domingo, 10 de julio de 2011

LO QUE NO PUEDE SER, NO PUEDE SER, Y ADEMAS ES IMPOSIBLE.

No tiene ningún merito el acierto que ayer sábado obtuve tras el vaticinio que, sobre el evento Rubalcaba, aquí hice el viernes. Y no lo tiene ya que era más que evidente que para poder representar ante sus propios militantes y ante su potencial electorado que Pérez Rubalcaba es una alternativa, una salida diferenciada a la degeneración socialista que el zapaterismo ha representado, solo tenía Alfredo una opción, vender socialdemocracia clásica.
Cierto que si en mi predicción me descuido, me hubiese adelantado por la izquierda A.P.R., lo cual a decir de más de uno a la salida del sarao, su discurso supuso la declaración de defunción del zapaterismo.
Noté en la retransmisión televisiva un detalle sobre el cual no quiero construir afirmación alguna, ya que ese detalle, como cimiento, pudiera carecer de la solidez necesaria, pero salvo error en la apreciación, sí pudiera servir de síntoma del futuro inmediato en el interior del Psoe. Observé que, en las muchas interrupciones que obtuvo el discursante, eran mayoría los que no aplaudían, por lo que tengo la impresión de que el zapaterismo de base, los tendidos de sol del palacio de congresos, no eran muy partidarios de lo que este “nuevo” oficiante les anticipaba, siendo solo los de las primeras filas los que batían palmas con entusiasmo impuesto por las cámaras de tv, ya que sus caras no eran precisamente reflejo de júbilo alguno.
Y como no es cuestión de repasar exhaustivamente lo que afirmó el candidato aparentemente neoclásico, me voy a limitar a resaltar dos o tres obviedades, aquellas que por su propio peso se han caído ya, sin necesidad de esperar a campaña alguna.
La primera afirmación que ya doy por evaporada es la que sostenía que el gobierno ha de establecer algún mecanismo de control sobre el urbanismo en colaboración con comunidades y ayuntamientos. ¿Por qué estimo que esta afirmación ya ha perecido? Por la sencilla razón de que serán tantos los que a ello se opondrán dentro del Psoe como desde el PP, ya que tanto interés ha habido y hay en un lado como en otro, en mantener las manos metidas en el más lucrativo saco de corrupción ladrillera que a muchos de ellos ha enriquecido.
La segunda afirmación que cae por su propio peso es aquella por la cual parte de los beneficios de la banca habrán de ser destinados a la generación de empleo. Esta otra afirmación caerá desde otra atalaya, la del obstruccionismo legal impulsado por el PP a instancias de la patronal bancaria, de tal forma que cualquier recurso constitucional basado en filibusterismo legal demoraría hasta el infinito la aplicación real de tal pretensión.
La tercera caída del viacrucis rubalcabiano es la que sufrirá uno de los soportes del concepto de igualdad, la consistente en la obtención por parte de la mujer de un salario igual al hombre a igualdad de trabajo. Y no hay que descalabrarse mucho los sesos para saber que si en una época en la que todos los poderes económicos están imponiendo reducciones de los costes salariales, no tiene la más mínima posibilidad de que se concreten incrementos cercanos al 27 %, ya que esta es la diferencia media en España entre los salarios de hombres y mujeres.
Por último y pasando por alto lo de la reforma fiscal, lo de las 17 diferentes sanidades, lo de la lucha contra la corrupción, lo de la imposible reforma electoral y lo de los privilegios de los políticos, hay una frase de su intervención que para mi demuestra la falsedad de todas sus afirmaciones socialdemócratas.
Cuando Alfredo afirmó que todos los problemas de España se han de resolver con más democracia y con más Europa, sin pretenderlo, estaba apuntillando a toda la panoplia de medidas socialdemócratas clásicas que hasta entonces había desplegado.
Difícil es que con la clase política española de la que disfrutamos se puedan implantar nuevos, más directos y proporcionales mecanismos de elección y procedimientos de participación y decisión ciudadana en la política, difícil pero no imposible, pero lo que es absolutamente delirante, hoy día, y me temo que por mucho tiempo es que, limitados legal y económicamente por una Europa cada día más retrograda y reaccionaria, y más dependiente del poder del capital, pudiera Rubalcaba ni siquiera intentar aplicar alguna, solo alguna de las medidas de carácter social que ayer pareció que descubría. Para impedirlo ahí están todos los resignados, que no rendidos zapateristas, los patriotas de los bancos, incluido su protector, el de la formula 1, y los Sarcozys, Merkeles, Camerones y Obamas de turno que, como antaño el vigía de occidente ferrolano, no duermen en su codicioso afán de dominio y explotación de sus congéneres.

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