viernes, 10 de octubre de 2008

LA LEY DE LA GRAVEDAD

Todos conocemos la leyenda de la manzana caída del árbol que impulsó a Newton a la indagación por la que acabo estableciendo la ley de gravitación universal.
Hoy entre los capitalistas mundiales no hay nadie que en el ámbito económico llegue al nivel de Newton, todo lo contrario, cuando ven caer una manzana podrida se afanan en que no caigan mas, consiguiendo solo, que el resto se pudran y ni una quede sana.
En esta línea, dice el vocero de los empresarios españoles, Díaz Ferrán, que no es suficiente el dinero que va a disponer el gobierno liberal de Zp para que de nuevo circulen los préstamos. Dice que al menos se necesitan cien mil millones de euros. Y cabe preguntarse, ¿y por qué no doscientos mil, o quinientos mil, o en sentido contrario, cero zapatero?. Porque lo cierto es que aunque el Tesoro Público les regalase el dinero que quisieran, nunca se saciarán, y como el intríngulis fundamental de esta crisis es que entre los prestamistas no hay confianza ya que todos han practicado las mismas aberraciones financieras, por mucho dinero que pongan en su mano, ni un solo euro saldrá de ellas para financiar a algo o alguien ajeno al propio círculo patrimonial de cada uno de esos bancos.
Como es evidente el Sr. Díaz Ferrán calla, y con él toda la panoplia de asustados capitalistas, hoy curiosamente interesados en “salvar” los ahorros de los pequeños impositores, calla y callan, que si los dineros entregados a los bancos a nivel internacional se hubiesen ofertado directamente por las residuales bancas oficiales a las empresas que generan actividad económica real, a las que generan empleo e ingresos fiscales, otra música estaría sonando en los “parquets” mundiales. Pero eso sería invadir el territorio acotado para la banca privada y eso les costaría al menos una pierna rota a las marionetas políticas que tal acción emprendiesen.
No menos evidente es que los activos que los estados están comprando son aquellos activos sucios, los impregnados por la duda de la morosidad o por la seguridad de la sobrevaloración de la garantía real contra prestada. ¿En qué cabeza cabe que los bancos, a fin de obtener financiación, cederían a los Tesoros Públicos la parte mollar, los activos de seguro cobro y de alta rentabilidad?. Es evidente que nos están mintiendo también en esto. ¿O es que los yankees y los new labours son más tontos que Solbes?
Lo que hoy ya es palpable es, que después de la millonada gastada por todos los países capitalistas, millonada nunca antes puesta en circulación por motivo alguno, que después de haberse puesto de acuerdo en actuar conjuntamente y bajar los tipos de interés, que después de aplicar estas medidas excepcionales para tratar de salvar al corazón del capitalismo, la banca, su hígado, las bolsas, los lugares donde captan el dinero de incautos o avarientos y donde manipulan en su favor la vida o la muerte de empresas, trabajadores y países, este órgano vital para el sistema financiero capitalista, se sigue derrumbando mientras que, de forma que a algunos sorprenderá, el Euribor, el referente de los tipos de interés para las hipotecas, sigue subiendo.
Empieza a quedar claro hasta para los profanos, que esto no es un problema de liquidez, que no es un problema de disponibilidades y captación de ahorro, se trata de un problema originado por unas prácticas que les han llevado a la creación de una bola de nieve que rodando en la cuesta abajo de “necesitar” cada vez mayores beneficios provenientes de actividades artificiales, de actividades económicas improductivas, ha chocado, desmoronándose, contra la pared de las normas que el propio capital se dio a sí mismo, esparciendo desconfianza reciproca entre sus actores, ya que todos han violado sus normas, unas normas que se resumían en que el capital financia actividades productivas, que a su vez generan beneficios, que repartidos, aun de forma desequilibrada, permiten que una gran masa de consumidores globalizados mantengan la demanda, que también controlan, teniendo solo que ocuparse de tensiones más o menos cíclicas en los incrementos de precios de materias primas o desequilibrios puntuales entre oferta y demanda que están perfectamente capacitados para controlar y orientar.
Así las cosas queda totalmente claro a los ojos de los que quieran verlo que la única forma de salvar la situación, es dejar caer los frutos podridos del sistema financiero, ya que es más que posible que los costes de tal caída fuesen inferiores a los hasta ahora soportados y que nada estan arreglando. Pero de otro lado, y a no ser que se pretenda que en un plazo de tiempo más o menos corto la situación se repita, y me temo que sea así, es imprescindible la drástica regulación, supervisión, control y permanente intervención de los poderes públicos mundiales mediante un instrumento de nueva planta. No valen los fracasados FMI ni el Banco Mundial, menos aun los bancos emisores que nada regulan, se impone que ese nuevo ente regulador económico mundial esté formado por representantes de todos los países, y si fuese posible, en cuantía inversa a la potencia económica del país de origen del representante y que por periodos de tiempo reducidos, hay que evitar indeseables contaminaciones, ejerzan de gendarmes mundiales sobre las formas y destinos que adoptan los flujos de capitales.
Solo he oído algo parecido, solo parecido, ya que él no pretende intervención pública y cautelas tan nítidas, y ha sido Felipe González, nada sospechoso de anti capitalismo, quien ha enunciado una línea no coincidente con la que acabo de exponer, pero matizadamente diferente a la que se está practicando. Ha abogado por mantener el sistema capitalista con ligeros controles, a lo cual, aunque no me guste y puesto que no tengo alternativa global, la racionalidad me obliga a sumarme, pero en la convicción de que si las actuaciones económicas y financieras mundiales no se regulan con la intensidad y rigor adecuados, es más que posible que en el fracaso de las actuales medidas, de nuevo el capital recurra al mecanismo que históricamente ha utilizado para resolver sus problemas, la guerra.
Eso es lo que se está jugando hoy la humanidad, no solo los ahorros de ciudadanos más o menos instalados, nos estamos jugando la supervivencia de millones de semejantes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Candido, te noto un pelin desanimado, ya no tienes ganas ni de denunciar... ¡animate hombre!