martes, 19 de abril de 2011

BOMBAS INTELIGENTES/CIUDADANOS IMBECILES




Hace unos días los demócratas del Vaticano denunciaban los muchos muertos que la guerra de Libia,-aquí llamada intervención internacional-, estaba produciendo. Hoy de igual forma, sin que, como Gila, nadie mire a nadie, ya hay quien cifra en más de diez mil los muertos y en cincuenta mil los heridos que la guerra, -humanitaria, por supuesto-, tiene ya a sus espaldas.
Y ni el Vaticano, ni su “pilatos” actual, ni los expertos contadores de muertos y heridos, que casualmente forman parte de los interesados rebeldes a los que estamos “ayudando” a que nos vendan su petróleo más barato, -de ahí que la prensa recoja sus datos-, cuentan muerto alguno asesinado por las bombas inteligentísimas que la coalición internacional anti dictadores díscolos pero con petróleo les está aplicando.
Recuerdo que cuando la otra guerra humanitaria, la de Irak, las bombas inteligentes que entonces nos presentaron en sociedad a fin de que todos los arsenales mundiales se dotasen de ellas, tenían la mala costumbre de provocar daños colaterales, que miren por dónde siempre eran niños, mujeres, ancianos u hospitales. Pero como las ciencias adelantan que es una barbaridad, y más si son las ciencias de matar, en esta otra guerra humanitaria, nuestras inteligentísimas bombas ya no tienen efectos colaterales. Es más, si matan, matan poco o sin querer.
Con estas bombas, -al parecer licenciadas todas ellas por Oxford, Cambridge y master en humanitarismo por la universidad de Langley-, no solo no tenemos daños colaterales, es que cuando en su humanitario camino van hacia un blindado libio,-de los de Gadafi, por supuesto-, bajan despacito y avisando de su llegada a voz en grito, de forma que a los del tanque les da tiempo a salir corriendo, y tras la explosión, dar gracias a Alá, pero mirando no hacia La Meca sino hacia Wall Street, que es el nuevo dios mundial, quien en su infinita bondad les salva su equivocado pellejo pro-Gadafi.
Esta debe ser la poderosa razón por la cual muertos de un lado, el de los rebeldes libios, demócratas y pro-occidentales, sí que los hay, ya que el impresentable de El Gadafi los está matando sin piedad, pero muertos de los malvados soldados leales al dictador chupasangre y come niños, y antiguo amiguete extravagante, de esos no hay ni uno. Si no vean el blindado despanzurrado de la foto y al lado su contento conductor, incólume gracias a la pericia de las bombas inteligentes y piadosas de esta guerra, que más que humanitaria, habríamos de tenerla, a tenor de lo que nos cuentan, por tragicómica, si no fuese todo para llorar.
Lo que no acabo de explicarme es como esas otras bombas españolas, la bombas racimo, -menos mal que no las llaman bombas tinaja o bombas botellón, que de políticos borrachos va la cosa-, con lo pequeñitas que son y lo mucho que matan, ¿donde llevaran el chip de inteligencia?, ¿o es que a estas, por su procedencia, se los han quitado para pasárselos al gabinete de Zp?.
En fin, que acostumbrados como están a mentirnos, todos y en todo, no descarto que cambien las constitución haciendo que los votantes sean sus inteligentes bombas y a nosotros, ciudadanos alelados, como Labordeta a los peperos, nos mandarán a la mierda, que no nos enteramos de lo que nos conviene. Vamos, que somos imbéciles.

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