viernes, 15 de abril de 2011

E.R.E “DELICTIVO”

Cuando en su avance hacia Madrid los sublevados fascistas y sus tropas moras llegaron a la Casa de Campo, tomaron como referencia artillera al emblemático edificio de Telefónica sito en la Gran Vía, ya que desde allí, los leales a la Republica observaban los movimientos que los fascistas efectuaban en ese frente, pudiendo anticipar a la infantería republicana los ataques inminentes.

Pues pareciera que hoy la Telefónica quisiera devolvernos aquellos obuses a los leales a la democracia y a la justicia, no a los que, herederos del franquismo, antaño le agujereaban su sede, ya que estos son los que hoy controlan la que era empresa pública privatizada en plan saldos Arias por los gobiernos de la derecha y de la derechona a los actuales dueños.

Hoy, esta deslocalizada empresa nos obsequia a los trabajadores españoles y a los dineros publicos con el siguiente menú económico-laboral: Habiendo ganado casi 12.000 millones de euros en el ejercicio de 2010, y habiendo acordado repartir entre sus más altos gestores 450 millones de euros y 1,75 euros por acción, se aprestan a iniciar un Expediente de Regulación de Empleo aplicable a 6.500 trabajadores españoles, lo cual, dicen, que le supondrá un gasto de 1700 millones de euros.

Si la cosa quedase ahí, poco o nada habría que objetar. Pero no, la cosa va mucho más allá.

Cuando una empresa presenta ante la administración un ERE, y esta lo acepta, la administración concernida asume costes que como es lógico salen del bolsillo de los contribuyentes y que aunque estos acaben en el bolsillo de los trabajadores afectados no deja de ser tal trasvase de dineros publicos una forma de financiación indirecta a la empresa interesada, a fin de facilitarle los objetivos económicos que desee alcanzar con tal método de aligerar su plantilla y por lo tanto sus costes laborales.

En concreto, y muy a vuelapluma, se considera por parte de expertos jurídicos y laborales que el coste que inicialmente ha de asumir la administración por conceptos salariales es del 30 al 40 % del que asume la empresa hasta el momento del pase de los trabajadores a la situación de desempleo, hecho que sucederá al cumplir los 63 años cada uno de los trabajadores afectados.

Si el coste que la propia Telefónica dice que asumirá ha sido cifrado en 1700 millones de euros, la administración habrá de desembolsar por este concepto de complementación salarial unos 600 millones de euros, equivalentes al 35 % de lo calculado por la empresa.

Pero no queda ahí la cosa de los cañonazos telefónicos contra lo público. Dado que los 6.500 trabajadores “regulados” pasarán a cobrar las prestaciones por desempleo durante los dos años anteriores previos a su jubilación, el Estado, la Hacienda pública, es decir, nosotros, los trabajadores que pagamos impuestos, habremos de desembolsar la cantidad resultante de multiplicar la mensualidad media bruta de los trabajadores beneficiarios por catorce pagas al año y por dos años de duración de tal prestación, para finalmente multiplicar tal cifra por el número de trabajadores beneficiados por tal apaño empresarial.

En resumen, considerando que los trabajadores “regulados” no serán precisamente becarios o mileuristas que por legiones tiene Telefónica, sino los más antiguos y por lo tanto los que de mas altas nominas disfrutan, hemos de tomar como salario bruto actual, la prudente y conservadora cifra de 2500 euros al mes, o lo que es lo mismo 35.000 euros al año, lo que representará un gasto publico bianual por desempleo de 70.000 euros; y dado que serán 6500 los trabajadores afectados, serán 455 millones de euros más los que en concepto de prestaciones por desempleo se sumaran a los 600 millones anteriormente calculados como complemento salarial.

En total la operación empresarial, a mayor gloria de directivos y accionistas, nos costará a los súbditos de esta corrupta democracia, la friolera de 1055 millones de euros, y encima tendremos que seguir aguantando las filípicas que sobre el incremento del gasto social y en especial en desempleo, repiten machaconamente don Cesar Alierta, y sus cuates, banqueros y plutócratas, amos de este gobierno de pacotilla.

Habrá que pasear por el cerro Garabitas con teodolito y mapa de coordenadas para a anotar la distancia y azimut que desde allí tiene el edificio de Telefónica. Que la próxima vez, los que dispararemos contra él, seremos otros.

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