Dos datos aparentemente inconexos se han dado al mismo tiempo. El primero referente al superávit de las cuentas de la Seguridad Social, el cual alcanzó en el tercer trimestre del año en curso la “modesta” cifra de 9.476,34 millones de euros; el segundo de ellos son los beneficios del Banco Santander durante el mismo periodo de tiempo. Esta institución bancaria, la número uno de España, ha logrado amasar como beneficios declarados la bonita cantidad de 6.080 millones.
Como pueden comprobar todo un número uno en la banca nacional es goleado por los nefandos funcionarios de una institución pública, la Seguridad Social, la cual supera en más del 50% los beneficios de aquellos que dicen ser los que saben generar beneficios y hacer funcionar a la economía española. Pero como estamos en el país de las paradojas, no es el Banco de Botín el que ante tal goleada haya de someterse a proceso de reforma alguna que pretenda dar solidez y continuidad a su labor crediticia. No, quien debe reformarse es la “empresa” que mejores resultados obtiene en su quehacer social y económico por lo que “obviamente” así no puede continuar
Esta es la lógica del mercado sostenida por la lógica del neoconservadurismo socialista español y por la insaciable codicia de quienes provocan crisis y hacen que las paguen los que menos tienen.
En multitud de ocasiones he demostrado la firmeza de la economía y de las finanzas de la Seguridad Social, en ese mismo número de ocasiones he denunciado el sistemático atraco que, desde que, desde que el sistema de protección social presenta superávit, los diversos gobiernos han perpetrado contra los dineros de los trabajadores. Hoy cuando se anuncia como inevitable la sangría que de nuevo van a aplicar a las saneadísimas cuentas del sistema, volvemos a tener razones para descalificar a quienes arropan y defienden el nuevo atraco a lo público, empezando por Felipe González que el pasado lunes a este respecto nos adoctrinaba, y acabando por el nuevo ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, que ya hoy se ha posicionado a favor de la reforma.
Todos estos y otros muchos cooperantes del atraco, tanto de una derecha como de la otra, afirman que los estudios actuariales “demuestran” que, dado el desarrollo de la pirámide de población española, la tendencia que esta ha venido presentando en los últimos años, así como el desarrollo y evolución del mercado de trabajo español, el sistema de pensiones no se puede sostener en su actual estructura más allá de quince o veinte años.
Todos deberíamos estar hartos de esta reiterada cantinela, ya que desde la primera reforma de la Seguridad Social, 1985, todas las adivinaciones, predicciones, estudios y vaticinios orientados a bajar las cuantías de las pensiones y a endurecer el acceso a las mismas, junto al indisimulado interés de la banca de hacerse con el pastel resultante de la siguiente ecuación, a menos pensiones públicas más pensiones privadas, han fallado de la forma más estrepitosa, o ¿no es un estrepito que en las épocas más duras de esta eterna crisis económica el sistema de pensiones obtenga mucho mejores resultados que aquellos otros cuya especialidad y único fin es el lucro por el lucro?
Así las cosas, parece que va en aumento el rebaño ciudadano que acepta como verdad revelada lo que los plutócratas y los políticos de su nomina predican con incansable constancia, que el sistema no se sostiene y hay que reformarlo. Pero lo más llamativo es que ni los predicadores ni el rebaño quieren atender a lo que los números demuestran, que durante diez años, de los cuales ya van tres de durísima crisis de empleo y por lo tanto de reducción de ingresos por cuotas, el sistema ha obtenido un superávit de 91.039,2 millones de euros que sumados a los rendimientos de las inversiones efectuadas dan un total de 100.311,2 millones de euros, que en el imposible caso de que todos los trabajadores españoles quedasen en paro y la Seguridad Social no tuviese un solo euro de ingresos por cuotas, esos cien mil millones de euros acumulados en el periodo 2000-2009 bastarían para pagar todas las pensiones actuales durante diez meses. Pero…., claro que hay un pero, y este no es otro que de esos cien mil millones de euros, nada más y nada menos que 40.289,2 millones se los han apropiado los gobiernos de Aznar y Zp y se los han fundido en nadie sabe exactamente qué, por mucho que las sospechas de regalos amiguetes poderosos no esté descaminada.
Alguien dirá, bueno… ¿y los sesenta mil restantes, donde están? Y aquí está el otro quid de la cuestión. Aunque nominalmente estén en el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, estar lo que se dice estar, no están, ya que como los sebastianeros, (seguidores meningococicos de Miguel Sebastián), saben, están invertidos mayoritariamente en deuda pública española, situación absolutamente kafkiana que genera el siguiente circulo vicioso. Si la Seguridad Social necesitase acudir a ese fondo en busca de financiación para pagar las pensiones al haber entrado en desequilibrio la relación ingresos-gastos, se encontraría con que o bien la comisión gestora del fondo se pone a vender títulos de deuda española a la baja, operación onerosa donde las haya, o el estado emite mas deuda pública para pagar la deuda en poder de la S. Social que fuese puesta a la venta.
En resumen, que liquidez no hay y que la alcancía de la S. Social está hipotecada por los que ahora dicen que están preocupados por el mantenimiento de las pensiones públicas que, casualmente, son los mismos que se han ventilado cuarenta mil millones de euros de los trabajadores en lo que ellos, de forma descarada, es decir sin antifaz, llaman políticas económicas discrecionales del gobierno. Bendito Dioni.
Como pueden comprobar todo un número uno en la banca nacional es goleado por los nefandos funcionarios de una institución pública, la Seguridad Social, la cual supera en más del 50% los beneficios de aquellos que dicen ser los que saben generar beneficios y hacer funcionar a la economía española. Pero como estamos en el país de las paradojas, no es el Banco de Botín el que ante tal goleada haya de someterse a proceso de reforma alguna que pretenda dar solidez y continuidad a su labor crediticia. No, quien debe reformarse es la “empresa” que mejores resultados obtiene en su quehacer social y económico por lo que “obviamente” así no puede continuar
Esta es la lógica del mercado sostenida por la lógica del neoconservadurismo socialista español y por la insaciable codicia de quienes provocan crisis y hacen que las paguen los que menos tienen.
En multitud de ocasiones he demostrado la firmeza de la economía y de las finanzas de la Seguridad Social, en ese mismo número de ocasiones he denunciado el sistemático atraco que, desde que, desde que el sistema de protección social presenta superávit, los diversos gobiernos han perpetrado contra los dineros de los trabajadores. Hoy cuando se anuncia como inevitable la sangría que de nuevo van a aplicar a las saneadísimas cuentas del sistema, volvemos a tener razones para descalificar a quienes arropan y defienden el nuevo atraco a lo público, empezando por Felipe González que el pasado lunes a este respecto nos adoctrinaba, y acabando por el nuevo ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, que ya hoy se ha posicionado a favor de la reforma.
Todos estos y otros muchos cooperantes del atraco, tanto de una derecha como de la otra, afirman que los estudios actuariales “demuestran” que, dado el desarrollo de la pirámide de población española, la tendencia que esta ha venido presentando en los últimos años, así como el desarrollo y evolución del mercado de trabajo español, el sistema de pensiones no se puede sostener en su actual estructura más allá de quince o veinte años.
Todos deberíamos estar hartos de esta reiterada cantinela, ya que desde la primera reforma de la Seguridad Social, 1985, todas las adivinaciones, predicciones, estudios y vaticinios orientados a bajar las cuantías de las pensiones y a endurecer el acceso a las mismas, junto al indisimulado interés de la banca de hacerse con el pastel resultante de la siguiente ecuación, a menos pensiones públicas más pensiones privadas, han fallado de la forma más estrepitosa, o ¿no es un estrepito que en las épocas más duras de esta eterna crisis económica el sistema de pensiones obtenga mucho mejores resultados que aquellos otros cuya especialidad y único fin es el lucro por el lucro?
Así las cosas, parece que va en aumento el rebaño ciudadano que acepta como verdad revelada lo que los plutócratas y los políticos de su nomina predican con incansable constancia, que el sistema no se sostiene y hay que reformarlo. Pero lo más llamativo es que ni los predicadores ni el rebaño quieren atender a lo que los números demuestran, que durante diez años, de los cuales ya van tres de durísima crisis de empleo y por lo tanto de reducción de ingresos por cuotas, el sistema ha obtenido un superávit de 91.039,2 millones de euros que sumados a los rendimientos de las inversiones efectuadas dan un total de 100.311,2 millones de euros, que en el imposible caso de que todos los trabajadores españoles quedasen en paro y la Seguridad Social no tuviese un solo euro de ingresos por cuotas, esos cien mil millones de euros acumulados en el periodo 2000-2009 bastarían para pagar todas las pensiones actuales durante diez meses. Pero…., claro que hay un pero, y este no es otro que de esos cien mil millones de euros, nada más y nada menos que 40.289,2 millones se los han apropiado los gobiernos de Aznar y Zp y se los han fundido en nadie sabe exactamente qué, por mucho que las sospechas de regalos amiguetes poderosos no esté descaminada.
Alguien dirá, bueno… ¿y los sesenta mil restantes, donde están? Y aquí está el otro quid de la cuestión. Aunque nominalmente estén en el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, estar lo que se dice estar, no están, ya que como los sebastianeros, (seguidores meningococicos de Miguel Sebastián), saben, están invertidos mayoritariamente en deuda pública española, situación absolutamente kafkiana que genera el siguiente circulo vicioso. Si la Seguridad Social necesitase acudir a ese fondo en busca de financiación para pagar las pensiones al haber entrado en desequilibrio la relación ingresos-gastos, se encontraría con que o bien la comisión gestora del fondo se pone a vender títulos de deuda española a la baja, operación onerosa donde las haya, o el estado emite mas deuda pública para pagar la deuda en poder de la S. Social que fuese puesta a la venta.
En resumen, que liquidez no hay y que la alcancía de la S. Social está hipotecada por los que ahora dicen que están preocupados por el mantenimiento de las pensiones públicas que, casualmente, son los mismos que se han ventilado cuarenta mil millones de euros de los trabajadores en lo que ellos, de forma descarada, es decir sin antifaz, llaman políticas económicas discrecionales del gobierno. Bendito Dioni.
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