Estoy seguro que esto de los cuatro partidos del siglo en un solo mes formaba parte del contrato que la clase política nacional ha firmado con los banqueros europeos y nacionales a fin de tener al personal distraído y que no se les cabreen.
Y es que lo del "fumbol", neologismo forgiano de los más acertado, tiene la virtud de llevar a la realidad lo que en la política se enmascara como algo ficticio, la total coincidencia entre los intereses de peperos y zapateristas. ¿O acaso no comparten pasiones fumboleras votantes y militantes de uno y otro partido cuando choques peloteros como los que se están dando entre Barça y Madrid producen alineamientos de unos con otros sin remilgo ideológico alguno?
Pues ya van tres asaltos y la cosa parece que está respondiendo a lo convenido. Un empate, y una victoria para cada uno de ellos, lo malo es que queda otro más y ese decantará inevitablemente la primacía político-fumbolera de la temporada.
Por si fuera poco, por si no viviéramos en el mas ideal de la muerte de los mundos posibles, como si no tuviéramos suficiente con el creciente número de princesas, infantas y marichalases patrios, por si algún atisbo de desgracia o infelicidad persistiese en esta arcadia feliz llamada España, hoy, absolutamente todas las tontovisiones que por aquí lo son, sin hacer distinción de cuál de las manos políticas mecen esas cunas de arrullamiento y somnolencia masiva, han malgastado los dineros publicos, unas, y el privado, otras, en ofrecernos “the royal wedding of the princess of Cambridge”, bodorrio populachero y anacrónico que ha tratado de ocultar la asistencia, por real invitación, de los embajadores en la City de los dictadores de Zimbawe, de Corea del Norte y de Bahréin. Y es que hasta para estos estúpidos fastos hay asesinos y asesinos.
Aquí, mientras los plutócratas del fumbol y los Borbones, todos ellos al servicio de la “estabilidad” nacional, trataban de hacernos más placentera la vida a los trabajadores, una cosa llamada EPA, que es un estudio que hace el INE, que a su vez debe ser un antro de conspiradores anti demócratas y/o comunistas, sector listillos, nos ha aguado el disfrute de tanto evento lúdico-festivo diciendo con escasísima discreción que ya hemos alcanzado el 21,29 % de tasa de paro, pero, eso sí, ¡albricias! no hemos llegado a los cinco millones de parados, ya que por fortuna y por el buen hacer de gobierno, empresarios y sindicatos, solo contamos con cuatro millones novecientos diez mil doscientos parados, u sea, 4.910.200, ni uno más y quizás alguno menos, ya que de ahora en adelante a los currantes ahogados, perdón, sumergidos, los van a reflotar, les harán la respiración artificial y ¡hala! a pagar impuestos y a reducir estadísticas negativas que ya está bien eso de consentir que las empresas te ahoguen, que para ahogar, ¿quién mejor que el gobierno y hacienda?.
Y es que lo del "fumbol", neologismo forgiano de los más acertado, tiene la virtud de llevar a la realidad lo que en la política se enmascara como algo ficticio, la total coincidencia entre los intereses de peperos y zapateristas. ¿O acaso no comparten pasiones fumboleras votantes y militantes de uno y otro partido cuando choques peloteros como los que se están dando entre Barça y Madrid producen alineamientos de unos con otros sin remilgo ideológico alguno?
Pues ya van tres asaltos y la cosa parece que está respondiendo a lo convenido. Un empate, y una victoria para cada uno de ellos, lo malo es que queda otro más y ese decantará inevitablemente la primacía político-fumbolera de la temporada.
Por si fuera poco, por si no viviéramos en el mas ideal de la muerte de los mundos posibles, como si no tuviéramos suficiente con el creciente número de princesas, infantas y marichalases patrios, por si algún atisbo de desgracia o infelicidad persistiese en esta arcadia feliz llamada España, hoy, absolutamente todas las tontovisiones que por aquí lo son, sin hacer distinción de cuál de las manos políticas mecen esas cunas de arrullamiento y somnolencia masiva, han malgastado los dineros publicos, unas, y el privado, otras, en ofrecernos “the royal wedding of the princess of Cambridge”, bodorrio populachero y anacrónico que ha tratado de ocultar la asistencia, por real invitación, de los embajadores en la City de los dictadores de Zimbawe, de Corea del Norte y de Bahréin. Y es que hasta para estos estúpidos fastos hay asesinos y asesinos.
Aquí, mientras los plutócratas del fumbol y los Borbones, todos ellos al servicio de la “estabilidad” nacional, trataban de hacernos más placentera la vida a los trabajadores, una cosa llamada EPA, que es un estudio que hace el INE, que a su vez debe ser un antro de conspiradores anti demócratas y/o comunistas, sector listillos, nos ha aguado el disfrute de tanto evento lúdico-festivo diciendo con escasísima discreción que ya hemos alcanzado el 21,29 % de tasa de paro, pero, eso sí, ¡albricias! no hemos llegado a los cinco millones de parados, ya que por fortuna y por el buen hacer de gobierno, empresarios y sindicatos, solo contamos con cuatro millones novecientos diez mil doscientos parados, u sea, 4.910.200, ni uno más y quizás alguno menos, ya que de ahora en adelante a los currantes ahogados, perdón, sumergidos, los van a reflotar, les harán la respiración artificial y ¡hala! a pagar impuestos y a reducir estadísticas negativas que ya está bien eso de consentir que las empresas te ahoguen, que para ahogar, ¿quién mejor que el gobierno y hacienda?.
Final: Da lo mismo quien sea el conejo blanco que nos ha hecho entrar en su túnel y caer en el pozo por el que aun caemos. A diferencia de la Alicia del cuento de Carroll, que no lo es tanto, nosotros sí que nos estamos haciendo daño en la caída, estamos bebiendo de todas sus pócimas y encogiendo ética, política y socialmente.
P.S.: Y que conste que sin tenerme por un Lewis Carrol chamberilero, ha sido el indecente intento de ocultar la realidad que estamos sufriendo lo que me ha recordado su célebre cuento, y este, el que me ha inducido a que lo de hoy vaya con sorna, eso sí, aliñada con mucha tristeza. ¡País!
P.S.: Y que conste que sin tenerme por un Lewis Carrol chamberilero, ha sido el indecente intento de ocultar la realidad que estamos sufriendo lo que me ha recordado su célebre cuento, y este, el que me ha inducido a que lo de hoy vaya con sorna, eso sí, aliñada con mucha tristeza. ¡País!
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