestas son de izquierdas o de derechas.
Si antes se decía que algo que fuese blanco y viniese en botella habría de ser necesariamente leche, hoy toda reforma o modificación fiscal promovida por el zapaterismo, hemos de tener por seguro que atacará de nuevo los bolsillos de los trabajadores. Su genética política no les permite otra cosa.
Tan es así, que están empezando a surgir las primeras disensiones internas y externas. Y es que aquello de Bertold Brech de…… “se puede engañar a muchos durante mucho tiempo, pero no se puede engañar a todos durante todo el tiempo”, es algo que, antes o después, comprueban en sus carnes todos los sátrapas.
Y no estoy de acuerdo con lo que los analistas de nomina andan diciendo por doquier. Tengo para mi que lo que le está pasando a los zapateristas es el comienzo de la lógica debacle que en una segunda legislatura sufren todos los que a la política llegan solo con mucho marketing y falsas sonrisas.
Ni Aznar, ni Zp tenían mas proyecto que hacerse con las riendas del presupuesto público y, aprovechándose de él, asegurarse su futuro personal, familiar y de clan.
Y al igual que Aznar, que ante la nadería de oposición de la que gozaba, se sintió protagonista de nuevas rutas imperiales, y a partir del año 2000 se metió en el lío de la guerra ilegal, de la boda “real” y de las mentiras del 11-M, y así cavó su propia tumba, hoy, Zp, -con la misma liviana y corrupta oposición-, a su manera, se ha metido en un presidencialismo ignorante, y por ello atrevido, por el cual, hasta en la letra pequeña de todo quiere estar, cuando no está capacitado para ejercer funciones superiores a las de cabo furriel, abriendo así la puerta del cementerio político en el que no tardará en yacer.
Y cuando como ahora, una crisis económica estructural propia, con ribetes únicos, acaba siendo aceptada con sus perniciosos efectos sobre el desempleo, muchos comienzan a percibir en toda su dimensión que todo lo que inició Zp en la anterior legislatura no tiene ni el soporte, ni la firmeza, ni menos aun, la trascendencia que decían iban a tener leyes como la de dependencia, o la de igualdad de genero, o la de la memoria histórica, todas ellas bien intencionadas declamaciones que en nada cambian la relación de dependencia, de injusta dependencia, que tienen todos los que de su propio trabajo dependen, leyes que para nada cooperan a transformar la sociedad española, leyes que infradotadas económicamente, ni tan siquiera llegan a la totalidad de aquellos que de sus servicios necesitan, leyes que no han impedido que económica y socialmente, a los trabajadores les vaya mucho peor.
Por contra, cuando sus protegidos del ladrillo le exigen respaldo económico, lo obtienen abundante y sin contrapartida alguna para los intereses generales. Cuando los bancos, especialmente las cajas de ahorro, regidas por “ex” de uno u otro partido político, es decir por ignorantes e incompetentes políticos devenidos en “banqueros”, dicen estar en las ultimas en cuanto a liquidez y ahogadas por la morosidad, de nuevo obtienen un respaldo económico en cuantías tales que prácticamente agotan las reservas económicas del estado, y cuando como gobierno, los asustados zapateristas se ven obligados a acudir en ayuda de aquellos que pudieran, con hambre y desesperación, empezar a pensar en quemar algo, entonces y solo entonces dicen carecer de disponibilidades, y que tras “supremo esfuerzo económico” para con los que menos tienen, 345 millones para los parados que hayan agotado todas las prestaciones, entonces y solo entonces, dicen que hay que subir los impuestos.
Aquí, más de una vez he mantenido que, como dicen muchos, los impuestos son un instrumento, no un fin en si mismo. Igualmente mantengo que al ser un instrumento, dependiendo de la situación económica y social de un país y de la concepción que sobre como manejar ese instrumento y a quien favorecer se tenga, los impuestos producirán equilibrio social o injusticia social, y dado que en los cinco últimos años la responsabilidad en este tema cabe imputársela a Zp, se puede afirmar que la acción fiscal de los gobiernos zapateristas ha sido injusta, desequilibrada, confiscadora, y globalmente característica de aquellos que entienden lo publico y especialmente los dineros públicos como un botín del que se puede disfrutar mientras se tenga respaldo electoral, dejando en lugar muy secundario a los que mas necesitan de la protección estatal.
Ya nadie niega que el sistema fiscal español es injusto, insolidario y escorado hacia los intereses de los que más tienen, y como esta evidencia crece, ya hay quien se atreve a hablar de fraude fiscal institucionalmente instaurado y favorecido, degeneración que ha provocado que se haya incrementado en los últimos cinco años la presión fiscal sobre las rentas salariales mientras descendía la presión fiscal sobre las rentas empresariales y del capital.
Las dos contundentes pruebas del algodón que identifican la personalidad derechista de la fiscalidad zapaterista son que la aportación de los impuestos de los trabajadores a las arcas publicas han crecido tanto cuanto han bajado, en época de vacas gordas, las aportaciones fiscales de empresas y rentistas, y que el gasto social ha disminuido respecto al PIB, alejándonos del gasto social medio de los países del área euro.
Por todo lo anterior, si tras cinco años de favorecer la concentración y los beneficios del capital en las manos de los de siempre, el zapaterismo nos va a subir los impuestos, no merece la pena entrar en “su” discusión sobre si sus propuestas son de izquierdas o de derechas.
Si antes se decía que algo que fuese blanco y viniese en botella habría de ser necesariamente leche, hoy toda reforma o modificación fiscal promovida por el zapaterismo, hemos de tener por seguro que atacará de nuevo los bolsillos de los trabajadores. Su genética política no les permite otra cosa.
Tan es así, que están empezando a surgir las primeras disensiones internas y externas. Y es que aquello de Bertold Brech de…… “se puede engañar a muchos durante mucho tiempo, pero no se puede engañar a todos durante todo el tiempo”, es algo que, antes o después, comprueban en sus carnes todos los sátrapas.
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