lunes, 18 de julio de 2011

PRISA, DEL LLANO AMARILLO A GENOVA 13

Ayer hizo 75 años que el dictador aterrizó en Marruecos para desde allí proclamar el golpe de estado que acabó arruinando la esperanza de la mayoría de los españoles de entonces. De parecida forma, ayer debió escribir Juan Luis Cebrián su proclama “golpista” que hoy publica el antiguo diario de los progresistas, ya que El País dejo de ser el diario de los socialistas hace muchos años.
Sin llegar a declarar la guerra al legítimo gobierno de ZP, Cebrián y los fondos buitres que han apostado por la continuidad de Prisa de forma momentánea, hoy declaran el fallecimiento oficial de Zp y del zapaterismo. Lo acusan de no haber sabido gestionar la crisis desde la enorme legitimidad que le otorga haberse cargado, con su habilidosa gestión, un imperio mediático que solo hace unos años parecía indestructible e inmutable por muchas crisis que les cayesen.
Acusa Cebrián a Zp y a los suyos, y no sin razón, de optimismo patológico, enfermedad que ha de ser de fácil contagio ya que todos podemos recordar las proclamas optimistas y displicentes de Janli cuando sus enemigos de profesión aventaban desgracias “prisaicas” sin cuento. Y tras esas acusaciones, cual el mas ignorante de los atrevidos, se lanza a enumerar, eso sí a toro pasado, las medidas no tomadas por Zp en los primeros momentos de la crisis, despreciando la memoria de sus lectores y lo que es peor despreciándose a si mismo, puesto que en las hemerotecas están sus loas a esas mismas iniciales medidas anti-crisis que equivocada e infantilmente tomo el zapaterismo liberaloide.
Hoy, Cebrián y sus sometidos redactores, declaran oficialmente muerto al zapaterismo y en coincidencia nada sospechosa ni sorprendente para quienes hace mucho olimos su escoramiento a estribor, pide, como el PP, -su nuevo referente político y económico-, que convoque elecciones generales ya mismo. Y es que para conseguir matricula de honor en el agrado pepero, a Cebrián tan solo le ha faltado decir aquello de “vayase sr. Zp”.
De por medio, -en su declaración oficial de cambio de chaqueta-, hojarasca seudo-democrática, aparente aproximación a los indignados y a una o dos de sus “peticiones” y, finalmente, el nudo gordiano de su responso, la cuestión de los dineros y su visión de las relaciones sociales.
Desde el más descarado cinismo y desde el mas impresentable oportunismo dice ahora Cebrian: “Por lo mismo, hace años que deberíamos haber encarado una reforma constitucional que actualizara la gobernación de este país. Una reforma capaz de instaurar un Estado federal moderno, culminando y corrigiendo el proceso de las autonomías, que cuestione la provincia como distrito electoral y establezca las prioridades para las próximas generaciones de españoles. Un programa así exige no solo un liderazgo del que hoy carecemos, sino una voluntad de acuerdo en la política que permita abordar también, de manera urgente y eficaz, la reforma del sistema financiero y la modernización de las relaciones laborales, sin lo que será imposible dinamizar la economía y generar puestos de trabajo”.
No entiendo que haya un solo socialista, ni tan siquiera un solo progresista, que siga prestando ojos u oídos a la traición que ese grupo empresarial acomete otra vez contra los que antaño, con nuestro apoyo y con su correspondencia, les colocamos en un pedestal democrático y de respeto ciudadano que ellos mismos han derruido con su deriva economicista y con el consiguiente desalojo de los valores y principios que hasta no hace tanto todos los identificábamos.
Hoy ya no es así, y no solo por el amortajamiento de Zp merecen ser señalados como traidores, sino principalmente por aceptar y asumir que la izquierda social, no la izquierda institucional que pudiera ser que fuese la única que les interesase, se quede sin mecanismo mediático en el que expresar y con el que compartir los sentimientos y valores cívicos de la izquierda democrática.
Antaño en “La Codorniz” se condenaba a la cárcel de papel a aquellos que destacaban por sus artículos u opiniones especialmente deplorables, publicados en cualquier medio. Hoy habría de condenar a cadena perpetua al editorial de El País y al responsorio de Cebrián, quienes a no mucho tardar pasarán del Llamo Amarillo en el que están haciendo estas maniobras a Génova 13, donde, ellos también, nos declararán, la guerra a los trabajadores, que para eso es 18 de julio y este “Lerouxito” de pacotilla que aun vive en la Moncloa, se les rindió hace mucho sin presentar la mas mínima batalla. Como don Alejandro en el 33, quien poco después cayó políticamente por el escándalo del estraperlo. Y es que la historia se repite hasta en los más mínimos detalles.

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