En la apertura de campaña electoral he estado tentado de iniciar un silencio de 15 días, pero la he vencido y he concluido que es el momento de afrontar el nuevo reto de decantarse políticamente, otra vez. Y lo voy hacer empezando por el principio.
No solo no soy equidistante de las posiciones que PP y Psoe mantienen, después de treinta años de militancia y compromiso con la izquierda, no puedo serlo, pero tengo que decir que mientras que lo que suceda en el PP, como trabajen, con quien y para quien, sus luchas internas, sus mentiras, engaños e incumplimientos, son temas secundarios para mi, tanto por distancia, como por sentido práctico de la realidad, ya que no gobiernan, lo referente al Psoe no solo me interesa, sino que aun desde fuera, me incumbe, ya que solo he cambiado mi adscripción nominal, he dejado de ser militante del partido, no de la social-democracia.
Quien se pregunte a cuento de qué viene esto, que continúe leyendo.
No hace falta tener mucha memoria para acordarse de los hechos de cinismo más relevantes que en el último mandato de Aznar se dieron y que han pasado a la memoria colectiva como ejemplos de manipulación, de mentiras sostenidas y nunca rectificadas, de ejemplos de lo que nunca un gobernante en democracia debe hacer.
Desde cuando el Prestige se hundía mientras que los ministros, como antaño, estaban de cacería del faisán en Aranjuez, desde cuando la mayor marea negra inundaba las costas de Galicia mientras que para el “líder” Rajoy solo eran hilillos de chapapote, desde que las armas de destrucción masiva eran el pelele que debía armarnos de ardor guerrero, y así justificar lo que ha acabado siendo una carnicería, desde estos y otros muchos ejemplos hasta el dios sol de las mentiras y las manipulaciones, “ha sido Eta”. Todo este compendio es el que identifica, no al PP de ayer, identifica y sigue y seguirá identificando al PP de Rajoy, al PP de Aznar, al PP de Zaplana, al PP de Acebes, al PP de Esperanza, al PP Díaz de Mera, al PP de Martínez “El facha” Pujalte, etc. etc., al PP de siempre.
Pero si volvemos la cabeza para el centro-derecha nos encontramos con un Psoe que en poco tiempo, desde que en el 2000 se quedan con el copyrigth centenario, ha recorrido un sendero de engaño, de manipulación, de apropiación interesada de medios, que aun salvando las distancias con los otros, les van a la zaga y no les pierden el rastro, ni en contenidos, y sobre todo en formas.
Se habló, y mucho, de talante, y no se vio por ningún lado en lo que a flexibilidad interna se refiere. Palabras.
Se habló, y mucho, del imperio de la ley, y para nada se respeto la ley interna. Los sátrapas quitan y ponen virreyes a su antojo, de nada sirven los procedimientos establecidos. Palabras.
Se hablo, y mucho, de derechos ciudadanos, y todos los que dependen de capacidad económica, o no se pueden ejercer o se ejercen después de declararse uno esclavo del sistema financiero. Palabras
Se habló, y mucho, de igualdad, y más allá de la de género, nada de nada, y esta soporta una realidad de miles de mujeres que siguen “disfrutando” de diferencias salariales a igual trabajo que superan el -30 % que los hombres. Palabras.
Se habló, y mucho, de la España plural, y lo que tenemos es 17 mini-estados confederados con 17 formas diferentes de practicar los derechos ciudadanos y todos ellos diferentes según donde se esté. Palabras.
Se hablo, y mucho, de cerrar el mapa autonómico español, y quedan pendientes de aprobar una decena larga de estatutos revisados que más valdría se pudriesen en cualquier cajón, si de equidad en los derechos ciudadanos posibles de ejercitar hablásemos. Palabras
Se hablo, y mucho, de proceso de paz, y la “guerra” sigue. Se fracasó. Y se fracasó porque no se debe hablar con asesinos, y menos si no tienes detrás a toda la ciudadanía, a toda. Palabras innecesarias.
Se hablo, y mucho, de progreso cuando lo que querían decir es acumulación de riqueza.
Se habló, y mucho, de justicia y cada día hay más desigualdad y más injusticia.
Pero ni se habló ni se habla del desprestigio de la política y con ello del sistema. No se habla de la falta de confianza en la clase política. No se habla de las prebendas de la clase política. No se habla de las variaciones patrimoniales de los que están y de los que salen de la política. No se habla de las responsabilidades en los fiascos electorales propios. No se habla de las acciones jurídicas hacia los, hasta no hace mucho, “negociadores” de la otra parte, ahora perseguidos ya que estamos en época electoral. No se habla del dinero que los próximos al poder político están acumulando a cambio de apoyo mediático. No se habla de la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores con los que ahora se les llena la boca al citarlos. No se habla de las ingentes cantidades destinadas a comprar silencios sindicales. No se habla de cómo poner coto al derrumbe del mini-estado de bienestar que en educación y sanidad estamos padeciendo. No se habla de respeto a los ciudadanos.
Ni los ejemplos citados de unos y de otros son equivalentes, ni las circunstancias las mismas, pero lo que sí es igual es el cinismo, la desvergüenza, la capacidad de mentir, de engañar, de disfrazar, y de demonizar al discrepante.
Y si esto es así, y para mí lo es, el sistema tendrá apariencias democráticas pero si le falta la verdad y el respeto, el sistema es una pantomima, y habría que cambiarlo, cambiándolos.
Para que no haya dudas, por primera vez no voy a votar al Psoe, no estoy seguro del todo de esta vez, también, votar socialista, pero creo que votando a Izquierda Unida, voto a la izquierda y creo que ayudo a “botar” a los Zp.
No solo no soy equidistante de las posiciones que PP y Psoe mantienen, después de treinta años de militancia y compromiso con la izquierda, no puedo serlo, pero tengo que decir que mientras que lo que suceda en el PP, como trabajen, con quien y para quien, sus luchas internas, sus mentiras, engaños e incumplimientos, son temas secundarios para mi, tanto por distancia, como por sentido práctico de la realidad, ya que no gobiernan, lo referente al Psoe no solo me interesa, sino que aun desde fuera, me incumbe, ya que solo he cambiado mi adscripción nominal, he dejado de ser militante del partido, no de la social-democracia.
Quien se pregunte a cuento de qué viene esto, que continúe leyendo.
No hace falta tener mucha memoria para acordarse de los hechos de cinismo más relevantes que en el último mandato de Aznar se dieron y que han pasado a la memoria colectiva como ejemplos de manipulación, de mentiras sostenidas y nunca rectificadas, de ejemplos de lo que nunca un gobernante en democracia debe hacer.
Desde cuando el Prestige se hundía mientras que los ministros, como antaño, estaban de cacería del faisán en Aranjuez, desde cuando la mayor marea negra inundaba las costas de Galicia mientras que para el “líder” Rajoy solo eran hilillos de chapapote, desde que las armas de destrucción masiva eran el pelele que debía armarnos de ardor guerrero, y así justificar lo que ha acabado siendo una carnicería, desde estos y otros muchos ejemplos hasta el dios sol de las mentiras y las manipulaciones, “ha sido Eta”. Todo este compendio es el que identifica, no al PP de ayer, identifica y sigue y seguirá identificando al PP de Rajoy, al PP de Aznar, al PP de Zaplana, al PP de Acebes, al PP de Esperanza, al PP Díaz de Mera, al PP de Martínez “El facha” Pujalte, etc. etc., al PP de siempre.
Pero si volvemos la cabeza para el centro-derecha nos encontramos con un Psoe que en poco tiempo, desde que en el 2000 se quedan con el copyrigth centenario, ha recorrido un sendero de engaño, de manipulación, de apropiación interesada de medios, que aun salvando las distancias con los otros, les van a la zaga y no les pierden el rastro, ni en contenidos, y sobre todo en formas.
Se habló, y mucho, de talante, y no se vio por ningún lado en lo que a flexibilidad interna se refiere. Palabras.
Se habló, y mucho, del imperio de la ley, y para nada se respeto la ley interna. Los sátrapas quitan y ponen virreyes a su antojo, de nada sirven los procedimientos establecidos. Palabras.
Se hablo, y mucho, de derechos ciudadanos, y todos los que dependen de capacidad económica, o no se pueden ejercer o se ejercen después de declararse uno esclavo del sistema financiero. Palabras
Se habló, y mucho, de igualdad, y más allá de la de género, nada de nada, y esta soporta una realidad de miles de mujeres que siguen “disfrutando” de diferencias salariales a igual trabajo que superan el -30 % que los hombres. Palabras.
Se habló, y mucho, de la España plural, y lo que tenemos es 17 mini-estados confederados con 17 formas diferentes de practicar los derechos ciudadanos y todos ellos diferentes según donde se esté. Palabras.
Se hablo, y mucho, de cerrar el mapa autonómico español, y quedan pendientes de aprobar una decena larga de estatutos revisados que más valdría se pudriesen en cualquier cajón, si de equidad en los derechos ciudadanos posibles de ejercitar hablásemos. Palabras
Se hablo, y mucho, de proceso de paz, y la “guerra” sigue. Se fracasó. Y se fracasó porque no se debe hablar con asesinos, y menos si no tienes detrás a toda la ciudadanía, a toda. Palabras innecesarias.
Se hablo, y mucho, de progreso cuando lo que querían decir es acumulación de riqueza.
Se habló, y mucho, de justicia y cada día hay más desigualdad y más injusticia.
Pero ni se habló ni se habla del desprestigio de la política y con ello del sistema. No se habla de la falta de confianza en la clase política. No se habla de las prebendas de la clase política. No se habla de las variaciones patrimoniales de los que están y de los que salen de la política. No se habla de las responsabilidades en los fiascos electorales propios. No se habla de las acciones jurídicas hacia los, hasta no hace mucho, “negociadores” de la otra parte, ahora perseguidos ya que estamos en época electoral. No se habla del dinero que los próximos al poder político están acumulando a cambio de apoyo mediático. No se habla de la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores con los que ahora se les llena la boca al citarlos. No se habla de las ingentes cantidades destinadas a comprar silencios sindicales. No se habla de cómo poner coto al derrumbe del mini-estado de bienestar que en educación y sanidad estamos padeciendo. No se habla de respeto a los ciudadanos.
Ni los ejemplos citados de unos y de otros son equivalentes, ni las circunstancias las mismas, pero lo que sí es igual es el cinismo, la desvergüenza, la capacidad de mentir, de engañar, de disfrazar, y de demonizar al discrepante.
Y si esto es así, y para mí lo es, el sistema tendrá apariencias democráticas pero si le falta la verdad y el respeto, el sistema es una pantomima, y habría que cambiarlo, cambiándolos.
Para que no haya dudas, por primera vez no voy a votar al Psoe, no estoy seguro del todo de esta vez, también, votar socialista, pero creo que votando a Izquierda Unida, voto a la izquierda y creo que ayudo a “botar” a los Zp.
1 comentario:
Eres libre que de hacer lo que quieras con tu voto, faltaría más. Pero realmente quieres que vuelvan Acebes, Zaplana, Rajoy, Oreja, Trillo.... Tu decides, pero ahora más que nunca es necesario tu voto.
http://pensamientosdero.blogspot.com/
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