martes, 22 de marzo de 2011

OTRA GUERRA "LEGAL"

Antaño, cuando los tres de las Azores se embarcaron en la “justa y legal” guerra de Irak, llamada operación Libertad Duradera, el pueblo español, incluida la inmensa mayoría de votantes del PP, se manifestó, de una u otra forma en contra de esa guerra, en contra de las mentiras de esos asesinos y en contra de la avaricia del dinero.
Pero debajo de toda manifestación subyacía la aversión histórica que, oculta en la genética española, hay hacia cualquier tipo de guerra, tanto la interna, como la efectuada en territorios ajenos, ya que buenos y abundantes ejemplos nos presenta la historia sobre guerras articuladas solo en defensa de los intereses económicos de los poderosos soportados en la sangre del pueblo.
Desde la guerra civil, ejemplo donde los haya de guerra provocada por la defensa de unos determinados privilegios de las castas dominantes en la España eterna, -terratenientes, banqueros, iglesia, ejercito e ignorancia-, como en las otras guerras externas, -Cuba, Filipinas, Sidi-Ifni-, todas ellas guerras coloniales versión siglo XIX, todas ellas perdidas, y todas ellas ensangrentadas por jóvenes que no podían pagar su elusión, la percepción y la posterior seguridad de la inutilidad de la guerra como mecanismo de solución de problemas ha calado en la ciudadanía española posicionando a los ciudadanos en contra de toda aventura militar.
Hoy de la mano de los falsos progresistas, España, esa misma España vieja, la hoy rendida a las potencias económicas mundiales, la España endeudada por los banqueros, la España de los políticos traidores a su gente, se encuentra metida de hoz y coz en dos guerras internacionales sin visos de finalizar, y menos aun de finalizar alcanzando los objetivos publicitados como loables metas en sus inicios, el establecimiento de democracias homologables a las occidentales que garantizasen la libertad a pueblos tan ajenos a la cultura de la democracia occidental como son los iraquíes, los afganos y los libios.
Hoy toda la clase política española, excepto cuatro honorables diputados y cuatro valientes ciudadanos, ha coincidido en inmiscuirse en otra guerra por el petróleo, como antaño lo fue la de Irak y como aun sigue siendo la de Afganistán, solo que en este último caso es por el dominio del gas natural que a raudales allí la naturaleza depositó.
Hoy, con la aparente abulia del pueblo español, pero no con su asentimiento, -ver a este respecto las encuestas de los diversos diarios digitales-, la clase política ha decidido que algunos de nuestros soldados profesionales, algunos de nuestros legales profesionales de la muerte, puedan dar, por fin, salida a sus ideales de servicio a la patria friendo a unos seres humanos que en una guerra interna, sea por ideales, sea por dinero, luchan y mueren sin que esa lucha tenga lógica alguna, al igual que tantas otras guerras habidas en países sin petróleo y en las que a pesar de las sangrientas masacres allí habidas, -Ruanda, Etiopia, Eritrea, Somalia, etc. etc. no merecieron la atención de ni de los mercados y de sus mercenarios políticos
Espero y deseo que más temprano que tarde se hundan en el descredito, en la vergüenza y en la ignominia de la historia quienes llegaron al poder alardeando de pacifismo y van a ser expulsados también, que no solo, por su afición a darle gusto al gatillo y a sentirse coprotagonistas de aquello que hace ya muchos, pero que muchos años, se llamó glorias imperiales, y que sin ser actos gloriosos ni tampoco imperiales, eran por el contrario, invasiones, masacres y rapiñas con la cruz del vaticano al frente y el dinero detrás.
Y es que hoy a estos catetos, sean de Valladolid, de Pontevedra o de León, les pasa que si por un solo día se juntan con los auténticamente poderosos, los Obama, la Merkel, el Sarkozy, e incluso el rey moro del sur, van, y como el de las Azores, ponen los pies encima de la mesa, se fuman un puro, hablan en spanglish con acento tejano y se creen que están haciendo lo éticamente correcto.

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