martes, 16 de marzo de 2010

EL MUNDO AL REVES

A nadie se le oculta que lo de la rebelión de la lideresa Aguirre a cuento de la posible subida del IVA es solamente una pose populista y antigubernamental, ya que las subidas que ella ha aplicado a los transportes en Madrid dejan pequeña a la que sufriremos en julio por obra y gracia de Zp.
Pero aun siendo cierto lo anterior lo mas llamativo es que la totalidad de los opinadores y escribidores oficiales del zapaterismo se han lanzado con el mismo ímpetu a atacar a la lideresa rebelde como a defender la bondad de la subida fiscal.
Nadie de ese entorno zapaterista, -excepción hecha de Joaquín Leguina-, ha pronunciado silaba alguna en contra de la subida de un impuesto indirecto que afectará principal y casi exclusivamente a las economías domesticas medias y bajas, ya que por mucho que teoricen sobre cuanto incidirá tal subida fiscal en los precios, y sobre quienes sí y quienes no absorberían con cargo a sus cuentas de resultados el incremento del 12,5 % que supone pasar del 16 al 18 % en el tipo general, la realidad es que en todos aquellos productos básicos y de consumo ordinario, podemos tener por seguro que los tenderos, desde el del barrio al de la gran superficie, desde el chino de la esquina al Loewe más pijo, todos, repercutirán la subida a sus productos, y quizás algo más para así incrementar su tajada y culpar a este gobierno de inútiles que se disparan a su propio pie.
La resultante de todo este estúpido barullo es que la derecha mas agreste se ha lanzado contra el impuesto menos progresivo, (no confundir con progresista), mientras que la supuesta izquierda, en un nuevo ejercicio de cacareo travestido, mantiene que los ingresos del estado han de engordar por esta vía a fin de reducir el déficit publico y para que, consecuentemente, allá por las calendas grecas, el empleo repunte lentamente, si, no sé que dios quiere.
En esta absurda representación teatral, pues ficción y mentira es todo lo que nos cuentan, ni la derecha es consecuente con lo que dice y hace, ni la supuesta izquierda lo es con toda la historia de la que se reclaman herederos.
Menos mal que para deshacer este entuerto, tenemos en Madrid al líder de la izquierda más clásica, más reivindicativa, más tradicional, más obrerista y revolucionaria del mundo mundial. El secretario general del PSM, Tomás Gómez, se ha despachado con unas declaraciones en las que en contra de todos los planteamientos fiscales del zapaterismo, pretende que se establezca un nuevo impuesto a los bancos y cajas consistente en un tipo del 0,1 % sobre los recursos ajenos depositados en esas entidades, y como el chico no es tonto y le va cogiendo el tranquillo a eso de quienes son los que mandan, ha añadido la coletilla que ese impuesto sería de aplicación temporal, solo un ratito, no vaya a ser que se le enfaden los de Caja Madrid y no le coloquen.
En su descargo hay que tener en consideración que estas declaraciones las ha hecho un viernes por la tarde y, ya se sabe, el alcohol más coche es malo, pero alcohol mas política, peor.
Pero si el Tomás hubiese estado sobrio y aun así dijo lo que dijo, pudiera suceder que el fin de semana próximo, -puente de tres días completos para tener ocurrencias-, nos vuelva a sorprender proponiendo que es necesaria una reforma fiscal por la cual las rentas del capital tuvieran el mismo tratamiento que las del trabajo.
Pero no creo que llegue a tanto ya que el alcohol de 96 º, el de quemar, no se bebe.

1 comentario:

Nico dijo...

Que gran blog, hace tiempo que no veía la palabra directamente colocada "Socialismo", te admiro.

Aprovecho y te dejo la invitación para que te pases por el mío.

Saludos!