Es la propia Constitución Española la que determina la abolición de la pena de muerte en el ordenamiento jurídico español.
Lo que la Constitución no impide, y la practica política diaria demuestra que es gratuito y conveniente, desde el punto de vista de los justicieros mafiosos, es matar políticamente al compañero discrepante, incluso está bien visto por determinada gente, la mas descerebrada.
Cuando en mayo pasado los resultados electorales demostraron que el zapaterismo es mayoritariamente rechazado tanto en Madrid como en Valencia, los justicieros de Ferraz, se pusieron en marcha.
Así, habiendo sido Simancas y Sebastián los directos responsables del fracaso madrileño, ambos respaldados por Zp, que cual oso les abrazó mientras los encaminaba al cadalso, ambos fueron rápidamente “amortizados”, con el único propósito de impedir que el oleaje del fracaso pudiera alcanzar al directo y mas alto responsable. Mientras, en Valencia, mas de lo mismo, y allí Joan Ignasi Pla era el condenado al patíbulo zapateril.
Todos sabemos en que ha concluido por el momento lo de Madrid; Zp ha puesto digitalmente a un chiquito que en marzo será el fiambre político que ante el fracaso electoral amortiguará las escasas voces que pudieran levantarse contra los mandarines de Ferraz, pero en Valencia este mismo intento fracasó momentáneamente ya que los empujones que dio Jordi Sevilla, después de ser cesado como ministro, los resistió el condenado Pla, tanto estos acosos foráneos como las primeras traiciones de los locales, y hoy, a cinco meses de las elecciones, se exterioriza el acoso final y posterior ejecución del secretario general de los socialistas valencianos.
Si alguien tiene la más mínima duda de que esto sea así, pregúntense a quien beneficia esta ejecución política. Al chiquito de Zp, el Sevilla, en primera instancia, pero incluso en el corto plazo, marzo de 2008, al propio Zapatero.
Dado que no solo es previsible, sino prácticamente seguro que en la comunidad valenciana se repitan los resultados que en las municipales y autonómicas hubieron, y de acuerdo con mi teoría que sobre el mantenimiento del poder político vienen practicando los “zpboys”, antes de que el desastre se concrete, hay que tener perfectamente controlado y placado el posible atisbo de contestación de las bases de la organización.
Y ¿como se consigue esto?, pues tirando de asalariados tan descerebrados como fieles, e incrementando las nominas oficiales u oficiosas con desoficiados “talibanes”.
En poco tiempo veremos como se convoca un congreso extraordinario en el PSPV, como resulta “democráticamente elegido” Jordi Sevilla nuevo secretario general, como los múltiples pesebres que aun en la oposición se dispone pasan a ser ocupados por nuevos y febriles “sevillistas” y como, cuando el 10 de marzo se constate el desastre electoral, se harán intensos y novedosos conjuros para renovar el partido, abrirlo a los ciudadanos, modernizarlo, y lo principal, cerrarlo a cualquier tentativa de debate, critica y exigencia de responsabilidad a quienes son los responsables del linchamiento de otro compañero del partido, ZP y Pepiño.
Desconozco la situación económica y de relaciones o de favores empresariales de Joan Ignasi Pla, al igual que desconozco en que ha quedado la denuncia sobre la supuesta implicación de Pepiño en un pelotazo ladrillero en Ibiza, pero independientemente de lo que de esas situaciones resulte, Pla estaba condenado de antemano. Este es el sistema de justicia interna de ZP, este es el garrote vil político de ZP. Pero me jode, (con perdón) que el verdugo sea la SER y no Pepe Isbert.
Lo que la Constitución no impide, y la practica política diaria demuestra que es gratuito y conveniente, desde el punto de vista de los justicieros mafiosos, es matar políticamente al compañero discrepante, incluso está bien visto por determinada gente, la mas descerebrada.
Cuando en mayo pasado los resultados electorales demostraron que el zapaterismo es mayoritariamente rechazado tanto en Madrid como en Valencia, los justicieros de Ferraz, se pusieron en marcha.
Así, habiendo sido Simancas y Sebastián los directos responsables del fracaso madrileño, ambos respaldados por Zp, que cual oso les abrazó mientras los encaminaba al cadalso, ambos fueron rápidamente “amortizados”, con el único propósito de impedir que el oleaje del fracaso pudiera alcanzar al directo y mas alto responsable. Mientras, en Valencia, mas de lo mismo, y allí Joan Ignasi Pla era el condenado al patíbulo zapateril.
Todos sabemos en que ha concluido por el momento lo de Madrid; Zp ha puesto digitalmente a un chiquito que en marzo será el fiambre político que ante el fracaso electoral amortiguará las escasas voces que pudieran levantarse contra los mandarines de Ferraz, pero en Valencia este mismo intento fracasó momentáneamente ya que los empujones que dio Jordi Sevilla, después de ser cesado como ministro, los resistió el condenado Pla, tanto estos acosos foráneos como las primeras traiciones de los locales, y hoy, a cinco meses de las elecciones, se exterioriza el acoso final y posterior ejecución del secretario general de los socialistas valencianos.
Si alguien tiene la más mínima duda de que esto sea así, pregúntense a quien beneficia esta ejecución política. Al chiquito de Zp, el Sevilla, en primera instancia, pero incluso en el corto plazo, marzo de 2008, al propio Zapatero.
Dado que no solo es previsible, sino prácticamente seguro que en la comunidad valenciana se repitan los resultados que en las municipales y autonómicas hubieron, y de acuerdo con mi teoría que sobre el mantenimiento del poder político vienen practicando los “zpboys”, antes de que el desastre se concrete, hay que tener perfectamente controlado y placado el posible atisbo de contestación de las bases de la organización.
Y ¿como se consigue esto?, pues tirando de asalariados tan descerebrados como fieles, e incrementando las nominas oficiales u oficiosas con desoficiados “talibanes”.
En poco tiempo veremos como se convoca un congreso extraordinario en el PSPV, como resulta “democráticamente elegido” Jordi Sevilla nuevo secretario general, como los múltiples pesebres que aun en la oposición se dispone pasan a ser ocupados por nuevos y febriles “sevillistas” y como, cuando el 10 de marzo se constate el desastre electoral, se harán intensos y novedosos conjuros para renovar el partido, abrirlo a los ciudadanos, modernizarlo, y lo principal, cerrarlo a cualquier tentativa de debate, critica y exigencia de responsabilidad a quienes son los responsables del linchamiento de otro compañero del partido, ZP y Pepiño.
Desconozco la situación económica y de relaciones o de favores empresariales de Joan Ignasi Pla, al igual que desconozco en que ha quedado la denuncia sobre la supuesta implicación de Pepiño en un pelotazo ladrillero en Ibiza, pero independientemente de lo que de esas situaciones resulte, Pla estaba condenado de antemano. Este es el sistema de justicia interna de ZP, este es el garrote vil político de ZP. Pero me jode, (con perdón) que el verdugo sea la SER y no Pepe Isbert.
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