miércoles, 28 de abril de 2010

AL RINCON DE LA VERGÜENZA

De nuevo tengo que recurrir a resaltar lo obvio, por lo que nadie debiera dudar ya sobre los malos tiempos que habemos, pero antes, déjenme sorprenderles solo un poco, ya que quien aquí junta letras, en este día, 28 de abril de 2010, viene a afirmar que Zp no tiene culpa de que convivamos con casi cinco millones de trabajadores en paro.
Y como los que me conocen saben que en las reuniones de amigos, siempre, el taxista es un servidor de Vds., o dicho de otra forma, que no cato el alcohol, sepan que sigo con todas mis capacidades mentales intactas, y sean estas pocas o muchas, también hoy afirmo que dice verdad la “vice” Fernández de la Vega cuando proclama que la izquierda, esa su izquierda, ha llevado a España a la modernidad.
Pero……..Como en todo en esta vida siempre hay un pero….., y en esta ocasión no solo uno, sino dos.
El primer pero es que no es el actual, -y espero que pasajero-, presidente del gobierno el responsable de que en menos de dos años hayamos pasado de tener menos de dos millones de trabajadores sin trabajo, a soportar casi cinco millones, ya que todos sabemos que quienes a esos cinco millones de trabajadores han despedido son los ahora denominados emprendedores, los cuales, haciendo honor a esa denominación, la han emprendido con los despidos de forma tan entusiasta como pasivo, si no complacido autista, está, a este respecto, el llamado gobierno progresista.
Por ello no es justo ni acertado responsabilizar al gobierno de la mayor tragedia nacional que nos ha tocado vivir. De lo que hay que responsabilizar al gobierno es “únicamente” de ser cómplice de todos aquellos emprendedores que aun manteniendo sus empresas con beneficios se han sumado al aquelarre de los despidos como formula tan fácil y barata como irresponsable de mantener y/o engrosar sus beneficios. De esto si es culpable el gobierno de Zp y quienes lo respaldan.
Puede que algunos de mis lectores arguyan que no otra cosa que paliar esta tragedia con prestaciones y subsidios se puede hacer desde un gobierno progresista. Que en los actuales tiempos la intervención de los poderes públicos en la actividad de las empresas es imposible e indeseable. Que la modernidad ha establecido roles asumidos por todos los protagonistas de la economía, de tal forma que nada se puede ni se debe oponer a la libertad del empresario, por mas que este, con sus decisiones, subordine a sus beneficios el bienestar social y la sanidad de las arcas publicas.
Por eso es por lo que también estoy de acuerdo con la vicepresidenta. Pero la “vice” calla que la izquierda, esa izquierda complaciente con el emprendedor y con el capital, nos ha conducido a esta modernidad en la cual los malhechores sociales cuentan con el respaldo del poder político, al tiempo que esa izquierda abandona todos los principios en que habrían de basarse las actuaciones gubernativas si sus componentes fuesen realmente progresistas. Más como ni eso son, las situaciones sociales que se derivarían de regirse por principios tales como la solidaridad, la justicia y la igualdad, brillan por su ausencia, y así, el bien común, la seguridad económica y laboral, la defensa de lo publico, la justicia fiscal y tantas otras situaciones que hacen que una sociedad sea fuerte y equilibrada, en esta España de la modernidad del ladrillo y de progresistas de cartón, ni están ni se las espera.
Puede que ganen elecciones. Puede que se remonte la crisis. Puede que sus medios engañen más veces a muchos ciudadanos. Pero estos progresistas de lo suyo pasarán a la historia de este país como los que no solo traicionaron a la historia de su partido y a sus militantes, sino que traicionaron la confianza que once millones de españoles les confirieron.
Mientras vivan, ellos mejor que nadie saben que ser cómplices de quienes han provocado la tragedia económica y vital de cinco millones de compatriotas, les destina al rincón de la vergüenza histórica.

1 comentario:

-_- dijo...

Como siempre, un gusto leerle.
La de los emprendedores que la han emprendido a despidos es muy buena. Me he atragantado con el café de la risa :-) jaja

Saludos,