¡NO A LA GUERRA!

Por mucho que se hayan reunido los máximos dirigentes de los países que más petróleo consumen. Por mucho que se revistan de aparente legitimidad internacional, sus coincidentes intereses los delatan como simples invasores de otros campos petrolíferos. Por más que se esfuercen en confundirnos de nuevo, sus contradicciones aparecen meridianas, como antaño.
Esta es la misma guerra que la que los tres de las Azores acometieron hace años. Los mismos actores, los mismos intereses, los mismos enemigos artificialmente declarados. Mientras, allá donde déspotas sumisos mantienen los grifos del petróleo abiertos a occidente, al tiempo que reprimen a sus ciudadanos, nada tienen que temer de estos supuestos defensores de la libertad.
Estos, la única libertad que defienden es la de imponer sus intereses, sus apetencias, su insaciable avaricia y, como se ha visto en todas sus anteriores arbitrariedades bélicas, la vida, la justicia, la libertad y la democracia real les importa tan poco como por aquí les importa la vida, la justicia la libertad y la democracia real de más de cinco millones de españoles que desde la prisión del desempleo no son para ellos más que números y números negativos.

Hoy nos están involucrando en una guerra para tapar el desastre nuclear japonés y las repercusiones adversas que en todo el mundo se estan dando a este sistema de generación de electricidad. Pretenden con este juego de manos un doble negocio, el de la renovación de armamento que se consuma en esta guerra y el de la extensión de la implantación de centrales nucleares so capa de silencio mediatico al desviarse el foco de atención del desastre nuclear japonés hacia esta artificial y provocada guerra.
Hoy como ayer, con la misma razón, con la misma lógica, y con la misma fuerza y determinación hay que gritar “NO A LA GUERRA”, “NO AL COMERCIO DE SANGRE POR PETRÓLEO”.