lunes, 4 de julio de 2011

EUROPA Y BEETHOVEN

Supongo que todos Vds. conocen ese dicho que afirma que….”si les debes cien mil euros a un banco, tienes un problema, pero si lo que le debes son cien millones, quien tiene el problema es el banco”.
Sabiendo lo anterior, imaginen ahora que tres países con gobiernos socialistas se ven acosados por otros dos países con gobiernos derechistas, los cuales, presionados por sus bancos, pretenden que los tres primeros pasen a ser colonias económicas suyas dado el nivel de endeudamiento que para con sus bancos tienen los de los tres primeros países.
En esa situación, esos tres países regidos por socialistas, gente que tendría muy claro que su primera obligación es atender a sus conciudadanos y especialmente a los que menos tienen, que casualmente son los que los auparon al poder político e institucional, sabiéndose conocedores de su posición de fuerza ante los prestamistas extranjeros, hacen causa común y responden a las exigencias franco-alemanas con una posición coordinada consistente en darles a elegir entre un dilatado pago a largo plazo de la deuda que los bancos privados españoles, portugueses y griegos tienen con sus colegas franceses y alemanes o salirse de la unión monetaria, recobrar la soberanía sobre su antigua moneda nacional, proceder a una coordinada devaluación y proceder a controlar sus respectivas transacciones comerciales externas sometiéndolas a autorización previa y aplicando a las importaciones procedentes de Francia y Alemania cupos y aranceles.
De este pulso podrían derivarse iniciales consecuencias negativas para los tres PGS, (Irlanda es otra cosa), tales como la disminución o retirada de fondos europeos, el cierre del acceso de la banca privada a la financiación del Banco Central Europeo, y…..pare Vd. de contar, ya que la potencia económica conjunta de estos tres países les haría, a teutones y gabachos, entrar en razón, en la razón de la necesidad de que la economía esté al servicio de las personas y no al servicio de los que desde la fuerza y no desde la legalidad democrática nos están imponiendo un sistema de vida contrario a los deseos de los pueblos.
Esos poderosos, ante tal reto, habrían de tentarse la ropa y acabar negociando, ya que de no aceptar esa hipotética apuesta y mantenerse en su neocolonialismo económico tienen más que perder que lo que pudiéramos perder españoles, portugueses y griegos. Así, las actuales imposiciones desaparecerían, las obligaciones de pago se adaptarían a las posibilidades reales de cada sociedad y de su economía, quedando por lo tanto supeditados los pagos al normal funcionamiento económico, financiero y fiscal de cada uno de esos países y sin que ninguno de ellos hubiera de soportar el retroceso de los derechos sociales que los plutócratas internacionales conchabados con sus colegas autóctonos nos están aplicando.
Y fin del supuesto, ya que como todos sabemos la premisa sobre la que se asienta la hipótesis planteada es falsa, pues ni España, ni Portugal, ni Grecia cuentan con gobiernos socialistas, ya que ninguno de ellos ha priorizado la defensa de los intereses de sus ciudadanos sobre los intereses de la banca nacional y extranjera hasta el punto de haberse rendido sin oponer resistencia alguna a los que en esta nueva forma de invasión los están despojando de su soberanía nacional.
Basta tomar palabras de gente tan poco sospechosa de izquierdismo como las que ha pronunciado Jean Claude Junker, presidente del Eurogrupo y primer ministro de Luxemburgo, quien ha sido rotundo cuando ha afirmado que Grecia verá su soberanía enormemente limitada a raíz de la expansión del proceso de privatización que deberá emprender a cambio de la aplicación del nuevo plan de rescate aprobado este sábado por los ministros de la zona euro” y continuó diciendo "La nueva ola de privatizaciones que adopten necesitarán, por ejemplo, de una solución basada el modelo alemán de la Agencia Treuhand", solución adoptada por Alemania cuando se compró la antigua RDA y que consistió en privatizar empresas y despedir a mas de tres millones de trabajadores alemanes, costes que aun no han amortizado y qie junto a las alegrías financiadoras del ladrillo del sur de Europa han llevado a los bancos franceses y alemanes al borde de la quiebra.
Lo más sorprendente de toda esta alucinante historia son sus dos evidentes corolarios. Uno, las medidas puestas en práctica por las plutocracias europeas no están funcionando y acabarán agravando la situación en el plano económico y en el social, induciendo inestabilidad y revueltas populares. Y dos, los patriotas de cartón, tanto los de la banderita en el coche como aquellos que la ostentan en la muñeca, aquellos que son mas españoles que nadie, nada tienen que decir sobre la pérdida de soberanía económica, financiera, social, legal y de derechos ciudadanos que nos están imponiendo.
Parece que está documentado que Beethoven inició la composición de su 3ª sinfonía, la Eroica, con el ánimo de dedicársela a Napoleón Bonaparte a quien tenía por liberador de Europa, hasta que, auto -coronado este, el disgusto del compositor llegó a tal punto que, rompiendo lápiz y papel, borró el nombre de Bonaparte de la partitura y afirmó «¡Ahora sólo… va a obedecer a su ambición, elevarse más alto que los demás, convertirse en un tirano!».
Algo no muy distinto afirmaría hoy día el genio de Bonn respecto a esta Europa de la injusticia, prohibiendo, iracundo, que se usase su novena sinfonía como himno de una Europa opresora y neocolonialista, entre otras razones porque nada de alegría, sino todo lo contrario, aporta esta Europa a sus ciudadanos.

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